El significado de la reunión de la OMC en Hong Kong
La semana pasada fueron declarados inocentes 11 de los últimos 14 manifestantes detenidos en las protestas de diciembre contra la Organización Mundial de Comercio (OMC, WTO según sus siglas en inglés) en Hong Kong. Tres coreanos todavía enfrentan un juicio por reunión ilegal.
Más de 1000 personas fueron arrestadas en Hong Kong durante la reunión ministerial de la OMC, incluso más que aquellos centenares arrestados en las protestas masivas de Cancún, en México en 2003 o en Seattle en 1999. Tal como en esas dos reuniones ministeriales; trabajadores, granjeros, ambientalistas, estudiantes, activistas de la salud y otros promotores de los derechos humanos vinieron desde países tan diversos como Corea del Sur, Estados Unidos, Kenya, Brasil, Filipinas, Francia, Sur África e Indonesia, para manifestar su intensa oposición a dicho ente.
La OMC no pudo concluir exitosamente ni siquiera una de las rondas de negociaciones desde su fundación en 1995. Fue a mitad de la ronda iniciada en 2001 en Doha, Qatar; cuando fue presentada lo que se conoce como la Ronda de Doha, que debía ser completada el año pasado, pero los negociadores reconocen que incluso todavía deben terminar de definir los parámetros generales o “modalidades”. Las metas de la OMC en Hong Kong consistían en completar las “modalidades”, mientras los manifestantes querían que las negociaciones colapsaran, tal como hicieron en Cancún en 2003.
Desafortunadamente, en Hong Kong una declaración eventualmente fue firmada. Mientras los proponentes de la OMC han admitido que la declaración no los acerca mucho a la conclusión de la ronda, la declaración obliga a considerar cierta cantidad de duras concesiones por parte de los países en desarrollo, lo que tendrá serias implicaciones para su futuro desarrollo. Esto mantiene a la OMC cojeando, en un momento cuando todo el modelo de la globalización corporativa está experimentando una seria y legítima crisis. (Véase: http://www.alternet.org/story/29326/ )
Pero un acuerdo definitivo está muy lejos. Y toda la credibilidad del modelo de globalización corporativa continúa erosionándose, debido a su fracaso para promover el crecimiento y el desarrollo, acuerdo que todavía se puede detener.
Cambios geopolíticos en Hong Kong
Según el veterano antiglobalizador Walden Bello, los negociadores fueron capaces de llegar a una declaración final porque en esta ocasión tanto Brasil como India -países que lideraron la resistencia de los países en desarrollo ante la OMC en Cancún- se convirtieron en proponentes del sistema de la OMC a favor de sus propios intereses corporativos, y jugaron un amplio rol al presionar a otros países en desarrollo para que acompañaran lo que esencialmente constituye la agenda de Estados Unidos (EE UU) y la Unión Europea (UE).
Los países en desarrollo más pequeños realmente muestran una tremenda resistencia y muestran crecientes esfuerzos conjuntos durante las negociaciones. Recordemos que cerca de 30 países en desarrollo ni siquiera tienen recursos para domiciliar un equipo permanente de representantes en Ginebra, donde las reuniones de la Organización Mundial de Comercio se desarrollan -por lo que incluso el reto de conocer cómo las negociaciones afectarán a esos países puede ser agobiante-. Un gran grupo de 110 países se reunieron en Hong Kong para coordinar posiciones, en lo que probablemente es la mayor reunión de países en desarrollo a lo largo de la historia de la OMC.
Durante un momento pareció que la unidad de los países en desarrollo podía aglutinar fuertemente sus intereses y podía descarrilar el acuerdo inminente. Pero al final, según la opinión de Bello, “el rol de Brasil e India fue el de lograr la aprobación de los países en desarrollo a favor de un acuerdo desbalanceado”. La estrategia de EE UU y Europa de “divide y vencerás” parece haber funcionado, por ahora.
Pero Hong Kong también fue notable por el excitante surgimiento de un nuevo líder en el mundo desarrollado, uno que tiende a resistir las presiones de la gestión de Bush y las de su propio sector corporativo y, por el contrario, trabaja para construir alianzas estratégicas con países en desarrollo a lo largo del mundo: Venezuela.
La historia de la ministra valiente
La ceremonia de clausura de la reunión ministerial de Hong Kong, el 18 de diciembre de 2005, se efectuó en una sala tipo teatro, sin micrófonos y sin tarjetas de identificación de los asistentes para impedir toda participación por parte de cualquiera de los delegados de los 150 países de la OMC.
El Director de la ceremonia de clausura, el Secretario de Comercio de Hong Kong John Tsang, se limitó a la agenda. “Próximo punto, aprobación de la Declaración Ministerial, ¿todos a favor?”. Él inmediatamente golpeó el martillo: “está decidido”.
