Plebiscito del ALCA en Brasil

2002-07-09 00:00:00

"Este
país no tiene futuro, yo lamento por mis hijos" (Mujer
desconocida durante manifestación en las calles de Buenos
Aires, Argentina)
En
el transcurrir de la década del 90 las Semanas Sociales
Brasileñas (SSB) descubrieron, simultáneamente, graves
problemas sociales, de un lado, y enormes potencialidades de la
sociedad organizada, de otro. Al mismo tiempo que dejaban al
descubierto los efectos nocivos del modelo económico
neoliberal, contribuían a la emergencia de una nueva
consciencia socio-política por parte de sectores cada vez más
expresivos de la población.
Al
plantear el tema del Mundo del Trabajo y las Nuevas Tecnologías,
la primera SSB en 1991 denunciaba la erosión progresiva de los
derechos laborales y el resurgimiento de formas de trabajo execradas
por la historia, al mismo tiempo que cuestionaba la precarización
creciente de las relaciones de trabajo. La segunda SSB en 1993-4,
buscó reflexionar sobre la construcción colectiva de un
proyecto popular para el país. El tema -Brasil,
Alternativas y Protagonistas- popularizó la expresión
"el Brasil que la gente quiere". Diversas puertas se
abrieron en diferentes perspectivas: económica, política,
social y cultural, demostrando que es posible construir caminos
nuevos. La tercera SSB en 1997-9, confrontó la Deuda
Externa y las Deudas Sociales. Fue un proceso de reflexión
y acción que tradujo en términos sociales la
preparación del jubileo del año 2000. Tenía un
triple objetivo: identificar las principales deudas sociales,
profundizar en sus causas y consecuencias, y buscar salidas concretas
y conjuntas.
Este
intenso proceso de debates levantó en el escenario nacional
temas relevantes no solo para la sociedad brasileña, sino para
todo el continente latinoamericano. El desempleo masivo, el
endeudamiento interno y externo, el desmantelamiento del Estado y la
precariedad de las políticas públicas, y el tema
ecológico en sus múltiples aspectos, fueron asuntos
ampliamente debatidos. Los movimientos sociales, iglesias y entidades
ligadas a diferentes organizaciones ganaron espacio en las calles y
en los medios.
Podemos
afirmar que las SSB's, junto con otras acciones de la sociedad civil,
convergieron en el año 2000 hacia la realización de una
de las más expresivas iniciativas en la arena política
brasileña de las últimas décadas: el Plebiscito
de la Deuda Externa. Precedido por un Simposio y un Tribunal sobre el
mismo tema, la campaña movilizó nada menos que a 120
mil gentes, líderes y militantes en un trabajo voluntario que,
entre los días 2 y 7 de septiembre, llevaron a las urnas a un
número superior a los 6 millones de personas. Más del
95% de los votantes se declararon a favor de una inmediata auditoría
pública de la deuda externa y cuestionaron los acuerdos que
vienen siendo celebrados ente los gobiernos y el FMI.
A
partir de esta exitosa experiencia nació la idea de un segundo
Plebiscito, esta vez sobre el ALCA. Recientes análisis han
revelado la inviabilidad de un acuerdo entre economías tan
dispares como los EE.UU, por un lado, y los países
latinoamericanos y caribeños, por otro. Se trata de la
potencia más poderosa del planeta en confrontación con
economías extremadamente frágiles. La diferencia
abismal entre los países arruina
cualquier posibilidad de negociación que merezca este nombre.
¿Cómo colocar en el mismo campo de batalla fuerzas tan
asimétricas? ES evidente que se trata de un juego de cartas
marcadas. Es una competencia desigual y desleal en la que los fuertes
tienden a fortalecerse y los débiles a quebrantarse. Al juntar
en una misma arena a una raposa y varias gallinas, la tendencia es
que estas serán implacablemente devoradas por aquella.
Resulta
que la posibilidad de aprobación del ALCA constituye una
amenaza suspendida sobre nuestras cabezas. Más que de "libre
comercio", se debe hablar de anexión o neocolonialismo,
donde los representantes de la nueva metrópoli trazan reglas
unilaterales para defender sus intereses. Más que de tratado,
estamos ante una imposición del norte sobre los países
empobrecidos del sur. Más que de negociación, lo que
está en juego son las estrategias económicas,
financieras y militares del Imperio. Esta situación agrava aún
más la dependencia externa de América Latina en
relación con el capital financiero, compromete el destino de
los pueblos y profundiza las deudas sociales de los sectores
excluidos de la población. Los gobiernos y élites
nacionales, al mismo tiempo cómplices, rehenes y capataces de
los mega-inversionistas internacionales, rezan el catecismo del FMI,
mientras emprenden luchas encarnizadas para perpetuarse en el poder.
Las
consecuencias del ALCA ya son conocidas. Entre ellas podemos
destacar, ante todo, la inutilización y el declive de la
pequeña producción nacional, tanto en la agricultura
como en la micro y mediana empresa; la precariedad cada vez más
grave de los servicios públicos de salud, educación,
vivienda, reforma agraria, entre otros. Si el estado-nación ya
viene siendo desarmado por la avalancha neoliberal, el ALCA acabará
por asfixiar completamente cualquier tentativa de retomar las
políticas públicas, llevando a los gobiernos a las
medidas compensatorias. En segundo lugar y como consecuencia de estas
medidas, el aumento del desempleo. La falencia en serie de
innumerables iniciativas familiares, por ejemplo, y de las empresas
de pequeño monto deberán arrojar mucha gente a las
calles, listas a disputar las migajas del mercado informal. Los dos
factores mencionados conllevan a un tercero: el desenraizamiento de
gran parte de la población, seguido de migraciones masivas,
agravadas por la situación de clandestinidad para los
migrantes ilegales y por las barreras a la circulación de
trabajadores. Si el capital y las mercaderías son libres para
ir y venir, lo mismo no ocurre con el trabajo. En fin, no podemos
olvidar la depredación y desperdicio de los recursos naturales
y la contaminación del medio ambiente, además de la
mercantilización y monopolio indiscriminados del agua y de las
fuentes de vida -riesgo representado por la proliferación de
los productos transgénicos.
El
riesgo exige adoptar una posición. De ahí la propuesta
de Plebiscito Continental sobre el ALCA. El grito de la manifestante
desconocida en las calles de Buenos Aires es un alerta. En Brasil, la
organización se encuentra con viento en popa, con encuentros
masivos de formación y capacitación de militantes en
todos los estados y una reforzada elaboración de subsidios.
Tanto el Grito de los Excluidos -nacional y continental- como el
Plebiscito, cuestionan radicalmente la propuesta del ALCA. Ambas
iniciativas, integradas en 2002 como la
apertura al año jubilar, tienen como principal objetivo
ampliar el debate y cuestionar el modelo neoliberal. Es necesario que
los ciudadanos participen en la búsqueda de alternativas al
modelo vigente. Iniciativas como el Grito de los Excluidos/as, el
Plebiscito y el Foro Social Mundial, por ejemplo, apuntan hacia la
necesidad de involucrar a todos en la construcción de una
nueva sociedad: justa, plural, solidaria y fraterna.
*
Alfredo J, Goncalvez, Brasilia/DF