A la clase trabajadora, en su día

2009-04-30 00:00:00

Trabajadores

“Con los pobres de la tierra quiero yo mi suerte echar.”
José Martí

Obrero que trabajas con la muerte
en las minas,
en las construcciones,
en los túneles de desagüe,
en los trenes,
en las jornadas nocturnas,
en las líneas de conducción eléctrica,
en las fábricas,
en los muelles,
en las grandes tragedias
y en las calles.

Obrero que comes o no comes,
según anden el tiempo y los salarios;
que sufres y te alegras, a la vez,
por el hijo o el compañero enfermo
y por el cumpleaños de tu madre.

Hijo del sudor,
del esfuerzo,
de la pena,
de la lucha constante
por mejores condiciones de trabajo,
por un mundo más justo,
por cambiar la vida.

En la luz,
en la sombra,
haya sol o llueva,
mientras otros festejan, duermen o delinquen,
eres sostén y palanca del mundo.
Pero esto se desconoce,
se olvida,
se calla
o innoblemente se niega.

Un día caes de un andamio,
de un puente
o te aplasta una viga o una grúa
y te vas sin una queja,
como hoja de árbol
o gota de lluvia.

Entonces tu nombre aparece
--por primera y única vez--,
en el periódico
y luego es borrado de las planillas,
de las mañanas,
de los informes,
de los saludos.

Posteriormente
--como casi todos los muertos--,
entras a un limbo triste,
saturado de silencios y sollozos,
de cenizas y de olvido,
que gradualmente se apagan y se enfrían.

Entonces dejas de ser Pedro, Pablo, Juan, Jesús o José,
porque ya la muerte y tú son una sola cosa:
esa que acompaña siempre el trabajo de los hombres.

Dimas Lidio Pitty
Potrerillos, 27 de marzo de 2009