Cumbre Integración: Avances en la construcción de propuestas
Movimiento Boliviano por la Soberanía y la Integración Solidaria, contra el TLC y el ALCA
16 de noviembre de 2006
São Paulo, La Paz
A los miembros del Grupo de Reflexión y a las Cancillerías de los Países Miembros de la Comunidad Sudamericana de Naciones
Redes de organizaciones de la sociedad civil de América del Sur que se han dado cita en la Cumbre Social por la Integración de los pueblos a realizarse en Cochabamba, Bolivia del 6 al 9 de Diciembre próximo, venimos debatiendo los temas que involucran el proceso de la Comunidad Sudamericana de Naciones y hemos desarrollado propuestas que creemos son importantes que los representantes oficiales de los gobiernos consideren en el proceso preparatorio de la Cumbre Presidencial y en el proceso de construcción de la CSN, y en los acuerdos a ser tomados por los Presidentes en la Cumbre Presidencial del 8 y 9 del mismo mes.
Como resultado de una primera fase de consultas realizadas en reuniones presenciales y debates virtuales, les remitimos los temas y puntos de vista que para las organizaciones de la sociedad civil sudamericana -movimientos campesinos, indígenas, trabajadores, mujeres, estudiantiles y de jóvenes, organizaciones comunitarias y barriales, centrales sindicales y ongs- son fundamentales de ser incorporados en la agenda oficial y en concreto en el trabajo del Grupo de Reflexión de la Comunidad Sudamericana hacia la Cumbre de Presidentes de Diciembre. Muchos de estos temas son profundizados en documentos específicos que no incluimos aquí pero que forman parte de las contribuciones de la sociedad civil y nutrirán el debate con los gobiernos propuesto en el marco de la Cumbre Social por la Integración de los Pueblos.
Con este motivo les saludamos atentamente,
Secretaría de la Alianza Social Continental
Movimiento Boliviano por la Soberanía y la Integración Solidaria - Contra el TLC y el ALCA
TEMAS PROPUESTOS POR LAS ORGANIZACIONES DE LA SOCIEDAD CIVIL PARA LA CONSTRUCCIÓN DE LA COMUNIDAD SUDAMERICANA DE NACIONES
1. Creemos que el futuro de la Comunidad Sudamericana de Naciones adquiere una nueva perspectiva a raíz del fracaso del proyecto del ALCA y de la generalizada convicción en el continente sobre otra integración posible. Un bloque sudamericano puede ser un paso importante y favorable si permite hablar a nuestros pueblos con voz propia, independientes de las imposiciones y condicionamientos de los Estados Unidos, Europa y los organismos multilaterales como el FMI, el Banco Mundial, la Organización Mundial del Comercio o el BID. Reafirmar y ejercer la soberanía de la región es el primer paso para cualquier proyecto de verdadera integración.
2. A diferencia del ALCA que estaba orientado a favorecer a las empresas transnacionales y a mercantilizar todos los aspectos de la vida, la Comunidad Sudamericana de Naciones debe buscar sobre todo el bienestar de la población y la redistribución de la riqueza que hoy está concentrada en pocas manos. Los estados deben comprometerse y sumar esfuerzos compartidos para garantizar efectivamente los derechos sociales, culturales, económicos de los pueblos, superando las discriminaciones de género, raza y generacionales y respetando la identidad y los derechos de los pueblos indígenas. La vida, los derechos sociales, el bienestar y la solidaridad entre los pueblos deben ser el centro del proceso de integración.
3. Entendemos que la educación debe ser uno de los pilares de cualquier proyecto de integración para la región. El primer compromiso debería ser la erradicación del analfabetismo – así como de la miseria y el hambre. Para eso, se necesita garantizar mecanismos legales que permitan la cooperación educacional y científica entre los países, incentivando el intercambio estudiantil en el continente y la transferencia de conocimiento para la superación de las desigualdades existentes. Todos los países de la Comunidad deberían asumir compromisos en el sentido de una reforma educacional que garantice la educación pública universal, gratuita y de calidad para toda la población, incorporando los idiomas nativos para la educación en los pueblos originarios.
