A modo de apunte sobre la militarización
Histórico – estructural Toda especie ha buscado como sobrevivir (alimentarse y cobijado - segura), el ser humano además ha buscado como entenderse y organizarse. Para dar respuesta a estas necesidades primarias hemos creado una serie de herramientas.
Alimentación – la economía Seguridad – los ejércitos, policías Entendernos – el conocimiento / ciencia Organizarnos – la política
La gran victoria de los dueños del capital frente a las clases populares (en la alborada de la revolución burguesa contra la aristocracia) fue arrebatarles estas herramientas de poder y dejarlas en manos de grupos profesionales que pudieran a través de un buen salario o de intereses económicos compartidos subordinarse a las necesidades de la acumulación del capital. Así nacen los Ejércitos profesionales, los “expertos” profesionales y los profesionales de la política. De esta forma todas estas herramientas quedan subordinadas a los intereses económicos, al capital.
En diferentes momentos de estos dos últimos siglos el capital ha tenido a la orden a estos grupos. Un desarrollo científico – técnico que ha transformado el tiempo de vida biológico en una acelerada intensidad del trabajo, unos profesionales de la política que se han ocupado de legislar a favor de los intereses inversores y empresariales y una industria militar que ha ocupado parte de las actividades centrales del ser humano hasta 1945 (fin de la segunda guerra mundial) y que luego en el contexto de la guerra fría (antagonismo entre capitalismo y planificación central) ha desarrollado armamento suficiente para acabar con nuestra especie y el resto de especies del planeta.
En dependencia de la correlación de fuerzas sociales globales, el capital ha utilizado más unos grupos profesionales que otros.
Después de la caída del muro de Berlín en 1989 (la ruptura del modelo bipolar), parecía que la ofensiva del capital era más tecnológica y política (globalización neoliberal). A pesar de esto se habían apuntado ejercicios militares (Invasión de Panamá, la guerra el golfo, la guerra de los Balcanes,...) que nos recordaban la necesidad de seguir estudiando la militarización como parte de los ejes de acumulación.
Después del 11 de septiembre del 2001, bajo la bandera de la guerra contra el terrorismo, el despliegue militar está siendo una de las estrategias más utilizadas por el capital global para la subordinación de los recursos no renovables y recursos escasos del planeta (petróleo, gas natural, agua, madera,...).
En este contexto podemos entender el alcance estratégico de los conflictos de medio oriente (Afganista, Irak, Líbano, Palestina, Irán,...) y los intentos por el control sobre el Caribe (Cuba, Venezuela, Centroamérica,...).
El contexto en nuestra región
Actualmente, la Administración de EEUU insiste en ocupar militarmente Nicaragua, el único país de Centroamérica que ha limitado su presencia directa, bajo la lógica de la lucha contra el terrorismo, el narcotráfico, el crimen organizado, el tráfico de armas y las amenazas a la “democracia”. Con éste propósito nuestro país fue elegido para organizar la VII Cumbre de Ministros de Defensa de América (CMDA), a realizarse del 1 al 5 de Octubre de 2006 para coordinar la estrategia de su expansionismo militar en América Latina a través de su Secretario de Defensa Donald Rumsfeld.
Esta estrategia estaría directamente vinculada al control sobre nuestros recursos (agua y biodiversidad) y sobre los corredores de paso entre el atlántico y el pacífico que desde la anexión al comercio mundial de China, junto con Japón y los tigres asiáticos, son los corredores de mercancías con mayor tráfico internacional. Estos planes se habían presentado en un documento oficial “Plan Puebla Panamá”, pero para llevar a cabo todas estas inversiones se necesitaba control sobre los estados de la región. Esto se intentó por la vía política con la firma del ALCA (Área de libre comercio de las Américas) y los mal llamados tratados de libre comercio con regiones donde las élites fueran históricamente subordinadas.
Ante un crecimiento de fuerzas políticas que demandan mayor soberanía regional sobre los recursos y sobre sus modelos de desarrollo (Venezuela, Brasil, Bolivia, Argentina, Cuba siempre) y la posibilidad de que otros países tengan giros en sus políticas neoliberales, el capital quiere asegurar el control militar sobre la región. A partir del desarme de los ejércitos nacionales (en el caso de Nicaragua los Sam 7) y con la instalación o reinstalación de bases militares que cumplan este objetivo sobre los recursos y los corredores.
En el caso de Nicaragua, donde el modelo de desarrollo emplea las mejores tierras en producir para mercados internacionales controlados por unas pocas empresas que imponen sus condiciones en el intercambio, exponer la base de la riqueza a un posible control sobre estas empresas (privatizaciones, concesiones forestales y mineras,...) sería no solo profundizar un modelo que expulsa todos los días de sus propias tierras a gran parte de sus habitantes, sino y lo más peligroso, sería dejar sin expectativas de futuro a las nuevas generaciones que se encontrarían desposeídos del patrimonio colectivo de sus ancestros.
Por eso nos reunimos estos días para realizar nuestra encuentro, aunque no seamos ministros de “defensa”, pensamos que también tenemos derecho a defender la soberanía nacional y los derechos humanos como alternativa de construcción de paz frente a la violencia estructural que el capital lleva implementando desde hace dos siglos hacia el planeta y todas las formas de vida que habitamos nuestra casa común (incluida nuestra especie – la humanidad).
Visite el sitio web de la campaña ingresando en: www.desmilitarizacion.info
Faru, docente de Economía de la UNAN Matagalpa y parte del Mov. Social