Mientras, la semana pasada se aplazó nuevamente cualquier decisión sobre el TLC en el Congreso de EEUU, muchos demócratas mantienen serias objeciones al texto acordado con Colombia y en forma reiterada afirmaron que no lo aprobarán tal como se negoció y exigirán modificaciones sustanciales. En entrevista con Enrique Daza y Pedro Arenas, voceros de Recalca, el senador Sander Levin de Michigan y quien preside el subcomité de comercio de la comisión de medios y arbitrios de la Cámara de Representantes, señaló serios reparos al capítulo laboral, de medio ambiente, de inversiones y de propiedad intelectual y que no veía la forma de introducir cambios sustanciales sin modificar el texto. Funcionarios de las oficinas de otros congresistas como la de Adam Smith reiteraron esta apreciación y varios de los nuevos representantes demócratas, se mostraron sorprendidos al conocer las objeciones que se hacen al tratado desde el movimiento popular en Colombia. Los voceros de Recalca reiteraron los inmensos daños que el TLC implicarán para el país y el proceso antidemocrático que llevó a su firma.

Solamente hacia el 20 de marzo se conocerá el resultado de las negociaciones entre Charles Rangel y Susan Schwab de la USTR en el cual está de por medio no únicamente el futuro de los tratados con Perú, Colombia y Panamá, sino la dificultad que tiene el gobierno de Bush para que le sea otorgada una nueva autorización para negociar tratados por la “Vía Rápida”.

En una muestra de su indiferencia ante el llamado demócrata a hacer una política internacional bipartidista, el gobierno de Bush presentó un proyecto de presupuesto que incluye dineros para el Plan Colombia con el mismo enfoque que se ha mantenido en los últimos años, que no ha tenido los efectos esperados por sus financiadores y que ha suscitado vastas críticas tanto en Estados Unidos como en Colombia. El procedimiento seguido por Bush para esto es idéntico al seguido para llevar nuevas tropas a Irak o firmar el TLC con Colombia: la unilateralidad y la imposición lo cual puede dificultar cualquier acuerdo con los demócratas.

Mientras tanto el gobierno colombiano se empeña en enviar delegaciones a Washington, incluyendo el ministro de defensa, el vicepresidente y grupos de empresarios. Sin embargo, algunos sectores interesados en esta estrategia, han manifestado que mientras en Estados Unidos no haya acuerdo entre demócratas y republicanos sus esfuerzos serán vanos. De esta forma el gobierno colombiano es víctima de haber identificado obsesivamente su agenda con la de Bush, quien enfrenta serios problemas en EEUU. La obsecuencia del gobierno de Uribe lo ha enajenado del apoyo demócrata y muchos líderes de ese partido se muestran preocupados por los recientes escándalos, por las revelaciones sobre el compromiso de miembros del gobierno con las violaciones a los derechos humanos realizadas por los paramilitares.

Red Colombiana de Acción frente al Libre Comercio y el ALCA, Recalca
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Bogotá, febrero 6 de 2007