Defender la vida, antes que el lucro
La única solución a la crisis global es construir el Buen Vivir para todos los pueblos
Hoy termina en Nueva York la Conferencia de las Naciones Unidas sobre la crisis económica mundial, en la que participan representantes de ciento treinta países, en un intento de buscar soluciones a la grave crisis que afecta el planeta.
¿Qué soluciones? ¿Nuevas inyecciones de capital a los responsables, los grandes bancos, las grandes empresas transnacionales? Y para los directamente afectados: trabajadores, pueblos, seres humanos de carne y hueso, ¿nada? Las personas y los pueblos no pueden ser considerados solo como “daños colaterales” o cargados al rubro de “costo social”.
Tampoco se trata de reforzar las medidas que han conducido a la crisis: más liberalismo, más facilidades para la inversión privada, menos derechos laborales, mínimos controles ambientales, aumento de la deuda externa y la deuda ecológica, más grave vulneración de los derechos humanos y los derechos colectivos, mayor recorte de las soberanías nacionales, más desconocimiento de la diversidad de identidades culturales y propuestas de desarrollo. Todo esto configura el verdadero problema, así que de ninguna manera puede considerarse como solución.
Lo primero que hay que dejar claramente establecido es que la crisis no es solo financiera, así que no se resolverá con acuerdos económicos. Es una crisis integral: climática, económica, productiva, social, cultural, del pensamiento occidental. Tantas y tan profundas crisis simultáneas configuran una auténtica crisis de civilización: el final del mito del desarrollo y la modernidad capitalista. El fin de una civilización que, además, nos está llevando al borde de la hecatombe climática, el suicidio planetario.
Frente a una crisis integral y global, la solución debe ser también integral y global. Necesitamos construir los paradigmas de una nueva civilización que supere aquella iniciada hace cinco siglos, a partir de la invasión, el saqueo y el genocidio, origen de la riqueza de los países imperialistas. Debemos rescatar de las antiguas civilizaciones su modo de vida en armonía con la naturaleza, los seres humanos y los pueblos. Vivir la diversidad universal con equidad, reciprocidad, complementariedad.
Ahí está lo solución definitiva a la crisis global: romper con el pasado y apostar por el futuro, un futuro de Buen Vivir para todos y todas. Para lograrlo, es requisito indispensable cerrar las heridas abiertas por el modelo imperialista: reconocer la deuda histórica con los pueblos originarios y la deuda ecológica con la Madre Naturaleza.
Los pueblos indígenas del Abya Yala acordamos en nuestra IV Cumbre Continental, construir el Tribunal de Justicia Ecológica, para sancionar moralmente a las transnacionales depredadoras y los Estados cómplices; en el camino a lograr la instalación de una Corte Internacional de Derechos Ambientales.
La ONU representa a los Estados que insisten en mantener el neoliberalismo y maquillar la crisis; que continúan aferrados al modelo económico depredador y causante de la hecatombe climática. Por eso los pueblos avanzan en sus propios procesos de integración, en defensa de la vida de todos y no del lucro de unos cuantos. Ese es el camino por el que invitamos a todos y todas a transitar.
Lima, 26 de junio de 2009.
Miguel Palacín Quispe
Coordinador General CAOI
COORDINADORA ANDINA DE ORGANIZACIONES INDÍGENAS – CAOI
Bolivia, Ecuador, Perú, Colombia, Chile, Argentina