Egidio Brunetto, secretario de Exteriores del Movimento dos Trabalhadores Rurais sem Terra
"El apoyo a Lula y nuestra independencia son compatibles"
El Movimento dos Trabalhadores Rurais sem Terra está al frente
de las reivindicaciones históricas de los campesinos
brasileños, especialmente la reforma agraria y el fin de los
latifundios. Su camino y el del actual presidente de Brasil,
Luiz Inazio Lula da Silva, coincidieron hace casi 20 años,
cuando el dirigente brasileño era un líder del movimiento
obrero. Ahora, con Lula en el poder, el Movimento se siente
realmente representado en el Gobierno y parece estar dispuesto
a conceder tiempo al Gobierno para que atienda a sus
reclamaciones.
- ¿Cómo definiría la relación entre el Movimento y el
presidente Lula?
La relación con Lula viene de lejos. Las ocupaciones de
tierras comenzaron cuando el Partido de los Trabajadores (PT)
gobernaba en varios estados brasileños. En 1984, el contacto
con Lula es mucho más cercano porque en ese año se convierte
en un líder del movimiento obrero en Brasil. Después, la
relación política vino dada por su cargo de presidente del PT,
desde el que siempre apoyó la reforma agraria. En las cuatro
ocasiones en que se presentó a las elecciones presidenciales,
el Movimento siempre le apoyó. Ahora que es el jefe del
Ejecutivo, también estamos al lado del Gobierno del PT.
Creemos que nuestra aportación puede ser positiva en varios
aspectos, como el programa de "Hambre cero" y los planes para
erradicar el analfabetismo. Eso sí, continuaremos con nuestras
reivindicaciones. Nuestro apoyo a Lula y nuestra independencia
son compatibles.
- A principios de julio mantuvieron una reunión con Lula. ¿Qué
le solicitaron y a qué se comprometió?
En efecto, el pasado 2 de julio mantuvimos un encuentro con el
presidente Lula. Le pedimos que llevara a cabo un programa de
reforma agraria, que consideramos imprescindible. Lula nos
prometió que ésta será su prioridad en el segundo semestre del
año.
- Se dice en Brasil que hay una ruptura entre el Movimento y
el Gobierno de Lula por las ocupaciones de tierras en la
primera mitad del año. ¿Se han cerrado ya las heridas?
No hay heridas que cerrar puesto que no se ha producido
ninguna ruptura con el Gobierno brasileño. Esta corriente de
opinión ha sido difundida por un determinado sector de la
prensa brasileña, controlada por la oligarquía del país, que
lleva a cabo campañas de propaganda para enfrentar a Lula con
el Movimento. Además, durante la primera parte del año ha
habido ocupaciones de tierra como ha sucedido en los últimos
tiempos.
- ¿Cómo podrían beneficiarse los campesinos de la lucha del
Gobierno brasileño para abrir los mercados de EEUU y Europa?
La lucha no beneficiará especialmente a los trabajadores. Para
ellos es prioritario mejorar la situación interna, con la
creación de líneas de crédito y también de un seguro agrícola.
Estas medidas sí beneficiarían a los campesinos. La apertura
de los mercados es un asunto que compete mucho más a los
productores y serían ellos los principales beneficiados.
- ¿Cuál es su opinión sobre la ampliación de Mercosur de la
que hablan Lula y Kirchner?
Es importante fortalecer la región de Latinoamérica porque
está debilitada. Sistemas como el Mercosur son propicios para
el desarrollo interno de la zona y este factor debe ser más
importante que tratar de competir con otros mercados
similares. Tenemos mucho para vender, para acudir al mercado.
- ¿Cree que la existencia de los latifundios es el principal
problema de la agricultura brasileña?
El latifundio es el principal problema de la sociedad
brasileña y no sólo de la agricultura. El latifundio es el
símbolo del atraso. Además, este sector es siempre reacio a
todo tipo de cambios y a todo tipo de liberalización. Son los
únicos que no están preocupados por lo que está pasando en
Brasil. Por eso, la sociedad no ha encontrado otra manera de
democratizar la propiedad de la tierra que realizando
protestas y ocupaciones de terrenos.
- ¿Qué balance haría de los primeros seis meses de Lula al
frente del Gobierno?
El balance es positivo en general. La situación económica y
política previa a la llegada de Lula al poder era dramática,
sobre todo por el problema de los pagos de la deuda externa.
La capacidad del Estado para hacer frente a este problema es
limitada. El presidente ha controlado la inflación, que es un
aspecto muy positivo. Ahora todo dependerá de la capacidad que
tenga para organizar los recursos. La sensación general es de
avance.
* Raúl Pozo. www.americaeconomica.com