Sobre el cambio de director en el FMI
El CADTM reclama opciones radicalmente diferentes para el FMI y rechaza a cualquier director general que prosiga su actual política.
En cada dimisión de la cabeza del FMI o del Banco Mundial (que tienen tendencia a multiplicarse: Kölher en el 2004, Wolfowitz y Rodrigo de Rato en el 2007), se plantea la cuestión de la bendita regla tácita que concede a Estados Unidos la presidencia del Banco Mundial y a la Unión Europea la dirección del FMI.
Ningún texto sanciona esta intolerable regla, que no obstante se viene aplicando de hecho desde la creación de ambas instituciones en 1944. Después de las discusiones que condujeron a la designación de Robert Zoellick a la cabeza del Banco Mundial, en el pasado mes de mayo, es público y notorio que se mantiene el principio de este escandaloso reparto de cargos.
Es así cómo la candidatura de Dominique Strauss-Kahn a la cabeza del FMI, presentada por la Unión Europea es casi seguro que será aceptada, aunque se mencionen otros nombres de otros continentes para despistar. Por su parte, la Unión Europea reaccionó con gran rapidez y propuso por unanimidad un nombre en un plazo récord, a fin de no presentar un flanco a las críticas sobre el modo antidemocrático de designación.
El CADTM quiere ante todo recordar que el FMI es una institución que, desde hace más de 60 años, exige con la mayor inflexibilidad que los dirigentes de los países llamados «en desarrollo» apliquen unas medidas económicas que sirven los intereses de los opulentos acreedores y de las grandes empresas. A tal efecto, durante las últimas décadas el FMI ha proporcionado un apoyo esencial a numerosos regímenes dictatoriales y corruptos, de Pinochet en Chile a Suharto en Indonesia, de Mobutu en el Zaire, a Videla en Argentina, y actualmente a Sassou Nguesso en el Congo-Brazzaville y a Déby en el Chad, entre tantos otros. Después de la crisis de la deuda, a comienzos de los años 80, el FMI impuso a la fuerza unos programas de ajuste estructural, con trágicas consecuencias para los pueblos del Sur: recortes drásticos de los presupuestos sociales y de las subvenciones a los productos de primera necesidad, apertura de los mercados y exposición de los pequeños productores a la competencia desleal de las multinacionales, producción con vistas a la exportación abandonando el principio de soberanía alimentaria, privatizaciones masivas, políticas fiscales que agravan las desigualdades.
Es por esto por lo que muchos países rechazan ahora la tutela del FMI, sus remedios adulterados ya no engañan a los pueblos del Tercer Mundo, que conocen muy bien los sufrimientos que implican, que se desangran pagando una deuda inmoral y claramente odiosa.
En estas condiciones, el CADTM reclama ante todo un debate público sobre la arquitectura financiera internacional, necesario para ofrecer soluciones justas y duraderas a los centenares de millones de personas que se hunden en la miseria a causa de la orientación económica impuesta por el FMI. Naturalmente, el hecho de optar por un director general que provenga de un país del Sur no garantiza nada. Pero, para el CADTM, la elección de Dominique Strauss Kahn, o de cualquier otro, para dirigir un FMI que funcione sobre las mismas bases ultraliberales es en cualquier caso inadmisible.
La urgencia para el CADTM, por consiguiente, consiste en la demolición de este FMI, que ha dado pruebas, ampliamente, de su fracaso en términos de desarrollo humano, y su reemplazo por una institución transparente y democrática que se centre en la garantía de los derechos fundamentales. La nacionalidad de su director general será entonces anecdótica.