Lagrimas de cocodrilo
En días pasados Venezuela formalizó su retiro de la CAN, argumentando que al suscribir el TLC con Estados Unidos, Perú y Colombia habían liquidado ese proyecto. Por su parte el presidente de Bolivia, Evo Morales, en una carta a Chávez coincide en que el TLC "está destruyendo este acuerdo de integración que ya lleva 37 años y que con todos sus aciertos y desaciertos ha permitido una integración de nuestra región". A diferencia de Chávez, Morales llama a hacer esfuerzos por salvar la CAN y considera que "una retirada en estas condiciones sólo aceleraría y facilitaría el proceso de desmantelamiento de la CAN que han iniciado los TLC". En la misma carta llama a realizar una reunión de los presidentes para examinar la situación.
En respuesta a Morales, Chávez señala que estaría dispuesto a reconsiderar su salida, siempre y cuando Colombia y Perú reconsideren la firma del TLC. Estos, a su vez, señalaron que no harían ninguna reconsideración y en la reunión de la CAN el ministro Botero de Colombia se sentó con la actitud de facilitar, no sin cierta alegría, la salida de Venezuela.
Las noticias han sugerido que la crisis se ha originado por la posición de Chávez. En realidad la CAN viene languideciendo hace muchos años. En efecto, la última crisis se gestó a mediados de la década del 90 cuando se adoptó la teoría del 'regionalismo abierto', con la cual se quería adaptar la CAN a las políticas neoliberales que predominaban entonces en todos los países del área. Esto significó un aflojamiento de los lazos institucionales y una adaptación al 'libre comercio'. A pesar de ello los países vecinos tuvieron tanta importancia para Colombia que en 2004 exportamos a ellos cerca del 20% de nuestras exportaciones totales, representando más del 70 por ciento productos de la industria manufacturera.
El 'regionalismo abierto' significó la adaptación del la CAN a los criterios que se estaban acordando en la OMC y a las exigencias del Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional. En esta época se modificaron las disposiciones sobre Inversión Extranjera Directa y se promovió la desregulación de los servicios. También se aprobó oficialmente el apoyo a la creación del ALCA, modificaciones que fueron hechas durante los mandatos de Gonzalo Sánchez de Lozada, Alberto Fujimori, Ernesto Samper, Sixto Durán y Rafael Caldera.
Esto marcó el último periodo de la CAN en el cual coexistieron objetivos contradictorios como la infructuosa búsqueda de un arancel externo común, la industrialización, la armonización de políticas macroeconómicas y -por otra parte- la liberalización y la promoción del ALCA.
Durante la negociación del ALCA, los países andinos no pudieron coordinar posiciones. Colombia fue pionera en considerar a los países andinos no como socios sino rivales, y son proverbiales las afirmaciones de esa época de Rudolph Homes, eminencia gris del régimen, subestimando y criticando la integración andina y abogando por la negociación del TLC como alternativa a dicha integración En el curso de la negociación del TLC no solamente aumentó la distancia con Venezuela, que no se sumó a ésta, sino con los demás países.
Ya iniciadas la negociaciones del TLC se intentó, con la Decisión 598 de julio de 2004, permitir la negociación de acuerdos comerciales con terceros, sobre la base de preservar la normativa andina, tener en cuenta las sensibilidades de los socios y mantener la información sobre los procesos.
Los resultados de la negociación del TLC, por el contrario, implicaron no solamente un cambio en la normatividad andina sino una violación de la Decisión 598. A su vez, la traición a Bolivia es más grave pues sobre ese país se había recomendado un trato especial por su menor nivel de desarrollo.
Lo que ha sido puesto de relieve por Chávez y Morales es el intento de convertir la CAN en un mero organismo asesor para la promoción de tratados de libre comercio. Por su parte las gestiones y lloriqueos de Uribe Vélez y Botero para mantener la CAN, no son más que lagrimas de cocodrilo con las cuales se quiere ocultar el hecho de que la firma del TLC ha violado flagrantemente la disposición constitucional que ordena dar prioridad en las relaciones internacionales a la integración andina y latinoamericana.