Cumbre Mundial de la Sociedad de la Información: Dos precauciones a tomar
La presencia de la llamada "sociedad civil" en las dos Cumbres sobre
Sociedad de la Información - cuya utilidad está fuera de discusión -
deberá sin embargo acojerse a ciertos principios de precaución,
ubicables en algún lugar intermedio entre el "piensa mal y acertarás" y
la irreflexiva aceptación de agendas, programas y selección de
participantes.
La aplicación de tal principio puede asumir la forma de una hipótesis
Caballo de Troya. Ese caballo ahora llamado de la "sociedad de
la información" luce lindo, y quienes lo envían gente de alcurnia;
pero ¿pudiera traer algo oculto en su vientre? Formo parte de quienes
piensan que sí, y esa sospecha metódica sugiere echar una penetrante
mirada indagativa sobre 1°, la pertinenencia, competencia e intenciones
de invitantes e invitados, y 2° sobre los vicios ocultos -
especialmente por omisión - de lo temas que entrarán en agenda.
Sobre invitantes e invitados:
A) ningún análisis serio ha sido emprendido hasta ahora (sigue siendo un
secreto a voces) acerca de la progresiva marginalización, durante el
último cuarto de siglo, del Sistema de las Naciones Unidas por parte de
ciertas grandes potencias, desde el intento de la ultraconservadora
Heritage Foundation para que los Estados Unidos diesen el ejemplo de un
retiro masivo de la entera familia de las Naciones Unidas, hasta la muy
precaria situación actual de estrangulamiento económico, control del
Consejo de Seguridad, imposición de Secretario General y progresivo
vaciamiento de potestades y atribuciones (principalmente de la Asamblea
General, del PNUD, de la UNCTAD, de la UNESCO y de la UIT) hoy
traspasadas a más dóciles instituciones. Los chances de supervivencia
del Sistema mismo parecieran depender cada día más de sus manifestaciones
de voluntad - certificadas por el Departamento de Estado - de no decir ni
hacer nada que pueda contrariar o deslegitimar intereses estratégicos
norteamericanos. Los pesimistas aseguran que la ONU se quedó, como
dirían los franceses, para inaugurer les crisanthèmes, esto es, para
funciones cada vez menos sustantivas y más prescindibles, y es asombroso
constatar que la gente de Seattle, Génova y Porto Alegre aún no haya
descubierto que la re-democratización del mundo pasa también por una
devolution de los poderes sustraídos a la familia de las Naciones Unidas.
En el cuarto de siglo último, las grandes potencias decidieron que el
hermoso principio de la nueva diplomacia multilateral salido de la II
Guerra Mundial: un país, un voto, era contrario a sus intereses
estratégicos. Comenzó entonces el montaje paralelo de un segundo gran
paradigma de cohabitación universal, una nueva lógica de gobierno del
mundo hoy casi totalmente institucionalizada en el mega-club patronal
FMI/BM/OCDE/OMC/G8 donde - pongamos el ejemplo del FMI - el voto
de los Estados Unidos vale hasta 1.322 veces más que el de los más
pequeños estados. El viejo paradigma de convivencia universal de la ONU,
de una familia humana consensual, multilateral, humanista, pacifista,
ecologista e imbuida de ética complementaria, y el nuevo paradigma
banquero-mercantil de una plutocracia ponderante, contractual,
armamentista, antiecologista e imbuída de ética competitiva, fueron
puestos en ruta de colisión, y ya sabemos quién salió ganador y quien
maltrecho. Paños cada día más grandes de poder decisional están siendo
transferidos abusivamente del sistema ONU al nuevo megaclub (esto
es, de lo multilateral a la plutocracia), donde los amos del mundo
deciden con sus votos ponderados y mentalidad hegemónico/mercantil del
destino de la humanidad. En primer lugar a la OMC, a cuyo
arbitrio han quedado ahora sometidas materias que correspondían a
Organizaciones, Uniones y Programas de las Naciones Unidas. como sería
el caso de la Propiedad Intelectual, la moratoria sobre la Caza a las
Ballenas, el ingente problema del Asbesto y numerosos otros de carácter
ecológico o sanitario (como los OMG), sin contar la Banca
Mundial que sigue financiando represas e incineradores hospitalarios
productores de dioxina, y a la que la ONU encargó en 2.001, en lugar que
al meritorio PNUD, nada menos que la presidencia de la Conferencia
Mundial del Agua de La Haya, un bien de la humanidad a la que se le negó
ese atributo para facilitar su próxima conversión en negocio de 3.000
millardos de dólares anuales. Esta compulsiva reducción de las
complejidades humanas a su mera dimensión económica ha comenzado a
engendrar verdaderos monstruos, como la oferta a los países menos
avanzados de condonarles deudas a cambio de dejarse intervenir sus
riquezas naturales, o la creación de una Bolsa del "hot air" o de
la capacidad contaminante, abierta y funcionante en Londres, donde los
países se compran y venden cuotas-partes nacionales de capacidad de
contaminación atmosférica. Mientras tanto, el PNUD ha sido vaciado de
sustancia, INMARSAT vendida, los Consejos Ejecutivos de
importantes órganos del sistema semi-privatizados (caso de UNCTAD
y UIT), la UNESCO conservada bajo ostracismo, y el pago a la casa
madre de Nueva York mantenido desde hace quince años al límite de la
asfixia mecánica.
