Breve análisis:
Las negociaciones del TLC entre Panamá y EE. UU. (PAFTA)
Es preciso expresar que las negociaciones entorno a la firma de un TLC entre Panamá y EU, han gozado de contradicciones y van contra los principios del desarrollo que aspira el pueblo. El secretismo, la falta de divulgación, las absurdas disparidades económicas y hasta las relaciones políticas, siguen bajo las prácticas de imposición y dominación que históricamente ha sufrido la patria istmeña.
Desde finales del mes de abril del 2004, las presuntas negociaciones para un tratado de libre comercio con los Estados Unidos se han venido desenvolviendo en una sucesión de rondas, donde los representantes panameños se han acostumbrado a reafirmar su capacidad en la toma de decisiones, la cual ha carecido de pruebas idóneas.
Evidentemente las órdenes de sus superiores entreguistas les han permitido culminar, casi sin tropiezos, la mayor entrega --después de 1903-- de la soberanía nacional y de sus recursos naturales, al control político-militar del imperio y a la voracidad de sus transnacionales.
Sin embargo, la décima ronda (si es que hay décima ronda), será de puro trámite. Todo indica que las últimas propuestas de los estadounidenses en los renglones agropecuarios que faltaban (arroz, pollo, azúcar, café, cebolla, papa y cerdo), indiscutiblemente tendrá consecuencias devastadoras para el agro panameño.
Según los últimos acontecimientos, un informe preliminar de la FAO que cuestiona el sistema de salud animal y vegetal panameño, determino que los técnicos panameños que arribaron de los Estados Unidos, con el burlesco argumento de que todas las prácticas y normas que aplica la sanidad alimentaría estadounidense para dictaminar si las mismas son absolutamente confiables y seguras, no gozan de la aceptación nacional de profesionales en la materia. Después de esto, Panamá reconoce el sistema sanitario de Estados Unidos, aún cuando los productores señalan que el informe de la comisión es irresponsable ya que no está basado en un verdadero criterio científico, y advierten que tomarán medidas.
Panamá y la décima ronda
El reconocimiento del sistema sanitario estadounidense estuvo basado en documentación que tiene el Gobierno panameño desde 1997 sobre 110 plantas de procesamiento de EE.UU., e información "confiable" que recibió la comisión en la gira de la semana pasada a los sistemas de vigilancia sanitaria en Washington, Atlanta y Miami.
A pesar del mismo, las negociación del TLC están paralizadas desde el pasado 13 de enero, cuando EE.UU. le pidió a Panamá el reconocimiento de su sistema fito y zoosanitario, sosteniendo que el sistema panameño se presta para el bloqueo de sus exportaciones.
Desde el principio el panorama pintaba oscuro, aunque a la mitad de la ronda se mejoraron las perspectivas y las probabilidades de que se podía tener un cierre. Pero el fantasma de las normas sanitarias se apoderó de las negociaciones un infortunado viernes 13, el último día del encuentro. Panamá no pudo convencer a Estados Unidos de que removiera del tratado la controvertida carta adjunta que demandaba la prelación de las normas sanitarias estadounidenses sobre las panameñas.
El comentario generalizado entre los representantes del sector privado que acompañaron a los negociadores a Washington era que el ex ministro Laurentino Cortizo se había salido con la suya, y le había proporcionado un fuerte golpe a su ex compañero de nómina presidencial y actual mandatario panameño, Martín Torrijos, quien durante toda la ronda estuvo en contacto telefónico directo con Alejandro Ferrer, Ministro de Comercio e Industrias.
Mientras el equipo panameño mostraba grietas en su unidad, el equipo negociador estadounidense fue renovado. Richard Crowder, nuevo jefe negociador agrícola de Estados Unidos, lideró uno de los aspectos más sensibles de la negociación: los siete productos panameños de mayor importancia, el azúcar, y las normas sanitarias. También intervino Susan Schwabb, segunda al mando en la oficina comercial de Estados Unidos (USTR, por sus siglas en inglés). La jefa negociadora Regina Vargo, quien había encabezado el esfuerzo comercial con Panamá hasta el momento, se despidió del equipo panameño anunciando el inició de su jubilación. En reemplazo de ella fue nombrado Everett Eissenstat, principal asesor del Senado en materia de comercio exterior.
Estados Unidos bajó todas sus cuotas y plazos de desgravación y periodos de gracia a los niveles que Panamá ya consideraba aceptables. Pero el USTR exigía que Panamá firmara la carta adjunta sobre el tema sanitario para cerrar el tratado. Ferrer no tuvo otra opción que pedirle a Crowder abandonar esta ronda para regresar a Panamá y someter la solicitud a un análisis científico, como también determinar las debilidades de la legislación panameña.