Pero repentinamente, Mari Pili Hernández, Vice Ministra de Relaciones Exteriores de Venezuela, saltó sobre la tarima y exigió el derecho de palabra. El Director intentó acallarla, asegurando a la audiencia que las declaraciones hechas durante la reunión previa (reunión no-pública y no asentada en los registros), serían debidamente consideradas. Pero esto no satisfizo a la decidida Sra. Hernández, quien presionó, muy determinada a expresar públicamente las críticas de su gobierno a la declaración final. Ella logró lo deseado.
Hernández levantó objeciones tanto contra el asunto de los servicios, así como el de las tarifas de la producción industrial (léase más abajo). Y el representante de Cuba también se levantó para hacer lo mismo. Esta es la primera vez en la historia de la OMC que estos países intervienen en la reunión plenaria de clausura para emitir reservas acerca del texto. La implicación de “reservas” formales será decidida en futuras disputas a modo de negociaciones que continuarán en Ginebra.
Pero la lección fue muy clara: Venezuela se ha convertido en líder de la lucha contra la globalización corporativa, igual que se ha convertido en líder de la lucha hemisférica contra el Acuerdo de Libre Comercio para las Américas (ALCA).
Entonces, ¿qué es lo que los gobiernos de todos modos acordaron?
Los negociadores se propusieron terminar el marco de trabajo de las negociaciones -denominados “modalidades” en la jerga de la OMC- al final de la reunión de Hong Kong y llegaron muy cerca de su meta. Pero ellos concordaron en pocos asuntos, casi todos ellos destinados al desarrollo y a la democracia:
-Una mayor expansión de las metodologías para las negociaciones referentes a los servicios, que otorgarán a corporaciones multinacionales como Citicorp o Halliburton nuevas maneras de presionar a los países en desarrollo para que entreguen sus sectores financieros y energéticos, y eliminar el acceso de los servicios públicos para los pobres.
-Una fecha tope al 2013 para los subsidios a la exportación agrícola europea, que realmente mantendrá la mayoría de los subsidios masivos de Estados Unidos y de la Unión Europea.
-Una mayor consolidación de las propuestas sobre tarifas emitidas por los países desarrollados (NAMA, por sus siglas en inglés), basadas en una formula extrema que limita a muchos países pobres, quienes nunca podrán desarrollar una industria básica propia.
-El llamado Paquete de Desarrollo, el cual está mayoritariamente vacío de alternativas reales en asuntos claves, tales como los subsidios al algodón, el acceso al mercado para los países menos desarrollados o las ayudas para el desarrollo.
Servicios
El golpe mas grande propinado por los intereses corporativos, durante la semana, fue la apertura de una manera completamente nueva de presionar a los países para permitir a las corporaciones multinacionales extranjeras la compra de los servicios públicos y todo aquel servicio cuyo propietario son una nación. La “liberalización” de los servicios involucra la privatización de servicios que pertenecen al público para alcanzar necesidades humanas básicas (como son la atención en salud, la educación o el sistema de correos) y la desregulación de los servicios privados, o una mezcla de servicios públicos y privados (como es la distribución eléctrica, las telecomunicaciones o el transporte).
Muchas naciones en desarrollo alrededor del mundo ya han liberalizado ampliamente sus servicios, debido a los programas denominados “ajuste estructural”, impuestos por el Fondo Monetario Internacional o por el Banco Mundial con el fin de disminuir el rol de los gobiernos -y aumentar el rol del sector privado- en el control de la economía doméstica.
La liberalización en la OMC profundizará y extenderá el control multinacional extranjero de las actividades, comprometiéndonos en una dinámica de vivir día a día, haciendo permanente el control foráneo.
Los países en desarrollo inicialmente acordaron negociar en el ámbito de los servicios, un escenario en donde no tienen casi nada que ganar, como una concesión que induciría a los países ricos a negociar el asunto de la agricultura, pero sólo en las áreas en donde los países en desarrollo tendrían flexibilidad y control sobre los sectores de servicios que ellos mismos han aprobado abrir para la compra por parte del sector extranjero. El mayor cambio en Hong Kong fue el gigantesco poder de las corporaciones multinacionales de servicios para hacer que los países en desarrollo acepten negociar en grupos y en sectores, perjudicando seriamente su habilidad de proteger sus variados intereses nacionales.
Dentro de pocos meses en Ginebra, veremos a los representantes comerciales de los países ricos invitando a los negociadores de los países en desarrollo a reuniones de los “amigos de los servicios”, para discutir acerca de los “beneficios de atractivas inversiones extranjeras en el sector servicios”. En realidad, los anfitriones de estas reuniones serán las corporaciones transnacionales de servicios, para azuzar a los gobiernos de los países pequeños para que permitan a las corporaciones extranjeras iguales condiciones que las compañías nacionales.