A esta ONU de ahora venida a menos compulsivamente no se le deja
simplemente menguar, se le exige obediente activismo en la privatización
del sistema mundo. Los Informes del Desarrollo ONU/PNUD de 1.999 y 2.000
son explícitos al respecto, aún tras sus aparentemente bondadosas
intenciones: "Las estructuras y procesos de formulación de normas a
escala mundial ya no son representativos,... las multinacionales son
demasiado importantes como para que su conducta quede confiada a normas
voluntarias generadas por ellas mismas;... se requiere un sistema de la
Organizacxión de las Naciones Unidas más amplio, incluída una Asamblea
General bicameral para dar cabida a la representación de la sociedad
civil...; si se incorporasen las multinacionales en las instituciones de
la estructura del gobierno mundial, su posición resultaría más
transparente y su responsabilidad social estaría sujeta a una mayor
responsabilidad pública...", todo lo cual condujo su actual
Secretario General a organizar en septiembre 2.000 una Conferencia
Internacional para la Reforma de la ONU, que el Wall Street
Journal del 11.09.2000 calificó de "mero triunfo del
marketing". En materia comunicacional, la música es obviamente la
misma. El Informe del Desarrollo Humano de 1.999 traía en su carátula el
impactante y caritativo gráfico de la distribución de Internet en el
mundo (91% para los países OCDE), pero sólo para entonar himnos a las
privatizaciones, afirmar que Internet sacaría a los pobres de su pobreza
y enseñarnos en tono triunfal que "las nuevas tecnologías impulsan la
mundialización". Eran los tiempos en que la administración
americana, Clinton a la cabeza (el 25% de los ingresos estadounidenses ya
provenían de las industrias de info-comunicación), intentó hacerle creer
al mundo que la salvación de los pobres ya no era cuestión de agua
limpia, proteinas y un poco de salud, sino de e-business y enlaces a la
red. Aunque la "sociedad de la información" era tildada ahí de
network age, el Informe del Desarrollo Humano de 2.001 ya
adelantaba algunas ideas matrices de la Cumbre de 2.003 que recuerdan,
mutatis mutandis, las de los años del "desarrollismo" salvaje: la
tecnología erradicará la pobreza, pues se cruza ahora con otra
transformación, la globalización, creando el nuevo paradigma de la
network age que unificará y hará feliz el mundo. En diciembre
pasado, los no enterados se sorprendieron al constatar que Naciones
Unidas disponían de una División propia de Comunicación e Informática
(materias de la competencia de otras organizaciones del Sistema)
destinada a "ayudar a cerrar la brecha mundial de tecnología e
información...para personas sin acceso a la revolución digital", en
cuyo seno actúan como "miembros activos del equipo de trabajo"
(una nomenclatura inédita en el lenguaje onusiano) el magnate venezolano
de medios Gustavo Cisneros, Fiorina Carleston presidenta de Hewlett-
Packard y James Wolfensohn, presidente del Banco Mundial. Pasado a mejor
vida el sagrado principio de una inflexible distribución geográfica de
los cargos, es ahora la Plutocracia internacional la llamada a decidir lo
que debe hacerse y no hacerse para los pobres en comunicxaciones
Hacer acto de presencia en la Cumbre requerirá pues una previa
actualización de los viejos estereotipos mentales relacionados con
Naciones Unidas. La ONU que invita en 2.002 a Ginebra y Túnez ya no es
en efecto ni de 1.960 ni la de 1.980. En esta específica ocasión, en que
se tratará un tema muy sensible de la humana convivencia, la
invitación al sector privado y a la sociedad civil puede considerarse un
ensayo mayor dentro del proyecto Secretarial, enunciado en 1.999, que
busca semi-privatizar la cúpula de la Organización. Leída con
cuidado, la invitación oficial de la UIT (a la "familia" de las
Naciones Unidas, al sector privado, la sociedad civil y las
organizaciones no-gubernamentales) es una pequeña obra maestra de
confusiones e hipocresías sabiamente entremezcladas. La sorpresiva
recuperación del término "familia", caído en desuso, quisiera
crear un halo de legitimación emocional alrededor de una invitación al
sector privado probablemente ilícita en el seno del máximo organismo
Inter-Gubernamental del mundo. La invitación "al sector privado
y a la sociedad civil" puestos en pie de igualdad y recibiendo una
misma liberal invitación, es a su vez un sofisma. La sociedad civil, a
través de sus Organizaciones No-Gubernamentales de diferente jerarquía,
disfruta desde siempre de acceso no deliberante a los órganos de gobierno
del Sistema (Asamblea y Conferencias Generales), y su presencia en
Ginebra estaba de todos modos garantizada ex officio. La única
real novedad es pues la presencia de un "sector privado" y de unos
"líderes de la industria" habilmente disfrazada bajo un manto de
magnanimidad igualitaria, del género patronos-empleados invitados al
mismo banquete empresarial. Esto, sin calcular la extremada facilidad
para una multinacional de asistir a la Cumbre con fuertes equipos
técnicos, y la extremada dificultad para muchas paupérrimas ONG del
tercer mundo de enviar siquiera un representante. Algunas de ellas se
verán incluso impedidas de asistir por razones políticas (gobiernos y
empresas de comunicaciones hostiles); esto, sin contar el riesgo de ser
utilizadas de comparsas para una mise en scène de democracia. La
mayor claridad y lucidez mental acerca de los propósitos finales de la
ONU será pues necesaria.
