Lucha contra las empresas petroleras en la Amazonía
Sarayacu-Ecuador: Las mujeres creemos en la energía de la Pachamama
Entrevista a Cristina Gualinga, líder de la lucha contra la explotación de petróleo. Comunidad Quichua amazónica de Sarayacu.
Cuéntanos la experiencia de las mujeres en Sarayacu, de su lucha en contra de este modelo que nos imponen, que quiere extraer el petróleo y que ha causado ahora el calentamiento global. ¿Qué acciones hicieron las mujeres, cuál fue su experiencia?
La experiencia que tengo es que en Sarayacu, desde hace mucho tiempo, 30 años atrás, se vino ya socializando la situación de las petroleras, porque siempre han entrado, sin permiso, sin consulta de nada. Entonces todo el pueblo estaba preparado. Esta compañía desde hace mucho tiempo nos molestó, que quiere entrar a trabajar, inclusive ofreció dinero a las mujeres y a los hombres en algunas reuniones y nosotros siempre rechazamos, decimos que: no moleste, porque no estamos vendiendo, tampoco estamos pidiendo un dinero que sea superior a lo que nos ofrecen, nada, no nos moleste porque no queremos. Pensamos de raíz que NO. Habíamos entonces más voces, más encuentros teníamos las mujeres para oponer fuerza, y los hombres claro que nos apoyaban en esto.
En el tiempo que entraron [la compañía CCG], ya tuvimos que hacer acciones. En ese tiempo las mujeres ya estaban preparadas cuando la empresa ya empezó a botar helicóptero con sus trabajadores, con materiales, entonces había una canoa muy grande para llenarse con todas las mujeres e impedir la entrada de los trabajadores. Se fueron río arriba, en una playa estaban, y ahí les fueron a buscar; el helicóptero se escapó, pero a los hombres les llevamos a la comunidad, no para maltratarles sino para decirles que tienen que dejar, que no se metan a trabajar –porque eran los mismo kichwas de otra parte-. Que nos hacen daño y que la tierra nuestra no queremos que se destruya, queremos mantenerla como está, intacta como nos han dejado nuestros ancestros, no queremos que vengan a robar lo que es nuestro.
Nosotros no tenemos dinero así, pero somos ricos con nuestra tierra que tenemos, con todo lo necesario para sembrar, se les dijo. Entonces se fueron, pero se volvieron enemigos de nuestra comunidad y después hubo enfrentamiento con el pueblo de Sarayacu y la compañía siguió, hizo más fuerza: con helicóptero y con ejército. La gente fue a impedir en áreas donde ellos querían hacer el helipuerto. Pero los jóvenes luchaban, se paralizó totalmente la comunidad, toda actividad social: colegios, escuelas, organizaciones, gobernaciones, de todo. Entonces todos los niños se quedaron con unas ancianas que no podían ir lejos y se volcaron todos a la selva: mujeres embarazadas, jóvenes, estudiantes, niños de 11-12 años, todos, para que haya fuerza, porque no teníamos más gente que viniera de otras partes. Entonces se colaron en cada parte donde pretendían abrir trocha, para poder entrar con helicóptero, dejar sus equipos y seguir trabajando.
Era una locura, que duró como 3 meses, hasta que un grupo de mujeres fue detenido por los militares. Ellas no querían bajar de la canoa, pero las obligaron y les quitaron sus mochilas, sus shigras para registrar que es lo que tienen ahí, su ropa y sus cositas y todo les quitaron. Los militares valientes con mujeres, pero hasta un cierto punto, cuando les cogieron a ellos desprevenidos, las mujeres les quitaron las armas.
Bueno, era un tremendo problema que se soportó y luego tuvieron que entrar la gente del Gobierno para poder arreglar. Hubo diálogo con los militares de la base de Pataza y de acá, y los encargados del Ministerio y hubo reunión de todos y se les explicó qué es lo que queremos. Porque a veces ellos piensan que con dinero, o con decir que: vamos a dar escuela, puente, comida, vamos a afiliarles para que las mayorcitas estén bien…
No es esa la situación, la situación es que pensamos de raíz que no se destruya la tierra, porque es lo único que nos queda a nosotros de todo lo que nos quitaron. La tierra es nuestra supervivencia porque ahí lo tenemos todo, toda la producción alimentaria que es lo primero del mantenimiento de la familia y la tranquilidad, porque con gente ajena en nuestro territorio no había nunca tranquilidad, ellos no cogen un pedazo, sino hectáreas, 200-300 y luego se hacen dueños y nosotros tenemos que pedir permiso, ¡NO!, eso no vamos a permitir.
La resistencia continúa, ahora vamos a seguir socializando a los jovencitos que en ese tiempo estaban más pequeños y ahora ya están más grandes. Hace dos meses estaban entrando los del gobierno para desactivar 20 km. de dinamitas que había sembrado la compañía CCG, violando lo que estábamos impidiendo, trabajando de noche con gente indígena de otras partes que conocen el lugar. Pero no se les dejó, y eso quedo ahí. Y les mandamos sacando de una vez.
