Costa Rica: Órganos humanos: al por mayor y al menudeo
La noticia de que el TLC no deja nada por fuera y el comercio de órganos humanos es parte del mismo ha provocado indignación, pavor y repulsa al pueblo de Costa Rica. Oír y leer que un riñón no es más que una \"mercancía\", ha originado una conmoción superior a la que produciría un tsunami. Los costarricenses no estábamos preparados para recibir una noticia tan monstruosa. Creíamos que semejante barbaridad era cosa de ciencia ficción.
Inmediatamente salieron a relucir los asesinatos de niños en Guatemala, a los que les \"sacaron\" órganos; así como la multitud de mujeres asesinadas en Ciudad Juárez. Los responsables de tan horribles acciones tenían que ser, forzosamente, individuos degenerados del bajo mundo, de peor calaña que los sicarios
Como suele ocurrir, la verdad no sólo es más triste sino que supera toda imaginación. Matar a un semejante, sacarle el hígado, los riñones, el corazón y hasta el cerebro y comérselos lo hace cualquier degenerado.
Ahora bien, extraer un riñón, para ser utilizado en un trasplante, de un ser vivo, no lo hace cualquier matasanos ni un roba-bancos. La extracción debe realizarla un experto, y con sumo cuidado, a efecto de garantizar la calidad de la víscera. En otras palabras: un cirujano. Tampoco se debe hacer en cualquier cuartucho de un precario; debe realizarse en una sala de operaciones.
Los responsables de estos actos horripilantes no hay que buscarlos en el bajo mundo del hampa ni en los precarios. No, si queremos dar con ellos será preciso que escudriñemos dentro de la profesión médica, en el mundo académico, en el alto mundo de los negocios, en suma, en la \"alta sociedad. No me extrañaría que fueran profesionales de fama.
El negocio y mercadeo de riñones es algo perfectamente planificado. De nada valdría comprar un riñón en súper y tratar uno mismo de ponérselo.
Para que la empresa tenga éxito debe haber una cadena perfectamente organizada. Aunque el riñón puede usarse en el país de la extracción, también es exportable. Veamos algunas de las cosas que se requieren: procuradores de órganos, extractores, transportadores, compradores e implantadores.
En EEUU el receptor final suele pagar $30 mil por el riñón; en Israel, alrededor de $20 mil. En Irak se consigue un riñón por $500.
Esta es la cruda realidad actual: el órgano humano es una mercancía más y \"para evitar abusos hay que establecer reglas claras\". Para ello, nada mejor que los TRATADOS DE LIBRE COMERCIO que permiten y norman el trasiego de órganos humanos, para que se lleve a cabo de una forma \"limpia, ordenada y transparente\". Y como corresponde en un mundo globalizado: libre de aranceles.
¿Cómo es posible que hayamos llegado a estos niveles de degradación moral?
Veamos. Existe en la Ética una teoría conocida como la PENDIENTE RESBALADIZA, teoría que afirma que cuando hay una barrera frente a una acción que se considera incorrecta, si se abre un portillo y se admite una excepción, el curso de los acontecimientos será tal que al final se aceptará como moral en todas las circunstancias.
En el campo de la Medicina tenemos buenos ejemplos de esta PENDIENTE RESBALADIZA: El Juramento Hipocrático, el Aborto y la Eutanasia, para sólo citar tres.
El terreno debe acondicionarse debidamente, cualquier paso en falso daría al traste con nuestra empresa de hacer aceptable la compra-venta de órganos humanos.
Primer paso: Crear una situación terriblemente angustiosa, que conmueva hasta el hombre de corazón más duro.
Se trata de un pequeñín que necesita urgentemente un riñón, su vida pende de un hilo y el tiempo apremia: una tierna criatura tiene los días contados y quedan muy pocos. Un viejo no serviría, no sólo no despertaría tanta emoción, sino que no faltaría quien criticara al viejo, el que de manera egoísta se aferra a la vida como una lapa.
Ya contamos con el personaje central del drama que se avecina: el tierno angelito. Ahora debemos agregar otro personaje: nadie mejor que la madre que asiste desconsolada e inerme: su angelito, el que llevó por nueve meses en su vientre, está a punto de morir. Está en la lista de espera de trasplantes de riñón. Más el turno llegará cuando sea demasiado tarde.
¿Qué no haría una madre por ese ser que es carne de su carne?, ¿Quién no se conmueve ante esta tragedia que se cierne sobre aquel hogar?, ¿Quién no se solidariza con la madre?
Todos quisiéramos ayudar, de una u otra forma.
