Las promesas incumplidas del Libre Comercio
Durante la III Cumbre de Jefes de Estado y de Gobierno de los países de América Latina, el Caribe y la Unión Europea, celebrada en Madrid en mayo de 2002, se anunció la finalización de las negociaciones conducentes a la firma del Acuerdo de Asociación entre Chile y la Unión Europea (UE). Han pasado más de tres años de este evento y una nueva cumbre UE-AL nos permite evaluar con detenimiento el cumplimiento de las promesas que pomposamente anunció la prensa al momento de firmarse este tratado.
El principal anuncio que realizó el gobierno de Ricardo Lagos al respecto consistió en que el TLC entre Chile y la UE permitiría al país aumentar sus exportaciones. Sin embargo, en 2005 los incrementos de las ventas chilenas a la Unión Europea fueron muy inferiores al crecimiento general que experimentaron las exportaciones durante ese año. Mientras las exportaciones totales aumentaron en 23,5%, las efectuadas a la UE sólo lo hicieron en 13,0%. En cambio, las ventas a China, experimentaron un incremento del 34,0%, lo cual confirma que los acuerdos de libre comercio no son el único factor que incide sobre el curso del intercambio comercial.
Sin embargo, es necesario reconocer que el acuerdo significó un incentivo comercial a favor de Chile en comparación a otros países de América Latina. Chile se ha convertido en el segundo exportador a la UE en América del Sur. Pero lo que no ha cambiado es la composición de las exportaciones chilenas basadas, fundamentalmente en recursos primarios, lo cual conduce a que el país pierda presencia en el intercambio comercial mundial. En 2005 las ventas efectuadas a la Unión Europea siguieron concentrándose prioritariamente en productos mineros, y ante todo el cobre, que representó más de un 50% del total.
La segunda profecía consistió en que este TLC beneficiaría a las pequeñas y medianas empresas. Pero, si bien el año pasado, las exportaciones chilenas llegaron a casi US$ 40.000 millones, de esa cifra sólo el 7% corresponde a ventas al exterior de pequeñas y medianas empresas. La prometida expansión en las exportaciones de las Pymes, tampoco se ha cumplido.
Por otra parte, un anuncio que si se han cumplido es el vaticinio que ATTAC y otras organizaciones sociales hicieron respecto al desequilibrio en la balanza comercial que ocasionaría este tratado. De hecho, las importaciones efectuadas desde la UE crecieron en un 2005 en un 40%, lo que constituye un porcentaje superior al incremento general. En cambio, en 2001 la balanza comercial beneficiaba a Chile, ya que en ese momento el 60 % del intercambio comercial correspondía a exportaciones Chilenas. Estas cifras hecho nos muestran que la Unión Europea es la principal beneficiada en este tratado, lo cual no tiene nada de extraño si se tiene presente que la economía europea es 25 veces más grande que la economía chilena.
Las falacias del libre mercado.
Este desequilibrio comercial se ve agravado por la persistencia de los mecanismos de protección que la Unión Europea implementa en relación a su producción, como se demostró con las salvaguardias que impuso a las ventas de salmón en 2004. Esta medida consistió en establecer cuotas arancelarias, además de un precio mínimo de 2.7 euros por kilogramo, de manera que las importaciones de salmón que se vendan por debajo de ese índice quedan gravadas con un impuesto, situación que deja en mal pie a los envíos nacionales. Esta medida fue solicitada por El Reino Unido e Irlanda - a requerimiento de los pescadores artesanales escoceses. Otro ejemplo se da en la producción lechera, ya que "los productos lácteos son los más protegidos y con los subsidios más altos del mundo".
Este tipo de salvaguardias nos muestra las falacias que se esconden tras los compromisos de "libre comercio". Chile aceptó, tanto en el TLC con la UE como con EE.UU. suscribir convenios basados en una supuesta reciprocidad comercial, que no se ha cumplido, debido a que las contrapartes se reservaron el derecho de mantener vigentes sus mecanismos antidumping a los cuales pueden recurrir en cualquier momento. Como el mismo gobierno chileno ha reconocido, las grandes potencias firmantes de los TLC disponen de recursos para reducir la promesa de libre comercio a simples palabras.
Protegiendo a las transnacionales.
Por otra parte, el Acuerdo de Asociación Chile UE tiene un efecto no explicitado a la hora de ser firmado. Sabemos que estamos en un tiempo en el se registran inusitadas tensiones sociales en América Latina, que tienen como protagonistas a las transnacionales europeas. Por este motivo, proteger sus inversiones en Chile constituyó un objetivo no publicitado tras la firma de este acuerdo.