Los dos mayores sectores para Estados Unidos en términos de control político global son los servicios financieros, aspecto recomendado por Citicorp y por el resto de la industria financiera para controlar el dinero mundial; y los servicios energéticos, aspecto recomendado por compañías como Halliburton, para controlar el petróleo y el gas del mundo. En la lista también están los servicios públicos importantes, incluyendo la atención en salud, la educación, el suministro de agua y los servicios de correo.
Pero la lista de los sectores prioritarios no se acaba aquí, ella también incluye los servicios legales; la computación y servicios afines; la construcción e ingeniería asociada; las telecomunicaciones; los servicios audiovisuales; la distribución; los servicios ambientales; el turismo; el transporte aéreo, marítimo y de otros tipos; la logística y una linda categoría que engloba cualquier otro servicio, denominada “otros servicios profesionales”.
Los servicios son el sector de más rápido crecimiento en la economía mundial, y pronto estarán bajo control corporativo a menos que detengamos a la OMC.
Agricultura
Estados Unidos y la Unión Europea dan inmensos subsidios a sus sectores agrícolas, subsidios que muchos países en desarrollo sienten que confieren a los productos una injusta ventaja en el mercado mundial y que deprimen los precios mundiales, causando estragos en las comunidades agrícolas a lo largo del mundo.
Exportadores agrícolas como Brasil y Argentina han estado batallando por una reducción de los subsidios domésticos y de exportación de EE UU y de Europa para 2010, para que la soya, los cítricos, el azúcar y la carne brasileña y argentina puedan ser vendidas en mercados de EE UU y Europa en forma competitiva. Según Martin Khor de la Red del Tercer Mundo “Este ampliamente distorsionante subsidio de todo debió haber sido eliminado hace muchos años, sin haber pedido nada a cambio”.
Estados Unidos hizo lo que parecían ser significativas ofertas en agricultura y trataron de echarle la culpa a los europeos (aunque sus ofrecimientos eran más para el papel que para la realidad). Parecía como si la reunión ministerial fuera a derrumbar la falta de voluntad de EE UU para reducir sus masivos subsidios a la importación en una fecha fija. Pero a última hora, habiendo ya obtenido mucho a cambio, el Comisionado Comercial de Estados Unidos Peter Mandelson acordó una fecha tope de 2013 para los subsidios a la exportación, dejando sin decisión el asunto de la mayoría de los subsidios domésticos.
El G20, el grupo que representa a los países en desarrollo exportadores de productos agrícolas, que nos enloquecieron en Cancún por su resistencia ante EE UU y Europa, aceptó la oferta en vez de permitir que ésta sea otra reunión ministerial fallida de la cual serían culpados. Entonces ellos ayudaron a transmitir la presión hacia otros países pobres para que también acompañaran el trato.
Pero la mayoría de los países en desarrollo son netamente importadores de alimentos, y están más preocupados por proteger su base campesina de importaciones subsidiadas, en vez de tratar de ganar el acceso al mercado de otros países. Estos países en desarrollo han estado recomendando una designación denominada Productos Especiales, que les permitiría poner ciertas restricciones a artículos alimenticios, basado en la seguridad alimentaria, sustento y desarrollo rural.
En el borrador de la declaración, los países desarrollados pueden decidir cuál tipo de productos proteger de esta forma, pero los países en desarrollo tendrían que permitir a la OMC para que ésta decidiera por ellos, considerando muchas restricciones. Los países en desarrollo finalmente ganaron en Hong Kong el derecho de “auto-designar” los Productos Especiales, pero eso resulta extremamente vago, en la forma de “una cantidad apropiada” de productos -a ser determinada por medio de futuras negociaciones en Ginebra- lo que sería autorizado por designación. Tal como Vandana Shiva ha señalado, en lo que se refiere a suministros y seguridad alimentaria campesina, “todos los productos de nuestros campesinos son Productos Especiales”.
Esto puede parecer un complejo e insignificante detalle. Pero cuando campesinos de Corea del Sur y de otros países se están suicidando para protestar ante las reuniones de la Organización Mundial de Comercio, y estos campesinos representan más de la mitad de la población en la mayoría de los países en desarrollo, entonces ese no es un asunto pequeño.
Otro asunto clave para algunos de los más pobres países en desarrollo es el del algodón. El subsidio que EE UU otorga a productores agro-industriales de algodón distorsiona tanto el mercado que millones de campesinos en Burkina Faso, Mali, Benin y Chad pierden billones de ingreso debido a los precios artificialmente bajos. Ellos han exigido que Estados Unidos ponga fin a los subsidios domésticos en 2006. Ellos recibieron una vaga promesa de que EE UU reduciría sus subsidios “en un período de tiempo más corto que el generalmente aplicado”. Obtuvieron nada más que migajas, en un asunto que cada día le cuesta el sustento a los campesinos.