El primer paso hacia el despeñadero se ha producido. El pueblo está sensibilizado, se ha identificado con la madre y comparte su angustia. Todos asumen que aquel angelito es casi de ellos.
Sacar a relucir, en este momento, el tema de la posible compra-venta de órganos sería un error fatal e imperdonable: el fracaso de nuestro empeño. Hay que proceder con suma cautela, el segundo paso es más difícil
Segundo paso: Este se orquestó en Pensilvania.
Estamos en los albores del año 2000. Los trasplantes de órganos sólidos han sido exitosos pero continúan siendo muy escasos, motivo por el que los pacientes tienen que anotarse en lista de espera y muchos morirán antes que les toque el turno. Por lo anteriormente expuesto, en Pensilvania se propone un PLAN PILOTO, llamado \"Programa de Beneficios a Voluntarios\", el que consiste en: una ayuda módica, de $300, para ayudar a sufragar los gastos del funeral de aquellos que sus familiares accedieron a donar el órgano en cuestión, como un homenaje al altruismo de esa familia.
El dinero sería entregado. No a los familiares sino a la funeraria. Todo el proceso estaría bajo la estricta vigilancia de un Comité de Ética. Como es de suponer, se acogió la idea; era un Plan Piloto (estos planes, como son piloto, suelen ser bien acogidos). La cantidad de dinero muy modesta. Premiar a una familia generosa. Todo bajo la supervisión de un Comité de Ética; esto del comité es la guinda que necesitaba el pastel. Se había dado el paso número dos.
Tercer paso: Se dará con la ayuda de una serie de acontecimientos externos y coetáneos. Con fuerza arrolladora, gano terreno el término GLOBALIZACIÓN. El anterior, de mundialización no tuvo buen pegue. Globalización parece indicar que todos estamos hechos una pelota, que todos no sólo vamos en al misma nave sino que compartimos los mismos anhelos y todo lo que suene \"positivo\". Estando Globalizados, el complemento ideal era \"LIBRE COMERCIO\" y que éste se llevara a término mediante los \"TRATADOS\".
Por otra parte, las compañías aseguradoras ya habían hecho números y sabían que les salía más barato pagar un trasplante, que un tratamiento de diálisis permanente. En la India, los pobres podían vender un riñón sin trabas legales. Eso constituía un buen precedente. Así como se hace \"lobby\" en el Senado y en el Congreso, también se puede practicar con mucho éxito en el ambiente académico y dentro de las profesiones.
El libre comercio implica el reconocimiento de la omnipotente ley de
La oferta y la demanda
Convencer a la profesión médica que la venta de un riñón era éticamente aceptable, no fue una tarea más difícil de lo que se quiere admitir. El \"lobby\" se montó con filósofos, abogados, psicólogos, médicos, matemáticos, expertos en seguros, expertos en Bioética, en Economía; en fin, en todo lo imaginable. Desde el terreno de la Filosofía y la Bioética se erosionó la teoría de la pendiente resbaladiza, se dijo \"es una falacia\".
Desde otros campos se argumenta aduciendo todo lo que parezca conveniente, aunque no sea convincente, con el fin de que se acepte que la venta de órganos humanos no tiene reparos morales.
Es el reconocimiento a la autonomía del individuo: cada uno puede hacer de su cuerpo lo que le venga en gana, sin interferencias de ninguna clase: son decisiones que hay que respetar. y punto.
No voy a enumerar todo el maquillaje que ha requerido nuestro lenguaje para que nuestras mentes se fueran haciendo a las nuevas ideas de este mundo globalizado. Los conceptos de Comercio Justo y de Cooperación han sido borrados para dar paso a los de libre comercio y competición.
La justificación ética es, después de todo, trivial, tanto que uno se extraña que hayan tardado tanto tiempo en expresarla. Consiste en que, en el negocio de la compra-venta de un riñón ambas partes resultan gananciosas: el comprador obtiene una mercancía (sea un riñón o un zapato) y el vendedor el dinero correspondiente. Así de fácil está el asunto.
Por favor, no hagan mucho oleaje ni revuelvan la cosa. No sean arcaicos, hay que estar a la altura de los tiempos. Arrodíllense ante el altar del libre comercio y compitan.
El paludismo, la tuberculosis y el hambre matan más que todos los cánceres, los sidas y todas las enfermedades que requieren el trasplante de un órgano, juntas. Las primeras, que cobran más de 10 millones de vidas cada año, no despiertan interés ni compasión porque las víctimas son pobres. Las otras sí porque lo ricos no están a salvo de ellas.
La realidad hay que encararla. Los eufemismos no caben.
- Álvaro Suárez Mejido es médico