B), el hecho de que el Secretariado General haya escogido la Unión
Internacional de Telecomunicaciones, la UIT, como principal
responsable de organizar las dos Cumbres Mundiales sobre la Sociedad
de la Información, con mandato de "desempeñar un papel clave",
también se presta a variopintas reflexiones. La UIT, venerable
institución de origen telegráfico creada en 1.865 y por eso matriz de la
Sociedad de las Naciones y de la Organización de las Naciones
Unidas que vendrían, se autodefine en sus documentos impresos y
electrónicos como un organismo especializado en las tecnologías de
información y comunicación y siempre ha sido, en los hechos, una
institución bastante atípica dentro del Sistema, siéndolo hoy más que
nunca. Jean D'Arcy ya lo había indicado claramente a comienzo de los
años '80, en uno de los informes preliminares de la Comisión McBride:
"Como es sabido, la UIT, a diferencia de otros organismos
internacionales del sistema de las Naciones Unidas, no tiene estatutos.
Esta situación se deriva probablemente de su antigüedad misma, pero
también del hecho que no se ha establecido ningún principio de derecho
internacional relativo a las comunicaciones... lo que ya no es
aceptable en nuestra época de interdependencias. Debería ser posible...
establecer algunos principios que constituyan la base para elaborar una
Carta y permitan un funcionamiento armonioso y justo de la Unión a favor
de todos y no sólo de algunos [se refiere aquí a la ley no escrita
del "primer llegado, primer servido"]...La decisión esencial sería
proclamar propiedad de toda la humanidad el espectro de frecuencias
radioeléctricas y las órbitas de satélites geoestacionarios, que son dos
riquezas naturales limitadas....empezaría así a surgir un derecho
internacional de las comunicaciones". Pese a la Guerra Fría,
aquellos fueron años más esperanzados; hoy hasta al agua le niega el
Banco Mundial el calificativo de "bien común de la humanidad".
Sea como fuere, la siguiente pregunta que muchos se formulan es
perfectamente lícita: ¿por qué Naciones Unidas asigna a un organismo
rigurosamente técnico y de infraestructuras, la UIT, el rol de
jefe de escuadra en una Cumbre que manejará una de las más candentes
hot potatoes de la presente era por sus componente socio-políticas
y culturales. ¿Deseo de no reeditar las diatribas de los años '70 y 80,
cuando UNESCO fue el epicentro de las discusiones, o de enterrar el
concepto mismo de Políticas de Comunicación bajo la loza de la
tecno-economía de la Información? Es de apostar que UIT no
logrará demostrar al mundo que "políticas de comunicación" eran
fruslerías ideológicas e "información" un discurso de gente seria, ni
podrá evitar que la nueva semántica apologética borre el problema de la
creciente dependencia informativa, esto es, un enfoque político.Esa
escogencia de la UIT recuerda extrañamente otras análogas y muy
habituales en Latinoamérica, donde dependencias meramente técnicas
(Transportes o Telecom) siguen constituyendo la máxima autoridad en una
materia exquisitamente socio-político-cultural como es la comunicación
social radioeléctrica. Esta atribución de autoridad a órganos técnicos
intrínsecamente incompetentes en materias socio-culturales no es
obviamente inocente; es una manera de institucionalizar la sordera ante
el reclamo social, de dar inadecuadas respuestas infraestructurales a
problemas superestructurales, de mantener la decisión dentro de la esfera
de poder. No llegaré a afirmar que la escogencia de la UIT por
parte del Secretario General equivale a una especie de
latinoamericanización del Sistema de Naciones Unidas, pero sugiero
abiertamente que, al encargar a la UIT la desactivación de esa mina
socio-politica llamada Información, la nueva ONU
probablemente busca obtener en Ginebra dividendos análogos, y los repito:
institucionalizar la sordera al reclamo socio-cultural, responder
incongruentemente con soluciones hardware a delicados problemas de
software, mantener las decisiones en manos de los poderes establecidos.