Durante la última década, la UE ha superado a EEUU como el principal inversionista de en la Región. Especialmente en sectores sensibles en términos laborales y ambientales, como la Energía, el Agua, Telecomunicaciones, Seguros sociales y médicos, Servicios Financieros y previsionales. En Chile el monto de las inversiones europeas, llegó entre 1974 y 2001 a US $ 17697. Los principales sectores fueron la electricidad, el agua, gas, servicios, transporte y telecomunicaciones. La gran mayoría de estas inversiones le permitieron a las transnacionales hacerse del control de empresas ya existentes, en su mayoría de propiedad estatal, que fueron privatizadas durante la dictadura. Por este motivo, estas inversiones no han creado nuevos empleos. Al contrario, en la mayoría de los casos han procedido a disminuir drásticamente la planta del personal.
La firma del TLC ha permitido a estas trasnacionales contar con instrumento jurídico extraordinariamente efectivo para proteger sus inversiones, lo que cercena la soberanía nacional de Chile e impide revisar y auditar los procesos de privatización implementados por la dictadura de Pinochet a 725 empresas estatales, que tuvieron como consecuencia que el Estado chileno perdiera seis mil millones de dólares, tal como lo ha demostrado el parlamento chileno en 2005.
Las paradojas de la liberalización comercial.
La firma del TLC ha sido muy celebrada por los sectores empresariales de la UE porque incluye una verdadera liberalización del sector servicios, de los contratos de infraestructura publica y de las inversiones. Esto ha significado que, por ejemplo, que cualquier gran empresa europea puede presentarse hoy a una licitación publica en Chile en las mismas condiciones que lo haría una empresa local. También puede ser una empresa dentro del área de la salud, de la educación, etc. Cualquier exclusión u omisión puede ser reclamada por las empresas y solicitar al estado Chileno una indemnización por daños y perjuicios. Por ser un tratado reciproco, las empresas chilenas también podrían hacer lo mismo en Europa, sin embargo esto no pasa de ser una ficción teórica debido a que la escala financiera de las empresas nacionales no les permitiría en muchos casos ni siquiera cubrir una parte de los bonos de garantía de buena ejecución que se exigen en este tipo de obras.
Una mediana empresa chilena no alcanza a ser, por su volumen de ventas una empresa pequeña en la UE. En los hechos se trata de una de las materias más delicadas de este TLC pues muchas de las empresas chilenas están siendo gravemente amenazadas por la tendencia a la transnacionalización de los servicios básicos de agua, salud, educación escolar y superior, etc. Especialmente amenazante es la participación de capitales europeos en los fondos de pensiones, en un momento en que se discute una reforma al sistema de capitalización individual impuesto por Pinochet. Empresas como BBVA e ING han presionado recientemente al gobierno en contra de esta reforma, y se teme que este TLC actúe como un factor inhibidor de cualquier cambio dentro del marco jurídico nacional.
Entre 1994 y 2001 en Chile ha disminuido la participación de las ventas de las pequeñas, micro y medianas empresas desde 27% al 22% del mercado. Si bien las PYMES generan el 77 % de los empleos productivos, su capacidad de competir está severamente restringida debido a un creciente proceso de monopolización que somete a una gran presión a los pequeños y medianos comerciantes, que ya no pueden competir, ya que en Chile se permite la discriminación de precios y condiciones en las transacciones entre empresas. Dentro de las discriminaciones más "normales" están los descuentos por volumen, que obviamente favorecen a las grandes cadenas. Esta situación también presiona a los pequeños y medianos empresarios industriales y comerciales que proveen a estas grandes cadenas comerciales. Al monopolizar el mercado, las grandes cadenas limitan las alternativas de las pequeñas y medianas empresas para llegar al consumidor final, por lo que pueden imponer arbitrariamente sus condiciones. Esta asimetría estructural provoca el debilitamiento de los medianos y pequeños empresarios y les incapacita para generar nuevos empleos, y precariza los ya existentes, lo que atenta directamente en contra de la distribución de la renta en Chile.
El futuro de nuestros recursos naturales.
El acuerdo concede amplias facilidades a la inversión extranjera, lo que ha beneficiado a las transnacionales europeas, que se han incursionado crecientemente en los recursos naturales y genéticos de Chile. En la practica, el TLC dificulta cualquier reforma en el Código de Aguas, la ley de Pesca, la Ley de Bosque, el Código Minero y la Ley Laboral. Lejos de preservar los recursos naturales este acuerdo puede impedir el cumplimiento de estándares ambientales haciendo imposible su mejoramiento, tal como lo ha hecho el famoso capítulo 11 sobre inversiones de Norteamérica (NAFTA), que ha permitido a las corporaciones demandar a los gobiernos directamente.
Otro aspecto preocupante tiene relacion con los derechos de propiedad intelectual, claramente desfavorable al pais, especialmente en cuanto impide el acceso a tecnología e incrementa el precio de bienes de utilidad publica, como los medicamentos.
A pesar de la publicitadas referencias a las clausulas de proteccion ambiental que contiene el tratado, es necesario denunciar que el acuerdo carece de mecanismos eficientes, que permitan realizar evaluaciones de impacto ambiental en los terminos que el tratado establece. Supuestamente el TLC contempla este tipo de evaluaciones,(que deberían estar presentes en todas las negociaciones comerciales de la UE con terceros paises). Sin embargo en estos tres anos ha primado la falta de consultas y participación de las organizaciones sociales y ambientales en el seguimiento de este tratado.