4. La integración física de América del Sur es fundamental para ampliar las posibilidades de contactos entre nuestros pueblos y países. Barreras físicas naturales deben ser superadas, creando caminos para que la integración fluya en todos sus aspectos. Así, proyectos como el IIRSA (Integración de la Infraestructura Regional Suramericana) que estaban concebidos como complementos del ALCA deben ser rediscutidos para adoptar propuestas de Integración Infraestructural que prioricen la articulación de nuestros pueblos en el marco de polos de desarrollo integral, a lo largo de su trazado, en armonía con el medio ambiente y las normativas y principios que se han logrado para su conservación, el respeto a las comunidades y sus derechos humanos y que no generen un endeudamiento insostenible para nuestros países. Para lograrlo, los proyectos deben ser sometidos al debate y deliberación democrática con las comunidades que serán afectadas por su implementación.
5. La integración financiera de la cual se habla en la Comunidad Sudamericana debe ser también distinta a aquellos mecanismos de endeudamiento y condicionamiento externo que han servido para imponernos el Consenso de Washington. En ese sentido, necesitamos crear mecanismos propios que permitan la superación de la vulnerabilidad y la dependencia de América del Sur en relación a los mecanismos financieros tradicionales de la globalización (FMI, Banco Mundial, BID), a través de la autonomización de la región con la constitución de mecanismos como un Fondo de Reserva y un Banco Solidario del Sur y con la substitución del uso del dólar en las transacciones intra-regionales. Así, debemos revisar la CAF, el FONPLATA y otros mecanismos para ajustarlos a esta nueva realidad. Un nuevo sistema financiero requiere de nuevos mecanismos de control y fiscalización que empiecen por enjuiciar a quienes endeudaron inescrupulosamente a nuestras naciones. También alertamos especialmente ante el peligro de que nuevos mecanismos de financiamiento solidario entre los países de la Comunidad, sean aprovechados para mantener viejas relaciones de dominación y control como, por ejemplo, la creación y venta de bonos y otros mecanismos de nueva deuda, entre países de la región, para sostener el cumplimiento de viejos reclamos de deuda claramente reconocidos como ilegítimos e ilegales.
Para impedir que nuestros países continúen víctimas de deudas ilegítimas y odiosas contraídas en el pasado, reivindicamos la realización de una auditoría sudamericana de los reclamos de deuda contra el patrimonio público en la región y someter a la realización de auditorias externas a las Instituciones Financieras Internacionales, sus políticas y prácticas crediticias.
6. La integración energética sudamericana debe ser desarrollada a partir del fortalecimiento de nuestras empresas estatales de hidrocarburos, de la nacionalización de estos recursos estratégicos y revirtiendo la renta así conseguida para un desarrollo sostenible, con políticas de redistribución del ingreso y utilizando los excedentes para financiar nuevas matrices de energía renovable. Es necesario compartir nuestros recursos para beneficio de los pueblos respetando los derechos económicos, sociales culturales y ambientales, para nuestro bienestar y el de las generaciones futuras y no el beneficio de las transnacionales o las oligarquías locales.
El desarrollo energético sustentable supone el respeto al derecho de las comunidades, el ahorro energético y el combate al consumo excesivo de energía. Las fuentes de energía deben ser renovables, limpias y de bajo impacto, garantizando su acceso equitativo y democrático.
Los países de la CSN deben garantizar el acceso digno a los bienes energéticos de todos los habitantes del continente teniendo en cuenta que países con altos potenciales energéticos aún no han logrado un abastecimiento digno de sus habitantes.
Hay que cambiar el modelo energético actual que implica una alta dependencia de los combustibles fósiles y genera fuertes impactos sobre las poblaciones locales y pueblos originarios. Las empresas multinacionales, pero también las estatales provocan daños irreparables en el medio ambiente y en las comunidades, propios de ese tipo de explotación. En ese marco no olvidemos a los millones de desplazados por las grandes represas hidroeléctricas en todo el continente.
