¡El tiempo de la soberanía alimentaría ha llegado!

(Bruselas, 8 de julio 2006) La mini-ministerial de la OMC terminó el sábado pasado en Ginebra sin acuerdo. Los ministros del comercio tuvieron dificultades en llegar a un acuerdo porque la liberalización comercial no tiene solamente ventajas. ¡Tenían que medir también todo lo que aceptaban perder!

Las consecuencias de 10 años de OMC son desastrosas para el reparto de la riqueza. Un informe reciente de la ONU demuestra que, al contrario de lo que se suele decir a menudo, la liberalización comercial provoca un fuerte aumento de la pobreza y de la precariedad en el mundo.

La ronda de Doha se atasca: es una buena noticia para los campesinos y campesinas del mundo a los que la liberalización comercial penaliza de plano. Va a dar una tregua a todos los trabajadores que sufren por la deslocalización de las plantas industriales y a todos los consumidores que no quieren de una alimentación que recorre el mundo antes de llegar a sus platos. Pero esa tregua será de corto plazo si unos acuerdos de comercio bilaterales sustituyen a la OMC. Rechazamos esos acuerdos porque tienen efectos muy similares a la OMC.

Queremos otras reglas de comercio internacional, que prohíban el dumping comercial que provocan las políticas agrícolas actuales, así como el dumping social y medioambiental. Queremos políticas agrícolas en las que la legitimidad sea reconocida por los consumidores, los productores y los contribuyentes Las políticas de unos no deben comprometer la viabilidad de la agricultura de. Es necesaria una organización reguladora del comercio para garantizar un comercio justo y solidario.

La CPE y la Vía Campesina piden a todos los gobiernos del mundo que defiendan el derecho a la soberanía alimentaría en vez de las políticas neoliberales. El fracaso de la ronda de Doha tiene que ser una oportunidad para repensar de nuevo las reglas del comercio internacional con el fin de relocalizar la economía y cambiar la orientación de las políticas agrícolas.