Los ganaderos fueron los más escandalosos de la ronda. En Washington armaron una fuerte oposición a las aspiraciones sanitarias de Estados Unidos, e incluso levantándose de la mesa de consultas del equipo negociador panameño. El incidente provocó roces con Ferrer, a quien posteriormente le pidieron disculpas más de siete veces, aunque eso no evitó que regresaran a Panamá.
Los arroceros y molineros también estuvieron dispuestos a formar una rebelión con un comunicado que tenían preparado en rechazo de la negociación de este producto, de paso responsabilizando al equipo negociador de cualquier acuerdo que se lograra. Pero al enterarse de que no había cierre bajaron la guardia. Los representantes del sector alegan que necesitan más de 10 años de gracia, ya que sus cuantiosas deudas bancarias están fijadas a largo plazo.
Tratados o cartas adjuntas
La carta escarlata que llevó al colapso de la novena ronda del acuerdo comercial con Estados Unidos no es la única de su tipo. En realidad, es parte fundamental de la negociación de tratados y muy particularmente, de los tratados de libre comercio, hasta el punto que los mismos negociadores a veces se preguntan si están negociando un TLC o un puñado de cartas adjuntas.
Además de la carta fitozoosanitaria, Estados Unidos le presentó a Panamá una serie de cartas adicionales relacionadas al tema de seguridad, propiedad intelectual e inversiones. Estas propuestas, que van en ambas vías, son conocidas como "non-papers" y tocan temas sensibles desde la inspección de contenedores en los centros de trasbordo panameños y la presencia de funcionarios de aduana de Estados Unidos en Panamá, hasta temas de salud pública, medicamentos, el Canal y casinos.
Miembros del Congreso estadounidense inclusive le han enviado cartas el presidente George W. Bush objetando el uso de cartas adjuntas a los tratados como mecanismo de negociación. Insisten en que el lenguaje del mismo TLC debe ser lo suficientemente claro y específico para ser comprendido sin tener que incluir ese tipo de documentos anexos.
Panamá y Centroamérica
Panamá reinició las negociaciones para un tratado de libre comercio (TLC) con los países de Centroamérica en abril, un proceso que se encontraba suspendido desde hace cuatro años.
La operación comienza con Nicaragua en una ronda que se realizará del 6 al 7 de abril en la ciudad de Managua, según el cronograma aprobado ayer por los viceministros y ministros de comercio y economía de los países centroamericanos y Panamá. En esta negociación solo quedan pendientes de acuerdo cuatro productos agrícolas: carne bovina, cebolla, café y tomate.
El viceministro de Fomento, Industrias y Comercio de Nicaragua, Julio Terán, reiteró ayer que para su país es importante lograr un acceso al mercado panameño con la carne bovina.
Con Costa Rica la negociación empezará el 11 de abril en territorio panameño, siendo los temas más espinosos las telecomunicaciones, servicios financieros, y lácteos. Pero el panorama podría cambiar, ya que Costa Rica tiene previsto modificar su legislación para abrir su mercado de telecomunicaciones en los segmentos de internet, celulares y redes privadas. También abrirá el mercado de los seguros de forma escalonada, iniciando con pólizas que no brinda actualmente el monopolio estatal Instituto Nacional de Seguros, como cobertura de casco de avión.
Con Guatemala y Honduras la negociación de acceso a mercado tendrá que empezar de cero. El primer encuentro con Honduras será el 20 y 21 de abril, mientras que con Guatemala será el 27 y 28 de abril. Las negociaciones con los países no tienen fecha límite establecida.
El movimiento social
Las organizaciones y movimientos sociales no serán cómplices pasivos ante la firma de un TLC. No se dejarán manipular, utilizar, ni instrumentalizar en supuestos procesos de consulta, diálogo y falsas negociaciones, para falsos TLCs que sólo persiguen justificar, validar y profundizar la apresurada aplicación de las políticas neoliberales en el país.
Y rechazan enteramente el Tratado de Libre Comercio (TLC) por su lógica secretista y mercantilista que atenta contra los derechos humanos y por ser un instrumento más de las políticas neoliberales que pretende imponerle al país el gobierno de los Estados Unidos a través del Fondo Monetario Internacional (FMI), el Banco Mundial (BM), la Organización Mundial del Comercio (OMC) y las corporaciones transnacionales, en complicidad con autoridades y sectores empresariales y patronales nacidos en Panamá.