Un apoyo al capital financiero especulativo
Con la firma del TLC con la UE y posteriormente con EEUU, el gobierno chileno ha perdido sus atribuciones en la regulación de los capitales financieros especulativos. El TLC elimino mecanismos altamente eficaces en esta tarea, como el encaje que se implementó en Chile durante los años noventa. Esta medida resistio las presiones del Fondo Monetario Internacional (FMI) y el G-8, que permanentemente han impulsado el término a las restricciones al capital.
El encaje fue una medida adoptada por el Banco Central en 1991, que tenía como objetivo evitar el ingreso al país de capitales especulativos que, aprovechando las mayores tasas de interés, podían provocar fuertes caídas en el tipo de cambio. Así, el estado chileno exigió a los inversionistas mantener depositado durante un año el 20% del capital ingresado al país; porcentaje que luego subió al 30%. En 1998 lo bajó a 10% y en septiembre de ese mismo año lo llevó a cero.
En 2001 el Banco Central eliminó formalmente la existencia del encaje en el país y durante la negociación del Tratado de Libre Comercio (TLC) con Estados Unidos, El gobierno chileno cedió a la petición norteamericana de sacar definitivamente este mecanismo. "Fue un enfrentamiento de titanes", dijo al respecto en diciembre de 2002, el ministro de Hacienda, Nicolás Eyzaguirre. Al juzgar por los resultados, el Titan chileno fue bastante debil.
Mientras Chile liberaba al capital especulativo de toda restriccion, las cadenas comerciales chilenas han emitido 14.000.000. de tarjetas de crédito por para una población activa de 6.500.000 personas. Esta cifra indica el impacto que tiene el crédito comercial en las clases medias y bajas en Chile. Estas tarjetas pueden captar dinero a una tasa de interés del 3,80% anual y luego conceder créditos a sus clientes a través de sus Tarjetas de Crédito al 3,80% mensual. Estas condiciones evidentemente atentan contra el consumidor final. Incluso, en los sectores de bajos ingresos es creciente el recurso al crédito para adquirir alimentos y bienes de primera necesidad, lo que es atractivo a corto plazo para estas familias, pero a la larga cierra las posibilidades de desarrollo a las familias modestas.
¿Quién paga los costos del Libre Comercio?
Durante el gobierno de Ricardo Lagos, el impuesto al valor agregado (IVA) subió transitoriamente, de 18% a 19%, con el objeto de financiar los menores ingresos aduaneros que acarrearían los Tratados de Libre Comercio. Se argumentó que posteriormente, a medida que los efectos positivos de los TLC se fueran haciendo realidad, expandirían nuestro intercambio comercial, recuperándose o incluso aumentando la entrada aduanera. Entonces bajaría el IVA. A inicios de 2006, el gobierno anunció que el déficit aduanero, producto de los diversos TLC que ha firmado el país, ascendería a 435 millones de dólares. Por ese motivo decidió mantener por un año más el IVA en un 19%. Esta es una muestra evidente de que l os costos del libre comercio se estan transfiriendo de forma directa a la población.
E l IVA es un impuesto regresivo en términos de distribución de ingreso, porque los sectores más pobres pagan una proporción mayor de su salario en términos de este impuesto. Q uienes destinan el 100% de sus ingresos al consumo ven disminuir de esa forma su poder adquisitivo y su calidad de vida. Es decir, los pobres subsidian a los ricos. Una nueva paradoja de la economia chilena.
Hacia una nueva forma de Hacia una nueva forma de relacion entre Chile y la UE.
En este contexto se hace necesario buscar un nuevo modelo de relaciones entre la Unión Europea y América Latina, que no se base en la imposición de reglas comerciales, sino una relacion fundada en la defensa y promoción integral de los derechos humanos (políticos, civiles, económicos, sociales, culturales, ambientales), para lo cual no basta una cláusula democrática carente de instrumentos que la hagan valer. Se requiere coherencia entre discursos y prácticas, memoria histórica y voluntad política para revertir el neocolonialismo comercial, acentuado por la deuda externa, y poner en el centro de las relaciones entre la Unión Europea y América Latina nuevos programas de cooperación destinados a nivelar las crecientes desigualdades.
Viena, mayo del 2006
(*) Alvaro Ramis es Teólogo, ex presidente de la Federación de Estudiantes de la Universidad Católica, adherente de Attac-Santiago de Chile
(1) Este texto fue presentado en el Encuentro Social América Latina, El Caribe y Europa “Enlazando Alternativas” que se realizó en Viena, Austria, entre el 10 y 13 de mayo del 2006, en paralelo a la Cumbre de mandatarios de la Unión Europea-América Latina.
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