Diversidades y cambios
Miradas múltiples al feminismo
Cuatro mujeres, desde diversas perspectivas, continuaron tratando hoy el tema “Diversidades y cambios civilizatorios: feminismo del siglo XXI” en el último día de sesiones del III Foro Social Américas que concluirá mañana en ciudad Guatemala.
Dolores Salles, de la CLOC-Vía Campesina de Guatemala presentó panorama de la mujer de campo y cómo los megaproyectos y la cultura patriarcal capitalista impacta en la vida y las relaciones sociales de las mujeres del continente. Ella misma introdujo a las otras tres panelistas: Isdabel Ascensio de la Red Mesoamericanas en Resistencia, de El Salvador; Milloray Painemel de ANAMURI, de Chile, Tica Moreno de Marcha Mundial de Mujeres (MMM) y Verónica León Burch de FADAEPS.
Cada una desde sus experiencias y vivencias personales y en sus respectivas organizaciones explicaron cómo el feminismo es un movimiento amplio, diverso y complejo, que ha ido evolucionando hacia formas más dinámicas y transformadoras sustentadas en las prácticas civilizatorias que oponen el sentido de ser y sentir como mujeres al modelo de explotación, exclusión y discriminación prevaleciente en el mundo.
Isabel Ascencio, por ejemplo, relató cómo desde el movimiento de mujeres mesoamericanas por una vida digna ellas encontraron sentido a sus luchas, luchas no exentas de tropiezos y frustraciones, lograron articularse en torno reclamos de derechos fundamentales como la paz, la vida, la justicia y la igualdad, y haciendo esfuerzos profundos por deconstruir estereotipos establecidos sobre el cuerpo y la espiritualidad de la mujer desde las mujeres mismas.”Lo más importante, comenta, fue darnos cuenta de la necesidad de luchar por el poder, pero no por un poder jerárquico y vertical, sino por posicionarnos como movimiento en cuanto a valores éticos y principios en torno a crear formas nuevas de pensarnos a nosotras mismas para poder enfrentarnos a esa dominación patriarcal milenaria”.
Por su parte, la dirigente mapuche Milloray Painemel propuso una reflexión en torno a cómo también en estos espacios, a las mujeres indígenas se nos tiende a folclorizar por el uso de nuestros trajes. “Nosotras, dijo, venimos haciendo un aporte significativo a los movimientos. Sabemos que cuando se proponen cambios radicales no es fácil lograrlos. Hoy sabemos que la convivencia con mujeres que no son indígenas no ha sido fácil, igual cuando se nos pretende meter en una cajita que dice “feminismo”. Creo que pueden existir muchas formas de organizarse sin tener que etiquetar a nadie por el trabajo que haga o por el origen de sus luchas. La participación de nostras se viene dando desde hace mucho tiempo a partir del Chile de los años 30 y 40 del pasado siglo XX y desde organizaciones mixtas”.
“En el caso de ANAMURI, explica, las mujeres hemos desempeñado un papel importante no sólo en la manera en que hemos organizado nuestro trabajo y lucha por la defensa de nuestros territorios originarios sino en el reclamo de los derechos como campesinas pero no simplemente para estar en la casa y en las faenas habituales sino para tener voz y participación”.
Para Tica Moreno de MMM, de Brasil el reto no sólo se presenta desde el punto de vista de lo material y lo simbólico sino desde el concepto etario. ¿Cómo lograr que la voz y la experiencia de las mujeres jóvenes sea tenida en cuenta en la lucha mayor por un nuevo paradigma de mujer que no sólo luche por sus derechos sino por el modelo injusto, patriarcal y capitalista que asfixia e invisibiliza a las mujeres sino a todas y todos los excluidos.
Por último Verónica León Burch hizo un análisis de cuáles son las estrategias del marketing en la lógica del mercado que ha colocado al cuerpo y a la imagen de la mujer como mercancía y como valor simbólico de deseo para el hombre para el modelo patriarcal, machista y discriminatorio del saber y el ser mujer. Y dijo que las formas de mercantilización de la mujer, que de alguna forma siempre existieron, ahora se han transnacionalizado más.