Defensa, militarización, justicia e impunidad

2007-05-06 00:00:00

Conclusiones de la mesa de Defensa, militarización, justicia e impunidad.

La militarización se ha convertido en la herramienta privilegiada de la política estadounidense en el siglo XXI, para garantizar el acceso y monopolización de los recursos naturales estratégicos, para disuadir o reprimir las resistencias, para enfrentar la formación de bloques hegemónicos alternativos y para promover un cambio de normatividades que favorezca los intereses de los grandes capitales y de las estrategias globales del Estado norteamericano.

Las modalidades que adopta esta militarización combinan dos grandes tipos de mecanismos. Los intimidatorios, entre los que se cuenta la instalación de una red continental de bases militares fijas, bases itinerantes y tropas realizando ejercicios, patrullajes, intercepciones y trabajos de inteligencia. Y los mecanismos disuasivos, entre los que destacan las operaciones humanitarias; las de prevención y asistencia ante siniestros; la construcción de un banco de información continental en una escala superior al del Plan Cóndor, aunque con el mismo carácter; la utilización de los medios de comunicación como productores y anuladores de sentidos comunes y de un imaginario militarista; la destrucción de los medios de comunicación comunitarios o alternativos y la promoción de legislaciones supranacionales, extraterritoriales, o incluso cambios constitucionales, que conculcan los derechos de los pueblos o que intentan legitimar la lógica antiterrorista y contrainsurgente.

Y si la instalación de bases militares extranjeras, o la ocupación militar mediante tropas en supuestas misiones de paz o de combate al narcotráfico o al terrorismo constituye un atropello a la soberanía y a las posibilidades de la democracia, los pueblos la resienten también en el cambio de hábitos a los que se ven obligados. Jóvenes que tienen que interrumpir sus estudios cuando sus universidades se convierten en cuarteles como en Haití; niñas y adolescentes que aprenden de las miserias humanas con violaciones tumultuarias; mujeres y niños, cuyos cuerpos son convertidos en botín de guerra; niños que amanecen muertos en su cama por tiros sueltos en balaceras nocturnas o que son obligados a servir de soplones; campesinos que son expropiados de sus tierras; alcoholismo, prostitución, contaminación de aguas y muchas otras intromisiones en la vida cotidiana de comunidades que son así disgregadas, intimidadas, perseguidas o sometidas a una especie de cárcel sin barrotes.

Jugando con las especificidades regionales y las dinámicas geopolíticas, la estrategia de dominación del continente adopta hoy la cara de proyectos de construcción de infraestructura para el desarrollo que imponen nuevas fronteras físicas y políticas. Así ocurre con el Plan Puebla Panamá Putumayo, recién anunciado, que resucita el antiguo Plan Puebla Panamá pero militarizado; o con la Iniciativa para la Interconexión Regional de Sudamérica (IIRSA). Estos megaproyectos constituyen las nuevas nervaduras comunicacionales del continente y trazan las vías de la extracción de recursos y del disciplinamiento de los pueblos. Por donde salen mercancías pueden, y de hecho entran, tropas.

Pero si estas son las nervaduras que está construyendo el imperio, la piel la constituye un proyecto de involucramiento en los criterios, lógicas y prioridades de las políticas de seguridad interna de Estados Unidos, hoy firmado por los tres presidentes de América del Norte, que amenaza con ser el inicio del nuevo ALCA en el terreno de la seguridad y militarización. La Alianza para la Seguridad y Prosperidad de América del Norte (ASPAN), garantiza una unificación de criterios en el terreno energético y en el de seguridad, a cargo del Comando Norte del ejército de Estados Unidos, puesto que se trata de campos relacionados con la seguridad nacional de ese país.

Ante estas amanazas a la autodeterminación de los pueblos y a sus aspiraciones de justicia y democracia, la Campaña por la Desmilitarización de las Américas (CADA), junto con otras redes y organizaciones afines, nos hemos organizado en torno a los ejes y propósitos de lucha que detallamos bajo la forma de un plan de acción:

- Lanzar la campaña continental contra el eje ASPAN-Plan Puebla Panamá Putumayo-IIRSA, buscando la articulación con otras redes que agreguen los temas del agronegocio, TLCs, agua, represas, minería y otros. Esta campaña se enfocaría en las problemáticas y subregiones que son consideradas como puntos críticos desde la perspectiva de la militarización, sin dejar de ocuparse de nuestras luchas locales. Los puntos críticos son: ASPAN; Honduras-Salvador-Guatemala; Costa Rica; Haití; Guantánamo; Paraguay-Triple Frontera; Colombia.

- Mantener la campaña continental de monitoreo a las bases y acciones militares en América Latina, incluyendo las Conferencias Hemisféricas.

- Realizar el II Encuentro sobre militarización en Honduras durante el segundo semestre de 2008.

- Lanzar a la brevedad una campaña para evitar que la base de Manta se traslade a Perú.

- Rechazar el cambio de legislaciones nacvionales o la imposición de supranancionales que auspicien la impunidad, la criminalización de las luchas de los pueblos y que mermen su capacidad de autodeterminación y de defensa de sus recursos y territorios.

- Lanzar una campaña continental y por países para que los gobiernos retiren sus tropas de Haití, simultáneamente a la promoción de campañas de apoyo solidario al pueblo haitiano.

- Enviar una carta de saludo al gobierno de Ecuador celebrando su decisión de no participar en los ejercicios UNITAS, y al Presidente de Bolivia apoyando su decisión de retirar las tropas bolivianas de Haití.

- Luchar por la restitución de tierras y bienes y por la reparación de daños infligidos a las poblaciones afectadas por las bases militares o la presencia de tropas extranjeras.

- Realizar una campaña por el cierre de la ILEA en El Salvador y sumarnos a la campaña por el cierre de la Escuela de las Américas.

- Lanzar una campaña de denuncia sobre la represión en Colombia y contra el Plan Colombia II y construir las condiciones para organizar una misión internacional de observación en ese país.

¡Contra la militarización y la muerte, viva la resistencia!

La Habana, 5 de mayo de 2007