Llamamiento a la Campaña de la Semilla

Las semillas son continuidad de la vida y garantía de nuestra sobrevivencia

2002-06-20 00:00:00

Las semillas integran los cinco elementos que son la base de la vida. El sol,
la tierra, el agua y el aire generadores de la riqueza de la naturaleza. Ellos
son la identidad misma de nuestros pueblos.

Desde sus orígenes, la agricultura fue protegida por las culturas ancestrales,
quienes nos la legaron en herencia y nos enseñaron a preservarla y continuar asi
con la vida. Familias aborígenes y campesinas en todo tiempo y lugar las hemos
recolectado, almacenado, conservado, intercambiado libremente, pero también nos
corresponde preservarlas en legado a las futuras generaciones.

La diversidad genética se ha expandido desde entonces. En este proceso hemos
seleccionado algunas variedades productivas y hemos mejorado otras menos
eficientes, adaptando nuestros cultivos a microambientes específicos de una
manera natural.

La "crianza" de nuestras semillas es una responsabilidad y un compromiso de
quienes defendemos la vida, en todas sus multidiversas manifestaciones. Nuestra
relación con la madre tierra es integral, en ella hacemos historia y sembramos
futuro. De las manos de nuestras abuelas/os y madres se nos transmitió el
conocimiento tradicional de esta sobrevivencia, que es también como la semilla:
colectivo y no monopolizable.

Como guardianes de estos recursos y conocimientos, practicamos la solidaridad y
la cooperación, porque creemos en la unidad dentro de la diversidad, tanto en lo
natural como en lo humano. Por ello es que interactuamos en organizaciones de
comunidades rurales e indígenas para promover relaciones de justicia social en
todos los ámbitos de la vida.

La lucha por el derecho a la tierra y los territorios, el derecho de acceso al
agua, los bosques, los suelos y subsuelos existentes en esos espacios vitales y
la defensa de la vida son partes inseparables de la soberanía alimentaria.

Nunca el proceso de expropiación y marginación contra pueblos indígenas,
aborígenes y campesinos del mundo había sido tan fuerte, cruel y despiadado como
ahora. Por la globalización de la ambición, por poderosas corporaciones
transnacionales que se han venido apropiando de nuestras tierras y privatizando
la vida y confiscando nuestros derechos colectivos, de presentes y futuras
generaciones, al pretender imponer supuestos derechos de propiedad intelectual de
los genomas y la manipulación genética.

Este proceso, basado en la ilógica locura del mercado, pretende hacer desaparecer
a los pueblos aborígenes y campesinos, secuestrando nuestros derechos a ser los
legítimos guardianes de las semillas del pasado y del futuro, que pretenden
saquear para cambiárnoslas por las suyas, engendradas en sus laboratorios del
mal, por lo que hoy debemos protegernos de este saqueo a la vida.

Las semillas siempre han sido patrimonio común de la humanidad, pero la
dominación tecnológica ha promovido el robo de la biodiversdiad en los países
indefensos, guardianes del germoplasma de la madre naturaleza. Desde finales del
pasado siglo, el reconocimiento de la soberanía de los Estados sobre los recursos
genéticos, lejos de detener este crimen a escala mundial, ha servido para
legitimarlo o dejar que ocurra impunemente.

Por eso nosotros, guardianes perennes de estos recursos, en ejercicio de nuestro
poder constituyente como pueblos soberanos, nos estamos organizando en
movilización global para la defensa de la vida, para mantener el control de las
semillas de las que provienen nuestros alimentos y demás recursos naturales, para
evitar y combatir cualquier intento de apropiación privada y monopólica de ellas,
para recuperarlas, preservarlas y entregarlas a las generaciones futuras, como ha
sido hasta ahora.

Hemos custodiado y protegido esas semillas de la vida y tenemos el derecho a
usar, escoger, almacenar e intercambiar libremente semillas y especies, porque
son parte de nuestra identidad y cultura. Atentan contra este derecho, las
patentes de los genomas que representan la mayor causa de destrucción de la
soberanía alimentaria confiscando el poder generador de la vida para ponerlo en
manos de las transnacionales amparadas y estimuladas por el depredador y
excluyente modelo neoliberal.

Nos oponemos a la propiedad intelectual sobre cualquier forma de vida. El único
custodio de la vida es quien la porta, quien la detenta, quien la vive, quien la
alimenta y quien la conserva. Esto corresponde a las naciones, países y sus
pueblos, a las comunidades indígenas, aborígenes y campesinas y campesinos del
mundo. Por ello, no aceptamos que quienes siempre hemos custodiado las semillas
de la sobrevivencia alimentaria de la humanidad, hoy tengamos que pagar regalías
por nuevas semillas, nacidas de otras que fueron saqueadas en nuestras tierras,
manipuladas o modificadas genéticamente en países extranjeros, y que nos obligan
a cambiar nuestras prácticas agrícolas ecológicas o, simplemente, a depender de
ellas, porque son estériles.

Sin semillas no hay agricultura; sin agricultura no hay alimentación; y sin
alimentación no hay pueblos. Por eso hoy nos declaramos en una gran campaña
mundial en defensa de las semillas sustentadoras de la vida, impulsando la
declaración en que sean reconocidas como patrimonio común de la humanidad.

Desde el Foro Mundial por Soberanía Alimentaria nos comprometemos a:

Llevar a cabo diversas acciones para impedir la manipulación genética que tenga
como motivación la dominación y opresión de los pueblos.

Llamar al fomento y estímulo del libre intercambio de semillas, el rescate de
experiencias locales de su conservación, de ferias campesinas para compartir
sabidurías, intercambiar semillas y productos agroecológicos dinamizando mercados
locales y regionales.

Concretar diversas acciones para recuperar la memoria histórica y cultura
ancestral del manejo de semillas, promoviendo una agricultura ecológica urbana y
rural que reproduzca el milagro de más y mejores alimentos y semillas.

Todos estos compromisos y acciones tienen en su esencia el quinto elemento
cosmico: el amor a la vida en todas sus formas.

Organizaciones No Gubernamentales afiliadas a Vía Campesina, Amigos de
la Tierra y demás Ong y Osc asistentes a la Cumbre de Alimentación

Roma, 10 junio 2002