190 años después: Doctrina Monroe versus el Congreso Anfictiónico de Panamá
En el año de 1823, Estados Unidos emitió la Doctrina Monroe: "America para los Americanos", la cual fue elaborada por John Quincy Adams y atribuida a James Monroe. La doctrina supuestamente era dirigida a las potencias europeas, y señalaba como los Estados Unidos no toleraría la intromisión de potencia alguna en el continente.
Sin embargo para los Estados Unidos y precisamente para Monroe, existía la singular experiencia de la Isla de Amelia, en la Florida, donde 150 patriotas venezolanos la ocuparon en 1817, bajo el comando de Gregor Macgregor, siendo la fuerza bolivariana posteriormente desalojada por las tropas de Monroe, las que de paso aprovecharon para apoderarse de la Florida, la cual hasta esa fecha se encontraba bajo el dominio español.
Simón Bolívar en su visionaria Carta de Jamaica (1815), señalaba el ominoso papel que jugaría en un futuro los Estados Unidos y sus intenciones colonialistas. En el 1826 convocó al Congreso Anfictiónico de Panamá, para crear un bloque de naciones latinoamericanas que pudieran responder como tal a las agresiones imperialistas. Expresamente ordenó no invitar a los Estados Unidos al Congreso, sin embargo con la traición enraizada que padecemos en América Latina, Francisco de Paula Santander procedió a invitar al país del norte.
Ya para 1840, los Estados Unidos procedieron apoderarse de la tercer parte de Mexico, invocando la infausta política Monroe, la que llegó a su apogeo en los albores del siglo XX, cuando Theodore Roosevelt puso en práctica su famosa frase "Hay que hablar tranquilamente a la vez que se sostiene un gran garrote", la cual conllevó a la apropiación de Panamá y la implementación de la política de las cañoneras a lo largo de América Latina.
Ciertamente uno de los capítulos más tristes de nuestra historia, es la invasión a Honduras que parte de un Burdel en Nueva Orleans y tres meses después los conspiradores se encontraban en la casa presidencial en Tegucigalpa. Sam Zemurray (banana man) financió a Manuel Bonilla y su ejercito de mercenarios gringos para apoderarse de Honduras y así proceder a implementar un modelo de estado manejado por una multinacional frutera. Hoy en día se puede considerar a Sam Zemurra y su cipayo Manuel Bonilla como los padres del modelo de república bananera que persiste hasta la fecha.
El modelo colonialista impuesto por los Estados Unidos a lo largo del Siglo XX, encontró su tropiezo con el arribo al poder del geoestratega Hugo Chávez y su visión Bolivariana. A partir de 1998 comienza la creación de un bloque antihegemónico, por intermedio de la Alternativa Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América, conocida como el ALBA, y el que ha logrado con cierto éxito frenar los tratados de libre comercio impuestos por la administraciones de los expresidentes Clinton y Bush, poniendo en jaque la iniciativa estadounidense del Área de libre Comercio de las Américas (ALCA)
El Alba en su esencia no es más que la visión de la unión de los pueblos de América Latina para responder a las agresiones económicas, políticas y militares provenientes del norte, tal como lo planteó Simón Bolívar en su visión del Congreso Anfictiónico de Panamá.
Por supuesto que los Estados Unidos viene haciendo todo lo posible por desarticular el movimiento social latinoamericano y su respuesta de visiones hegemónicas que han incrementado el abismo entre las clases sociales y incrementado la pobreza de los más desfavorecidos.
El nefasto golpe del 28 de junio pasado en nuestro país, no es más que una respuesta del imperio a los procesos de descolonización promovidos en América Latina. No obstante el trabajo de desinformación y promoción de grupos afines a la reducida elite dominante, promovido por la National Endowment for Democracy (NED) y la USAID, fueron incapaces de prever la respuesta de la gran mayoría de los desposeídos del país que hasta la fecha permanecen en pie de lucha, refutando la visión impartida por los medios de comunicación - muchos de ellos autocensurados - promotores del golpe de estado.
La polarización de clases y el socavamiento del estado de derecho por intermedio de una Corte Suprema de Justicia y un Ministerio Público sin verguenza, que se han comportado afines a las políticas intervencionistas del imperio, y se han convertido en cómplices de la destrucción de la democracia.
El experimento político militar que se esta efectuando en Honduras, no es más que una receta elaborada por los neoconservadores estadounidenses para diluir cualquier intento de frenar la Doctrina Monroe e implementar la visión bolivariana del Congreso de Panamá. Honduras ha sido escogido como el campo de batalla entre la visión hegemónica y la independentista.
Mientras tanto, el gobierno de facto ha demostrado una vez más su actitud sumisa al imperio: muestra de ello es la presencia de Bennett Ratcliff y un interprete en las negociaciones de San José, auspiciadas por Hillary Clinton y el presidente Arias, donde los delegados del golpista Miceheletti, consultaba los pasos a seguir con el funcionario norteamericano. Estas son señales innegables del sometimiento absoluto de los golpistas a las indicaciones de la administración Clinton_Obama.
Pero la señal más clara del gobierno de facto es la inclusión del torturador Billy Joya como ministro asesor de Micheleti. Esa escogencia es una señal macabra para un pueblo que fue sometido durante años a una guerra psicológica por parte de los secuestradores del poder, que durante décadas han mantenido a los hondureños sometidos y pretenden a través del miedo repetirlo en una ocasión más.
A pesar de todos las estratagemas de dominación de parte del imperio y la agresión hacia el el pueblo hondureño, la resistencia continúa. Para la OFRANEH la restitución del orden institucional no consiste únicamente en el retorno del presidente Manuel Zelaya. Los objetivos de la lucha van más allá. Los pueblos Indígenas y Negros exigimos cambios constitucionales que nos visibilicen y garanticen el reconocimiento de nuestros derechos, y sobre todo que tengamos la certeza de la existencia de una democracia participativa, donde el pueblo soberano tome sus propias decisiones y dejemos ser caricaturas al servicio de los intereses foráneos.
A los casi dos siglos de la Doctrina Monroe y del Congreso Anfitiónico de Panamá, los pueblos de América Latina luchamos por nuestra verdadera independencia y el derecho a la no injerencia. Es hora que la administración Clinton-Obama reconsidere su política intervencionista y proceda a una relación de respeto hacia América Latina
La Ceiba 16 de Julio del 2009.
Organización Fraternal Negra Hondureña, OFRANEH