En cuanto a los megaproyectos de energía sostenemos que los mismos deben responder a la viabilidad en términos de sus costos no sólo económicos sino también ambientales. Solicitamos información sobre sus impactos sociales, ecológicos y socioeconómicos. Y evaluar si los altos costos de los megaproyectos justifican la inversión de tanto capital cuando existen otras alternativas descentralizadas para las inversiones, incluso para la generación de energía renovable. Rechazamos la idea de financiar éste tipo de obras con prestamos del Banco Mundial o del BID, esto no llevaría otra vez a hipotecar el futuro de Sudamérica a los acreedores extranjeros.
7. No habrá verdadera integración si no se resuelven las asimetrías entre los distintos países. Por años este tema no ha pasado de ser un discurso en la CAN y el MERCOSUR. Defendemos la creación de un fondo de compensación para los países de menor desarrollo cuyos recursos sean destinados al desarrollo de los sectores de la economía popular y solidaria y a proyectos acordes con las decisiones de los pueblos de esos países – y no los definidos bajo presión del gran capital nacional o transnacional. Esos fondos podrían ser constituidos a partir de imponer un impuesto a las transacciones financieras de las transnacionales que operan en Sudamérica y utilizando parte de los recursos de las reservas monetarias internacionales de nuestros países hoy depositados en los Estados Unidos.
8. Tenemos que cambiar el modelo de desarrollo de Sudamérica que ha sido pensado principalmente en las exportaciones antes que en el desarrollo interno para beneficio de la gente. Sudamérica no puede seguir siendo una región principalmente exportadora de materias primas (hidrocarburos y minerales) y de algunos productos del agronegocio. La integración sudamericana debe promover la complementación de nuestras economías para generar empleos y promover un desarrollo productivo integral, fortaleciendo el comercio interregional y sustituyendo las importaciones de bienes que se producen en la región.
9. Pero además la integración sudamericana debe trascender lo comercial y avanzar en la resolución de otras problemáticas que hacen a nuestros pueblos y realidad sudamericana. Una de ellas es el tema del armamentismo y militarización de que son objeto nuestros territorios, con la instalación de bases militares, planes de control militarizado como el Plan Colombia que deben encontrar en este proceso de integración una respuesta. La CSN debe encarar esta discusión y plantearse consecuentemente la soberanía evitando esto que genera conflicto y vulnera los derechos civiles y la democracia.
10. Así mismo, debería plantearse un trabajo conjunto de las naciones sudamericanas de lucha contra la impunidad y las consecuencias de la violencia estatal como un desafío que permitirá fortalecer la democracia y sentar precedentes importantes para superar una deuda histórica con los pueblos que luchan por la dignidad y la justicia.
11. La Comunidad Sudamericana de Naciones está amenazada por los TLCs que han suscrito Chile, Colombia y Perú. Es fundamental revertir esos acuerdos y promover en su reemplazo acuerdos comerciales que no comprometan la soberanía, los medicamentos, la salud, el agua potable, la educación, la cultura, la biodiversidad, la soberanía alimentaria, las compras estatales, los recursos naturales y la posibilidad de implementar políticas industriales activas. La experiencia de los últimos 20 años muestra que lejos de más libre comercio, es necesario pensar otra estructura para el comercio en la región, que parta no sólo del reconocimiento de que éste pude ser una herramienta importante para el desarrollo sólo si se lo regula, para evitar que perpetúe y amplíe las asimetrías entre empresas y entre países, fortaleciendo a los más fuertes en detrimento de los más débiles, limitando la soberanía y ampliando la dependencia y la subordinación de países y pueblos.
El comercio no es un fin en sí mismo, debe ser pensado como una forma de crear los vínculos de las importantes cadenas productivas en la región, para traccionar el desarrollo, aprovechando al máximo las complementariedades existentes entre las diversas economías nacionales, e integrando un poderoso mercado regional de consumo que debe ser prioritario ante otras propuestas que aspiran primordialmente a exportar hacia otros mercados.
