La “Flaca” Berta: una vida con sentido heroico
El lunes 18 de junio, luego de más de 40 años de actividad revolucionaria, Berta Consiglieri dejo de militar. Únicamente una muerte fulminante fue capaz de poner fin al compromiso indesmayable de la “Flaca” con el socialismo y el campesinado pobre del Perú. Tan fulminante como el rayo que la abatió, la noticia se esparció velozmente por los círculos intelectuales, políticos, de ONG en Lima para seguir extendiéndose en las cooperativas agrarias de la costa, las comunidades de los andes y las asambleas de cuanto gremio agrario hay en nuestro país. En cuanto lugar se conoció de su muerte las personas que la conocieron no dejaron de sobrecogerse pues si alguien había perdurado en el empeño revolucionario en medio del fin de las ideologías y la decepción de los sueños juveniles, esa era Berta Consiglieri. Una bolche.
Berta fue alumna del Santa Ursula y definitivamente la disciplina interior de las monjas alemanas caló en ella. Berta era callada y su aura no era aquella aura luminosa que caracterizó a Dantón, el orador de la revolución francesa, sino más bien en ella refulgía el incorruptible Robespierre: la “Flaca” nunca dejó de indignarse ante el abuso y fue intransigente en sus convicciones mariateguistas.
Fue una de las jóvenes mujeres que iniciaron su militancia en Vanguardia Revolucionaria a fines de los 60. Berta realizó diligentemente cuanta labor le fue encargada por el partido. Entre ellas, ser parte de la redacción de “El Proletario” y como no de la innovadora “Amauta”. Como militante vanguardista estuvo en la UDP, Izquierda Unida y en el PUM desde su fundación. Habla de su versatilidad política las labores que realizó en la Confederación Campesina del Perú, en el Comité Distrital de Miraflores y sus tareas profesionales inicialmente en el área de radio del Centro Peruano de Estudios Sociales y luego como editora de “Alerta Agraria”.
Desde la radio durante años –con un extraordinario equipo-, realizó “Tierra Fecunda” de cuyo trascendental impacto puede dar razón cualquiera que conozca el campo peruano. Esto no sólo desde el ámbito económico y político, sino también el de la cultura, es decir de aquella cultura popular que nos dio a Vallejo y Arguedas y que día en día, en cada festividad patronal o religiosa estremecen nuestros andes con sus bailes, sus vestidos multicolores y su alegría espontánea. Desde “Alerta Agraria” no le fueron ajenos ningún problema que podían ir desde las dificultades financieras de las Cooperativas azucareras hasta el temible el impacto del TLC en los productores nacionales.
Políticamente, en el último periodo, la “Flaca” sobreponiéndose a la tremenda derrota electoral del Partido Socialista, participó en la alianza PS-PDS para las elecciones municipales en Miraflores. En aquella ocasión se consiguieron 2,500 votos para la fórmula de izquierda miraflorina, lo que si bien no era mucho, eran votos concientes y militantes… ocasión para celebrar. Fueron las últimas heladas que nos tomamos juntos y no puedo sino recordarla con su vaso de cerveza y su infaltable cigarro.
Berta era callada, pero tierna y generosa. Le gustaba la cerveza helada. Su mejor obra se llama Natalia.
Los criollos cuando no queremos aceptar la desaparición de nuestros artistas decimos que seguro ya están en el cielo armando una jarana con San Martín Y Santa Rosa… No puedo dejar de imaginarme a Berta Consiglieri y a nuestra también recordada Maruja Martínez poniéndose de acuerdo para sacar un periódico y… tomar el cielo por asalto.