Costa Rica: Llamado a la conciliación nacional
• Carta de un selecto grupo de ciudadanos al Sr. Oscar Arias, presentada en el Salón de ex Presidentes de la República por el Sr. Eugenio Trejos, Presidente del Frente Nacional.
Costa Rica enfrentará, en las próximas semanas, una de las coyunturas más críticas de su Historia: la decisión legislativa sobre el Tratado de Libre Comercio entre Centroamérica, República Dominicana y los Estados Unidos (TLC). Las consecuencias de esta decisión, sea esta la ratificación o el rechazo, marcarán profundamente el destino de la Patria.
Fundamentados en los diversos y rigurosos análisis de este Tratado, realizados por académicos de las cuatro universidades públicas, por connotadas personalidades de los sectores empresariales, agropecuarios, cooperativistas, sindicales, culturales, de género, ambientales y religiosos, quienes suscribimos la presente tenemos la firme convicción de que la eventual ratificación y aplicación de este Tratado de Libre Comercio sumirá a grandes sectores del pueblo costarricense en un proceso de deterioro de su calidad de vida, es decir, de la calidad de los empleos, de las garantías laborales, del acceso a la medicina y a la salud pública, del derecho a disfrutar de recursos naturales protegidos y en manos costarricenses. En resumen, el TLC incidirá de modo significativo en la desaparición de las principales conquistas, garantías y derechos que con gran esfuerzo y sacrificio nos legaron las generaciones pasadas.
Señor Presidente: la palabra que estos amplios y diversos sectores de la comunidad nacional han venido pronunciando en oposición a este Tratado de Libre Comercio es una palabra precisa y sólida que nos advierte, a los y las costarricenses, de la gravísima amenaza a un auténtico desarrollo y a una verdadera paz social que se cierne sobre nuestra querida Patria si se ratifica un Tratado que –por lo que dice y por lo que deja de decir– implica un estancamiento de nuestra legislación laboral y ambiental, del marco legal sobre propiedad intelectual que nos rige, de la calidad de vida de grandes sectores rurales y urbanos de la población costarricense, de la jurisdicción de nuestros Tribunales, de las potestades legislativas del Congreso.
Sin embargo, esta palabra ha sido, día tras día y año tras año, desoída, tergiversada, rechazada. Somos muchos los ciudadanos y las ciudadanas que sentimos que no ha habido diálogo ni debate profundo y sereno alrededor de ella, por parte de las autoridades gubernamentales ni por parte de muchas y muchos legisladores. Los testimonios de quienes, oponiéndose al Tratado, asistieron a las comparecencias ante las Comisión Legislativa, -entre quienes suscribimos esta carta varios somos testigos directos- señalan que las mismas fueron enmarcadas, por la mayoría oficialista, en el cumplimiento obligado de un procedimiento formal, mas no permitieron un verdadero debate sobre el fondo del TLC, por lo cual un mecanismo establecido para generar participación y consulta democrática se convirtió en un instrumento de imposición a la ciudadanía. No obstante, reconocemos en algunas diputadas y diputados un esfuerzo sincero por escuchar y comprender las posiciones contrarias al TLC y esperamos que a la hora de la decisión final comprendan que ningún bienintencionado compromiso a favor de algunos sectores o comunidades puede compensar el grave daño, sostenido y profundo, que el TLC implica para el corazón de la República.
Señor Presidente Arias: hace veinte años usted demostró gran inteligencia, talento y visión de estadista en la búsqueda de mecanismos de paz para la Patria Centroamericana, oponiéndose en aquel entonces a un gobierno estadounidense poco anuente a la negociación. Hoy la Historia y la Patria Costarricense le piden, respetuosa pero firmemente, que ponga una vez más su inteligencia, su talento y su visión al servicio de la justicia y de la paz de nuestro país. Ratificar el TLC podría empujar a Costa Rica a un conflicto social de grandes dimensiones. Retirar el TLC de la corriente legislativa, en cambio, abre al país y a su Gobierno la oportunidad histórica de forjar la Patria del futuro sobre un modelo de desarrollo que haga honor a nuestras mejores tradiciones, sin dejar por ello de ubicarse, con dignidad y eficiencia, en los necesarios procesos de apertura, inversión y competitividad propios del comercio internacional. El Plan Nacional de Desarrollo recientemente presentado por su Gobierno es un instrumento muy valioso y alrededor del mismo podría generarse el diálogo nacional por el que la ciudadanía viene clamando desde hace años. Pero si se ratifica el TLC, tanto este Plan Nacional como otros proyectos e iniciativas de carácter social y económico impulsadas por su Administración quedarían en el plano de las buenas intenciones, sin posibilidades reales de un desarrollo concreto e integral.
La sociedad costarricense, en la actual coyuntura, está inconvenientemente polarizada en el abordaje del Tratado de Libre Comercio. El Señor Presidente, por su inteligencia y por experiencia política, sabe que una decisión impuesta en tal coyuntura podría desencadenar procesos sociales sumamente complejos y de repercusiones negativas para la gobernabilidad, para la economía y para la paz social del país. Las personas que suscribimos esta carta, cuya trayectoria de vida nos pone al lado de la solidaridad y de la justicia social, al lado del Estado Social de Derecho, al lado del diálogo y la conciliación, queremos reiterar, Señor Presidente, nuestro urgente llamado a que retire el Tratado de Libre Comercio de la Asamblea Legislativa e inaugure un gran Diálogo Nacional mediante el cual construyamos, de la manera más participativa posible, la Agenda Nacional que marque el rumbo de nuestro país a corto, mediano y largo plazo. Una vía intermedia podría ser un retiro temporal del TLC, mientras se convoca y realiza un Referendo Nacional en el que quede clara la voluntad mayoritaria de la ciudadanía.
Usted, Señor Presidente, ha demostrado, en otras coyunturas, conciencia histórica, sensibilidad social y compromiso con la paz. El Tratado de Libre Comercio se impone a contrapelo de las mejores lecciones de nuestra Historia, atenta contra los sectores sociales más vulnerables y pone en grave riesgo la paz social del país. Solicitamos con todo respeto, y la esperamos, una actitud consecuente de un mandatario sobre el que también recae el honor y la responsabilidad de haber recibido el Premio Nóbel de la Paz.
En el esfuerzo por construir diálogo, Agenda Nacional y espacios de conciliación, una vez retirado de la corriente Legislativa el Tratado de Libre Comercio, puede el señor Presidente contar con el aporte patriótico y desinteresado de todas y cada una de las personas que suscribimos esta carta.