Al interior de la Comunidad Sudamericana de Naciones deben primar los acuerdos de Comercio justo y cooperación, y planteamos que la CAN y el MERCOSUR se pongan al servicio de esta política para su convergencia en el marco de la CSN.
12. El proceso de la CSN debe considerar que es imposible concebir la integración regional sin el protagonismo, los derechos y en suma la existencia de las nacionalidades y pueblos indígenas que trascienden las fronteras republicanas. Los pueblos y comunidades indígenas, son los directos y principales afectados por la acción de la explotación indiscriminada de los recursos naturales ejercida por las trasnacionales, generando pobreza, migración, contaminación y marginalidad. Las visiones, propuestas de los pueblos indígenas deben ser protagonistas de los procesos de integración y fundamentalmente de los recursos que apele la CSN para preservar los territorios, los recursos ambientales y la vida.
13. Asumiendo que la CSN se inscribe en el devenir histórico y democrático de avanzar hacia una integración sustentada en nuestros pueblos, vemos imperativo el reconocimiento de la comunicación como un factor articulador clave para el reencuentro y fraternidad de las nacionalidades involucradas. En tanto proceso democratizador, le corresponde colocar como uno de sus fundamentos constitutivos el Derecho a la Comunicación democrática, estableciendo a la par el compromiso de las partes para adoptar políticas públicas en la materia. En esta línea, urge acordar una estrategia de cooperación específica para los ámbitos de la información, comunicación, cultura y conocimiento; definir acuerdos para potenciar las redes regionales de comunicación pública (tal el caso de Telesur) y ciudadanas, con un sentido de equidad respecto a los medios de comunicación; priorizar la interconexión intrarregional de las redes de telecomunicaciones (disminuyendo la dependencia externa), junto con políticas de
capacitación y para aumentar la accesibilidad en cada país.
14. La despenalización de la hoja de coca en Sudamérica y el impulso a su industrialización con fines benéficos es un paso fundamental para lograr que en el 2.008 las Naciones Unidas retiren a la hoja de coca de las sustancias penalizadas.
15. Hacemos una llamada a los estados de la Comunidad Sudamericana de Naciones a constituir un proceso hacia una Convención del Agua que esté orientada a garantizar el agua como un derecho humano, a promover que esta sea protegida de la privatización y la mercantilización por un acuerdo internacional que se apoye en los avances logrados hasta ahora en el marco del Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales.
Y también llamaos a los Estados a construir el Foro mundial del Agua sobre los principios de plena participación e inclusión.
La CSN debe ser un instrumento que comprometa a los países a:
- Enfrentar las tercerizaciones y revertir los procesos de desmantelamiento de los servicios: es necesario ampliar la capacidad para fortalecer con trabajo genuino y permanente las empresas públicas.
- Cumplir con la participación popular en la gestión, planificación y control de las empresas y entidades públicas, cooperativos y autogestionados.
- Definir la participación de las comunidades en la toma de decisiones sobre los proyectos de desarrollo productivo de cada territorio, en la planificación y gestión sustentable de sus recursos naturales.
- Asegurar la transparencia y la participación en la toma decisiones de los procesos presupuestarios y de gestión de las entidades de agua.
16. La CSN, y en particular los países del MERCOSUR, deben salir del modelo actual de investigación, gestión y elaboración de políticas oficiales con respecto al Acuífero Guaraní, tuteladas en su mayoría por el Banco Mundial a través del GEF, que atentan contra la soberanía de los pueblos y no satisfacen los principios de participación y transparencia informativa que promovemos las organizaciones constituyentes del movimiento social del agua. Proponemos la creación de espacios institucionales nacionales de información y discusión respecto a los usos de los territorios y el subsuelo que conforman el Sistema Acuífero Guaraní, con participación de las organizaciones sociales de la RedVida y otros espacios de los países que comparten el SAG, que se vinculará a las instancias públicas con la tarea principal de vigilancia del agua, su defensa como bien público compartido y la denuncia de todo procedimiento de investigación y gestión del conocimiento que no sean transparentes.