Un último pequeño detalle: la nueva UIT es hoy por hoy la
organización del sistema de Naciones Unidas más exitosamente semi-
privatizada. Siemens, Motorola, Bell, Nec, Alcatel, Ericsson y
AT&T forman parte de su principal y cuasi deliberante órgano
consultivo desde 1.992. Es un detalle a ponderar, inter alia
porque una misma multinacional pudiera, al límite, estar representada en
la cúpula de la Unión, ver defendidos sus intereses por la delegación
gubernamental de su país-sede, asistir de cuerpo presente a la Cumbre por
invitación recibida y deslizar entre la "sociedad civil" alguna Fundación
u ONG de estricta obediencia (no siempre tales instituciones se ocupan de
temas ajenos a los de la casa-madre). Jean Louis Fullsack, un ex experto
de UIT hoy igualmente convencido de que a Ginebra hay que ir cueste lo
que cueste, escribe en estos días en el Boletín electrónico de ATTAC:
"Desde el advenimiento del neoliberalismo hace una decena de años, y
la desregulación del sector de las telecomunicaciones que ha convertido
en su propio dogma, la UIT no impulsa más que una solución: desregular y
privatizar las autoridades y los operadores nacionales hasta en los
Países Menos Avanzados PMA..." . Una nota de prensa oficial de la
UIT fechada en Istambul el 15.03.2002 afirma orgullosamente que the
new telecommunication world is one that can be characterized as private,
competitive, mobile and global, una afirmación totalmente ideológica
e inimaginable hace años. Definitivamente, la nueva UIT que organiza en
2.003 y 2.005 las Conferencias de Ginebra y Túnez tampoco es la UIT de
1.960 y mucho menos la de enero 1.985, fecha en que publicó su
esperanzador Informe Maitland El Eslabón faltante.
Antes de clicar el execute de adhesión al programa Sociedades
de la Información, cada quien deberá pues tomar la precaución de
bajar al disco duro una versión actualizada de los viejos clisés mentales
relativos al Sistema de las Naciones Unidas y a sus grandes Organismos.
* * *
En relación con propósitos y temas esenciales de la Cumbre, lo
mejor que las ONG podrán hacer es adherirse plenamente a la posición
adoptada en noviembre 2.001 por instituciones y personalidades que
conformaron la llamada Plataforma para los derechos de
Comunicación, lo que conduce a apoyar con el mismo entusiasmo los
objetivos de la campaña CRIS, Communication Rights in the Information
Society. Lo que sigue es apenas un aporte para reforzar
ulteriormente esa misma posición.
Uno de los documentos principales de CRIS titulado Derechos de
Comunicación en la Sociedad de la Información enuncia un principio
capital que las ONG debieran declarar no negociable en las
PrepCom y en la Cumbre, pidiendo se modifiquen en
consecuencia objetivos declarados y principales documentos de trabajo.
Nos referimos a la declaración siguiente:: "El derecho a la
comunicación es un derecho humano universal que sustenta y está al
servicio de todos los demás derechos humanos". El esfuerzo debiera
en efecto centrarse en la substitución del concepto Información
por el concepto Comunicación, o cuando menos en obtener una
cohabitación aceptablemente jerarquizada de las dos nociones. Aunque en
la realidad antropológica las dos funciones nunca se den al estado puro,
Informar connota por lo esencial mensajes unidireccionales causativos y
ordenadores con tendencia a modificar el comportamiento de un perceptor
pasivo; Comunicar, la interrelación de mensajes relacionales,
dialogales y socializantes entre interlocutores igualmente
habilitados para una libre y simultánea recepción/emisión. Si la
Información tiende a disociar y jerarquizar los polos de la relación, la
Comunicación tiende a asociarlos; sólo Comunicación puede dar
nacimiento a estructuras sociales. Información puede considerarse a
lo sumo una especie del género Comunicación. En el documento
Información de base que la UIT ha lanzado en la red, el término
información figura dieciocho veces, el de comunicación una
sola. Cabe pues exigir que ciertos grandes y no negociables principios
de una sociedad de la comunicación, a definir oportunamente,
constituyan la base conceptual a partir de la cual pueda negociarse algo
sensato y aceptable en relación con la mal llamada "sociedad de la