Todos los días son días de terror
El 11 de septiembre la prensa se llenó con lo que sucedió hace un año, cuando un
atentado terrorista derribó las dos torres del World Trade Center (WTC) de Nova
York, en los Estados Unidos. Como es característico de la gran prensa, tan sólo
se mostró la parte de la cuestión que interesa a Estados Unidos.
La prensa no profundiza en las razones que llevan a una persona o a un grupo a
cometer tal acto. No escucha lo que dice la cantante Madonna: "debemos pensar,
verificar dónde nos equivocamos y descubrir porqué somos tan odiados en el mundo
entero". Ella sólo es una de las voces en contra. Hay millares de otras personas
que cuestionan la política belicista, sanguinaria e imperialista impuesta por
Estados Unidos al planeta. Si estas voces apareciesen en los grandes medios de
comunicación conseguirían que el mundo supiese la verdad: Estados Unidos utiliza
estrategias nazistas para dominar el mundo.
El corresponsal brasileño en Estados Unidos, como tantos otros, está contento
porque tiene acceso a las noticias en la fuente, es decir, en el Departamento de
Estado norteamericano. Hace un año, este reportero se convirtió en el chico de
los recados de Washington; hace un año que intenta justificar la agresión de
Estados Unidos a Afganistán.
En el mismo tono (pastel) anuncia ahora que Estados Unidos pretende hacer la
guerra contra Irak. No existe un motivo, pero sin embargo van a hacer la guerra
porque necesitan derribar a Sadam Husseim, colocar en su lugar a un gobernante
manipulado por ellos y tomar posesión del petróleo de la región. Sin embargo, el
reportero no dice que esto es un nuevo acto de terrorismo de Estados Unidos, que
será una nueva matanza, una nueva agresión a un pueblo soberano.
La pregunta es: ¿los reporteros de la gran prensa, de modo general, saben o no
que son cómplices de un estado asesino y terrorista como Estados Unidos? ¿No
saben que Estados Unidos es la única nación del planeta condenada por un
tribunal de la ONU por práctica de terrorismo en el mundo? ¿Que a causa de
practicar históricamente la invasión de otras naciones y de apoyar el terrorismo
explícito, los Estados Unidos se oponen a firmar una normativa de la ONU que
castiga el terrorismo?
Lo que se quiere aquí es mostrar que ese poder se construyó y continúa siendo
construido a costa de sangre, sudor y lágrimas de gente en todos los rincones
del planeta. Aquí se habla de los Estados Unidos que invadieron Cuba, Colombia,
la República Dominicana, Vietnam, Corea del Sur, Nicaragua, Panamá, Haití, Irak,
Afganistán, Yugoslavia. Un país que patrocinó la implantación de dictaduras en
Brasil, Perú, Chile, Paraguay, Argentina, Irak; que financió acciones
terroristas en El Salvador, Guatemala, Haití, Sudán.
¡Los yanquis llegaron a América Latina y al Caribe!
Aquí se encuentran las bases militares de Aruba-Curação (Antillas holandesas),
Comalapsa (El Salvador) y Manta (Ecuador). Ésta última permite vigilar toda la
región andina. Está también la isla de Viesques, al sudeste de Puerto Rico,
donde los yanquis prueban su armamento nuevo. Hay todavía una base en territorio
cubano, Guantánamo, adonde son llevados y torturados los prisioneros de guerra
norteamericanos. Hay bases en Honduras y Barbados. Los Estados Unidos están
también presentes en Colombia, con dinero y armas.
De acuerdo con Juan Carlos Galindo, los Estados Unidos se aprovecharon del
ataque a las dos torres para practicar más terrorismo. La presencia militar
norteamericana aumentó un 20% después del 11 de septiembre. Hay 300 mil soldados
distribuidos por 140 países, velando por el imperio norteamericano.
Hasta mediados del 2002, los EUA tenían una base en Uzbequistán con 2 mil
soldados; en Tadjaquistán y Kirguizistán, 3 mil; en Afganistán, 5 mil. En el
Golfo Pérsico, con el apoyo de las monarquías déspotas de la zona, mantiene a 20
mil soldados, siendo más de mil entre Omán, Emiratos Árabes y Qatar; otros mil
en Bahrein, donde está el Estado Mayor de la quinta flota; 4.800 más en Kuwait.
En Arabia Saudita los Estados Unidos tienen tres bases militares y más de 5 mil
soldados. En Turquía hay 2 mil marines para dar apoyo a la guerra contra Irak.
Y no acaba aquí.
Los antiguos habitantes de una pequeña isla en el Océano Índico, Diego García,
propiedad del viejo imperio británico, fueron expulsados en 1971 para que se
instalase en ella una "superbase" militar norteamericana con 4 mil soldados.
Hay bases incluso en países considerados soberanos, como España (Morón y Rota),
Italia (Aviano), Alemania. Hay tropas norteamericanas en Grecia, Hungría,
Islandia, Dinamarca, Noruega, Holanda, Luxemburgo, Portugal, Albania (desde la
guerra de Kosovo). Con el crecimiento del poder chino, Estados Unidos amplió su
presencia en el Pacífico. Estados Unidos mantiene 37 mil soldados y 100 aviones
de combate de última generación en Corea del Sur y más de 50 mil hombres en
Japón, sobretodo en la base de Okinawa. 600 soldados fueron enviados hacia las
Filipinas y hay más de 200 soldados entre Yemen y Georgia.
Hay que unir a esta presencia física planetaria ostensiva el increíble arsenal
tecnológico esparcido por el cielo, incluyendo satélites espías e Internet.
¿Dónde estaba la gran prensa cuando en agosto de 1998 los Estados Unidos
bombardearon una fábrica de medicamentos en el Sudán, dejando a millares de
personas sin tratamiento médico y llevando a millares de niños a la muerte? Por
ahí fuera sí puede matar, ¿no es eso?
A partir del 11 de septiembre, el terrorismo internacional se convirtió en el
nuevo enemigo. George Bush afirmó que los EUA son el Bien y que quien no esté
con ellos es el Mal. Cuando el WTC se desmoronó, la reacción norteamericana fue
la clásica: venganza contra el enemigo. Y la prensa lo aplaudió. Hasta hoy no se
ha probado que Bin Laden fuera el culpable, pero la prensa quedó satisfecha con
un nuevo pedazo de vídeo "obtenido secretamente", donde se demuestra una posible
relación entre el "multimillonario saudita" (es así como la gran prensa trata a
Bin Laden) y el ataque al WTC. El vídeo tenía cortes, censurado por el
Departamento de Estado norteamericano, pero el reportero ya está contento porque
consiguió sonidos e imágenes para su reportaje.
También está contento por cubrir una guerra lejos de casa. Ni se da cuenta de
que toda guerra de los Estados Unidos, desde 1945, se hace, cobardemente, contra
naciones pobres y miserables, y bien lejos de casa. Además, al reportero le
alegra estar del lado de quien va a ganar la guerra. Es una guerra contra el
Tercer Mundo de donde él viene y eso le avergüenza. Es evidente que el reportero
se pondrá del lado moderno, el que mata con armas inteligentes,
fundamentalistas. Este periodismo llora por los héroes del World Trade Center y
siente la misma ira que los norteamericanos contra aquellos que osaron
enfrentarse al imperio. Y jamás se pregunta por qué el mundo entero siente tanto
odio por los Estados Unidos...
* Dioclécio Luz es periodista, asesor del PT en la Cámara de los diputados.
(MST Informa, Año II - nº 22, viernes, 13 de septiembre de 2002)