Uribe quiere emular a Alejandro Toledo

2006-07-14 00:00:00

Sin prácticamente ningún debate, en cinco horas el Congreso peruano aprobó por mayoría simple el TLC con Estados Unidos, 79 de los 120 parlamentarios votaron a favor y 14 en contra, los demás o lo hicieron en blanco o no asistieron a la sesión. El nuevo presidente Alan García, después de mil ambigüedades que lo llevaron a afirmar incluso que habría que examinar línea por línea el TLC, dio su visto bueno para una aprobación expedita y sin mayor estudio. El Congreso peruano dedicó la mayor parte de la sesión en la que se aprobó el tratado a establecer leves compensaciones, solo para los productos que se desgravarán en forma inmediata, que operarán durante cinco años y con unos montos que fueron calificados de insuficientes por los representantes del agro. Diversos sectores populares hicieron manifestaciones en las afueras del recinto parlamentario y el 4 de julio el sector agrario hizo grandes movilizaciones en repudio al Tratado. Toledo, el presidente saliente, logró su objetivo de hacer que un parlamento desprestigiado, que en pocas semanas termina su periodo y la mayoría de cuyos integrantes no fueron reelegidos, fuera el que aprobara el TLC. Así mismo fue rechazada la propuesta de que su aprobación, por entrañar cambios constitucionales fuera hecha por una mayoría calificada de congresistas en dos legislaturas. Las advertencias sobre sus nefastos impactos para la producción agraria, el acceso a medicamentos genéricos y la soberanía nacional fueron desoídas por el flamante Congreso. Lo que se produjo fue un golpe a la opinión ciudadana y un episodio antidemocrático en el cual se negó la realización de un referéndum solicitado por 100.000 ciudadanos.

Esta aprobación ultrarrápida es una voz de alerta para el pueblo colombiano, pues a Uribe se le habrá ocurrido una fórmula similar.

Si por allá llueve.

Después de las piruetas y nuevas concesiones hechas por el gobierno colombiano para lograr cerrar el 7 de julio la negociación, lo que sigue es a mediados de octubre la firma y el posterior estudio por el Congreso y después el paso a la Corte Constitucional. El escenario plantea varios meses de trámites y el asunto dista mucho de estar concluido. Por lo pronto el gobierno está enfatizando su agenda legislativa y las nuevas medidas en las cuales se encuentra la impronta del TLC aunque no se confiese, se está apretando el acelerador en materia de acondicionar el país a este tratado, para poner un solo ejemplo, la reforma tributaria pretende compensar a los empresarios de las pérdidas del TLC a costa de las capas medias y los sectores populares, aumentando el IVA y disminuyendo el impuesto a la renta. Se prepara un paquete legislativo para introducir todos los cambios que Estados Unidos exigen para la entrada en vigencia del Tratado y los nubarrones son negros para una población que más temprano que tarde se dará cuenta que con Uribe no hay ni seguridad ni pan.

Por lo pronto hay que estar alerta ante el inminente debate en el Congreso. Muchos parlamentarios que han manifestado reservas pueden preferir algunas dádivas del Ejecutivo y las famosas compensaciones serán utilizadas como un instrumento de soborno. También llegarán las gallinas viejas, los trozos de carne de más de 30 meses de edad, los cuartos traseros en forma de "pasta de pollo" y, los dividendos de la comercialización del azúcar, el arroz y los pollos engrosarán el capital de los empresarios estadounidenses. Los anuncios hechos por Fedegan de hacer un boicot o las advertencias de los avicultores, van a quedar en palabras si ellos no hacen oportuna y sincronizadamente con el movimiento popular una vigorosa resistencia.

En materia de importación de carne bovina que puede propagar el virus de las vacas locas lo que Colombia definió fue: no cedemos todavía, cederemos más tarde pero agilicemos el tratado independientemente de esto.

En el plano regional ya están cocinando entre Uribe y Alan García un nuevo eje latinoamericano con Chile para reemplazar a Venezuela en la CAN y dar una mano a Bush en el continente en nombre de una izquierda "sensata" que quiere neutralizar a Evo Morales y a Hugo Chávez. Pero no será fácil restaurar la iniciativa norteamericana en la región. Bush se encuentra en su peor momento. Las atrocidades cometidas en Irak y su perdida de popularidad interna le amarran las manos para seguir con la iniciativa en el medio oriente, Corea e Irán. Los demócratas norteamericanos avizoran la posibilidad de un recambio y los TLC con Perú y Colombia no parecen tener un camino fácil en el Congreso norteamericano.

Se vuelve a poner en primer plano el debate sobre el TLC. Muchos sectores han sido adormecidos por la propaganda oficial y es necesario relanzar la lucha contra el TLC. Ya no se trata de apocalípticos pronósticos de los opositores sino la evidencia que surge del análisis de los textos de que el gobierno entregó al país.

Una amplia coalición de todos aquellos que tengan reparos, quejas y críticas de fondo podrá detener la aprobación. Todavía estamos a tiempo y en ello debemos empeñar todas nuestras fuerzas.

Red Colombiana de Acción frente al Libre Comercio y el ALCA, Recalca

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Bogotá, julio 13 de 2006