Demandamos al Estado y a la Corte Interamericana de los Derechos Humanos. Ellos nos han dado apoyo y el Estado Ecuatoriano tiene orden de desactivar todo lo que está ahí regado. Con el Gobierno pasado, no se pudo y el Gobierno de Correa ya empezó hace tres meses. Ya tienen sacadas algunas que estaban regadas en el suelo, pero de las que están enterradas no han podido sacar, es difícil, no sé qué determinación van a tomar. Va a durar 4 años este trabajo. Nosotros tenemos que tener mucho cuidado.
Hubo un tiempo que quisieron mandar a personas que vayan a Sarayacu para negociar, pero tenemos personas que dijeron que no se puede entrar, porque el Gobierno tiene que entrar luego de conversar con los dirigentes de la comunidad, y ellos que vengan a nosotros, a la base, a socializar. Si es que hay permiso, pueden entrar, no así nomás, porque no es libre. Porque muchas cosas pueden suceder.
¿Entonces las decisiones pasan primero por los dirigentes y después por ustedes, por las mujeres?
Claro, sí, no es porque son del Gobierno que pueden entrar y punto, no es así, allá es cosa seria. Tienen que enviar documentos a la comunidad, a los dirigentes, éstos socializan con la comunidad. Si la comunidad acepta el diálogo, pueden entrar, de lo contrario no. Todos tienen que entender eso, que no estamos para que nos ofrezcan una cosa más, tal vez más dinero u otra cosita.
Hay que darse cuenta que ahora ya no es tiempo de antes, ahora conocemos los derechos que tenemos, entonces todos los seres vivos tienen derechos. Tiene derecho todo lo que nos alimenta; por eso en esta vez se hizo el levantamiento por el agua, y esto de la energía también, porque eso están negociando y ya mismo saldrá alguna ley. Todo lo que luchamos es por la vida de todos. Estamos salvando el planeta, estamos salvando todo lo que nos trae lo bueno. Claro que se utiliza las cosas del petróleo, pero trae asimismo consecuencias negativas. Hay que buscar, no hay que tratar de quemar el mundo antes de que sea tiempo, porque la explotación petrolera es lo que está terminando con los humanos.
Y desde las mujeres de Sarayacu, y desde usted como mujer ¿qué propuestas hay para contrarrestar este modelo de desarrollo?
La propuesta es que estemos alerta en todas las Provincias y no dejemos, porque no solo eso nos da vida. Hay otras situaciones, otros trabajos que nos dan vida, más unidos, y más fácil. No que vengan unos proyectos grandotes de alguna parte y que destruyan peor. Hay proyectos que dañan, otros que si están buenos, hay que analizar. Entonces el mensaje de nosotros es que en todas partes estén listos, que no se dejen engañar porque debemos luchar todos para mantener nuestro planeta en sanas condiciones, que haya vida, que no se modernicen más, porque el modernismo es lo que nos está acabando. El modernismo está exigiendo, que queramos todo lo que hay a diario, que para eso no hay dinero y vamos a estar todas las veces en marchas en la calle pidiendo una y otra cosa. Pero antes, unos 100 años atrás, no había eso, la vida era más tranquila, porque no había tanto modernismo, así como es favorable, es perjudicial.
¿Por qué crees que es tan importante que las mujeres se organicen, como en Sarayacu, ¿por qué crees que en las mujeres está la fuerza que ustedes encontraron para su lucha?
Porque las mujeres estamos igual con la tierra, tenemos hijos que están para el futuro, y estos hijos tiene que ver todo lo que tenemos hoy nosotros, y los que tenían nuestros padres. Y la tierra produce igual y la tierra es lo que nos va a tener en sanas condiciones toda la vida en el futuro. Sin tierra, no somos nadie, el dinero, montón de dinero no nos va a servir para nada si no tenemos tierra para producir. Y la fuerza de la mujer es porque somos más honraditas, estamos con más fuerza como madres.
Para nuestros hijos, queremos lo bueno que hay en el futuro, no que sólo lo vean en los libros y que digan: esto había en tal parte, esto ha sido, quedamos así como ha quedado Quito, en escombros para los pueblos indígenas, porque no hay más que solamente la imagen que utilizan para decir que así eran antes. Porque Quito era de los quitus y hoy tenemos tantos edificios, así va a quedar de todas partes, solamente vamos a decir que en tal parte vivieron tales pueblos y nacionalidades, que ahora ya no hay.
Entonces yo lucho por la educación bilingüe también como profesora, por el idioma que no se pierda.
Ese es el poder de las mujeres que creemos en la energía de la Pachamama, que como es mamá nos protege, entonces ahí estamos luchando porque para lo bueno hay que ponernos todos. El hombre tiene más fuerza, la mujer es más débil, pero tenemos palabra.