\"Las bondades\" de los TLC

2007-04-12 00:00:00

Los tacos o tortillas mejicanas hechas a base de maíz, les aseguran a los mejicanos cerca del 60% de su necesidad dietética diaria en proteínas. Los tacos son el ingrediente básico de la comida mejicana. Cuando Méjico suscribió el Tratado de Libre Comercio con los Estados Unidos, se acordó que Méjico no iba a abastecer como hasta ahora su mercado de maíz en un 100% sino en 88%. El 12% restante lo iban a exportar a Méjico los EE.UU.

Los mejicanos se ilusionaron con precios bajos, les prometieron que en caso de firmar el tratado, iba a ser para ellos muy rentable. En verdad, cuando el tratado entró en vigor, los precios del maíz estaban fabulosamente bajos. Todo esto era posible gracias a los subsidios que los agricultores americanos obtenían del gobierno estadounidense. Esta forma de comercio, conocida como dumping, va en contra de los principios que rigen el libre comercio, ya que los productos fueron vendidos por debajo de los costos de su producción y tenía como objetivo destruir a los agricultores mejicanos que se ocupaban de la producción del maíz. Desde el año 1994 hasta el 2007, los EE.UU. en general de acuerdo al tratado, debían de exportar la cantidad de 39 millones de toneladas de maíz a Méjico. Sin embargo, sucedió algo diferente. Los EE.UU. le han vendido a Méjico en este periodo 59 millones de toneladas.

En la actualidad, Méjico complementa sus requerimientos de maíz importándolo desde los EE.UU. en un 32%. Tomando la capacidad adquisitiva del salario mínimo en el año 1994, los mejicanos podían adquirir entonces la cantidad de 16 Kg de maíz, ¡hoy por ese mismo salario pueden contentarse con adquirir solo 5 kilogramos! El precio de este, aumentó desde 1994 alrededor de 738%. Si nos decidiéramos a comparar el crecimiento del salario mínimo con el aumento de los precios del maíz, podríamos observar que el precio de este último aumentó diez veces más. ¿Como poder interpretar este hecho? Muy fácilmente, a los mejicanos sencillamente los engañaron, les dijeron al principio que en caso de firmar el tratado tendrían precios más bajos. Y claro que al comienzo fue así, los EE.UU. podían darse el lujo de tener precios bajos al entrar en vigencia el tratado. Los precios del maíz importado del vecino del norte eran bajos, lo que trajo como efecto, que los agricultores mejicanos abandonaran la producción por no ser esta rentable.

Por supuesto, esto provocó que el abastecimiento del mercado mejicano con este popular rubro, producido por los agricultores locales, disminuyera drásticamente. A pesar de haber sido esta tierra cultivada desde hace centenares de años, quedó literalmente abandonada, a lo que después le siguió, un desplazamiento de la población desde los terrenos agrícolas hacia las ciudades. De allí, cuando los precios del maíz comenzaron a subir en los mercados internacionales, el mercado mejicano ya no se encontraba protegido por la producción local y los mejicanos debieron comenzar a comprar a precios de mercado mundial. Las transnacionales productoras y comercializadoras del maíz comenzaron entonces a hacer su agosto.

Méjico intentó renegociar infructuosamente las condiciones del tratado, el Ministerio de Agricultura le envió una petición al gobierno de los EE.UU. explicándoles que el comercio con el maíz y los frijoles pertenecen a un sector muy frágil en la economía mejicana. A todas estas, la repuesta del Subsecretario de Estado para el Ministerio de Agricultura J.B. Penn fue mas bien lacónica, \"los EE.UU. no tienen la intención de renegociar ninguno de los parágrafos del suscrito Tratado de Libre Comercio\" (NAFTA).