Empleos y medio ambiente
En el lenguaje de la OMC, este tema de negociación es denominado Acceso a Mercado No-Agrícola (NAMA, por sus siglas en inglés). Las negociaciones del NAMA se tratan limitar al asunto de reducir las tarifas, o los impuestos que las corporaciones pagan a los gobiernos por permitírsele a estas compañías vender productos en un país. Por lo que el NAMA realmente es un gigantesco esquema corporativo de abolición de impuestos a los bienes manufacturados y a los recursos naturales (exceptuando los servicios o los productos agrícolas).
Las tarifas son una herramienta clave para el desarrollo de cualquier país en vías de desarrollo. Esto funciona así: Usted desea tener una industria automotriz, pero los japoneses fabrican mejor los carros, más baratos y más eficientemente. Por ello Usted impone una tarifa, que es esencialmente un impuesto corporativo a los carros japoneses, para hacerlos más costosos hasta que su nueva industria automotriz sea competitiva. Entonces, cuando Usted tiene una industria próspera, Usted elimina la tarifa y los precios al consumidor descienden. El año siguiente Usted impone una tarifa a los televisores, a equipos electrónicos o a lo que esté en su plan nacional de desarrollo a fin de crear empleos y para que crezca su economía. Es por ello que los países en desarrollo generalmente tienen mayores tarifas, mientras que los países desarrollados tienen tarifas menores (y utilizan los subsidios como un modo alterno para seguir apoyando a su industria).
Cada país desarrollado ha utilizado la herramienta de las tarifas como una política clave en su proceso de industrialización. Ahora los países desarrollados están pidiendo que los países en desarrollo reduzcan dramáticamente sus tarifas: en esencia están pateando la escalera del desarrollo después de haber subido por ella.
En la OMC, los distintos países hacen distintas propuestas a lo largo del año, entonces los negociadores intentan llegar a un acuerdo. Lo complicado reside en que lo que es bueno para los países desarrollados (y las corporaciones que dominan sus autoridades), frecuentemente no es bueno para los países en desarrollo (cuyos intereses nacionales pueden estar determinados por compañías nacionales o por sus necesidades de desarrollo).
Es así que en torno al Acceso a Mercado No-Agrícola (NAMA) EE UU, Europa, Canadá y Noruega han hecho propuestas en marzo de 2005 para instar a recortes adicionales en las tarifas de los países en desarrollo. Argentina, Brasil e India han hecho una propuesta de arreglo en junio. Los caribeños hicieron otra en julio, que permitiría a los países pobres mayor capacidad para decidir cuándo reducir sus tarifas. Y el grupo de los 90 países en desarrollo hicieron varias propuestas reiterando en mandato central referente al desarrollo, emanado de la Declaración de la OMC en Doha.
El lector podría tratar de adivinar si el texto de Hong Kong refleja las propuestas de algún país en particular. Si Usted supuso que se trata de EE UU, Europa y otros países desarrollados, entonces ha acertado. Disminuir las tarifas en los países en desarrollo es algo bueno para los negocios multinacionales que están tratando de mudar su producción a los países con menores sueldos; pero eso no es tan bueno para el desarrollo ni para los intereses de los trabajadores.
Adicionalmente, en lo que respecta a los bosques y pesquerías, los recortes adicionales de tarifas acordados en Hong Kong significarán un dramático incremento en la explotación global de árboles y peces.
De acuerdo a la Red Africana de Comercio, el resultado de Hong Kong “llevará a un mayor colapso de las industrias locales, la desindustrialización y la pérdida de empleos”. Khor, de la Red del Tercer Mundo, señala que “los compromisos del NAMA emitidos a partir de los países en desarrollo no tienen precedentes en la historia del sistema de comercio multilateral”.
Desarrollo, el paquete vacío
Días antes de la reunión ministerial, funcionarios de Estados Unidos y la Unión Europea presentaron sobre la mesa un nuevo “Paquete de desarrollo”, básicamente un soborno en efectivo para hacer que los países más pobres aceptaran el resto de las negociaciones. Una piedra angular de ese Paquete fue varios billones en ayudas al desarrollo, aspecto difícil de rechazar por parte de pequeñas economías atadas por la falta de dinero en efectivo.
Pero de acuerdo al Enfoque en el Sur Global, la mayor parte de la “ayuda” de cualquier forma ya estaba prometida, o corresponde a préstamos en vez de donaciones. Y la mayor parte de ello realmente está dirigido a lo que denominan “facilitación comercial”. Ese dinero le ayudará a reescribir sus leyes para adecuarlas a los tratados de la OMC.
Lori Wallach, director del Observatorio Público Ciu