Costa Rica: Premio Nobel de la Paz promueve que su país se arme
Poco se sabe en el exterior acerca de lo que sucede en la pequeña Costa Rica y de sus luchas para preservar la paz, la democracia y el Estado Social de Derecho en medio de los embates del capitalismo salvaje globalizado y de una sucesión de gobiernos neoliberales, alineados con organismos financieros internacionales a los que perturba la tradición y los logros de esta otrora “Suiza Centroamericana”.
Pero lo que casi nadie se puede imaginar es que la elección como presidente de Oscar Arias, un magnate neoliberal (antes con piel ideológica de socialdemócrata) y Premio Nobel de la Paz, iba a significar una ofensiva sin precedentes para imponer un tratado de libre comercio con EE.UU. y, de ese modo, acelerar el desmantelamiento de la institucionalidad de un Estado de Bienestar que los líderes históricos de su partido Liberación Nacional (PLN) construyeron a lo largo de la segunda mitad del siglo XX.
Sin embargo, hay algo aún más difícil de imaginar.
Y es el hecho de que Arias ha permitido y alentado que Costa Rica ingrese al lucrativo comercio internacional de las armas, mientras internacionalmente pregona la necesidad del desarme mundial y hasta habla, en su campaña permanente de imagen y relaciones públicas, de aprobar un tratado internacional que regule dicho comercio.
Así, recientemente se ha denunciado que, según datos suministrados por la Comisión de Comercio de EE.UU. (USITC, por sus siglas en inglés), desde el año 2.000 las exportaciones de armas de guerra producidas en este país sin ejército han venido en alza y llegaron a US$ 1.479.672 el año pasado, mientras las importaciones alcanzaron US$ 2.200.318, según la misma fuente. En ese intercambio comercial figuran a la par de revólveres, escopetas, y rifles, otras armas letales pesadas como torpedos, bombas, granadas y similares, lo mismo que municiones, todo ello amparado a la llamada Iniciativa de la Cuenca del Caribe (CBI por sus siglas en inglés), la cual exime del pago de impuestos aquí y en EE.UU. a los productores y comerciantes de armas
El año pasado varios diputados denunciaron en la Asamblea Legislativa que hay empresas que operan con permisos del gobierno en zonas francas, dedicadas a producir armas, sus partes y municiones sin que el gobierno de Arias haga otra cosa que decir que operan apegadas a la ley y por eso rehúsa retirarles los permisos otorgados por varios ministerios.
Y como si fuera poco, Arias y varios de sus ministros han defendido abiertamente que el texto del TLC con EE.UU., ahora en discusión en el Congreso, contenga en su Anexo 3 la posibilidad de exonerar la producción, el comercio y almacenamiento de armas y sustancias peligrosas como el uranio, a fin de satisfacer la demanda del Pentágono y el complejo militar-industrial estadounidense.
Bien sabemos que el Pentágono está muy interesado en “globalizarse” y sobre todo en utilizar a un país que tiene un buen ganado prestigio por su democracia, su paz y estabilidad, para instalar en él transnacionales y plataformas de producción de alta tecnología militar. Algo que es visto por los neoliberales del gobierno de Arias y por los mercaderes de la guerra como una “ventaja competitiva” y una “ventana de oportunidad” para hacer jugosos negocios y, además, posicionarse mejor bajo la sombrilla protectora de la seguridad de la gran potencia.
Cabe señalar que, para mayor vergüenza de la administración Arias, los gobiernos autoritarios asentados sobre los más poderosos ejércitos de la región –como los de las “banana republics” de Guatemala, El Salvador, Honduras y Nicaragua;, excluyeron el comercio de armas del Anexo 3 del TLC con EE.UU. que aprobaron hace un año.
Ahora se entiende mejor por qué Arias anda defendiendo el libre comercio y congraciándose con la administración Bush de modo muy similar a su par colombiano Uribe; aunque sea a costa de poner en riesgo y llegar a sacrificar la paz de una democracia como la costarricense, hasta hace poco desarmada y al margen de los peligros del comercio internacional de las armas.
Para rematar y agotar la imaginación acerca de los portentos de nuestro Premio Nobel de la Paz, un insigne veterano de la guerra del Golfo, el sargento estadounidense Herbert Reed y el director del Internacional Depleted Uranium Study Tea, Damacio López, confirmaron en reciente visita al país a inicios de este mes, y ante el sorprendido presidente Arias en la propia Casa Presidencial donde los recibió, lo que ya nuestra Coordinadora Nacional de la Lucha contra el TLC y otros organismos habíamos denunciado desde tiempos atrás: que el TLC con EE.UU. permite el libre trasiego con uranio y otras sustancias letales, así como la fabricación local de la fatídica munición antitanque construida con uranio enriquecido y de la cual el sargento Reed fue una fatal víctima en Irak.
Tiene plena razón la ilustre profesora universitaria Hilda Chen Apuy, merecedora del Premio Magón, la máxima distinción que puede recibirse en el país, al declarar al Semanario Universidad (12/04-2007): “¿Cuál es el verdadero discurso de Arias, el que sostiene afuera del país sobre el desarme, o el que nos impone hacia adentro con el TLC, de desgravar armas y establecer fábricas. El Premio Nobel no se recibe una vez, hay que seguirlo mereciendo, me pregunto dónde está el Premio Nobel, cuál de los dos Oscar Arias es.”
La Coordinadora Nacional de la Lucha contra el TLC insiste en que la opinión pública internacional no se deje manipular por lo que Arias aparenta y se esfuerza mucho en comunicarle, como imagen personal y de su gobierno. Para ello es imperativo que conozca lo que en realidad Arias y su séquito neoliberal hacen internamente: en ese su afán desesperado por transformar a Costa Rica en una plataforma abierta de negocios internacionales, aunque para ello se tenga que destrozar su paz, su democracia y soberanía nacional, a la hora de recibir el sangriento “plato de lentejas” que nos ofrece a cambio de la apertura, la temible Internacional de la guerra y la muerte.
Comisión Prensa Internacional
CNL contra el TLC
Costa Rica