Un tesoro que hay que proteger

Autosuficiencia alimentaria

2005-09-08 00:00:00

Costa Rica posee un enorme tesoro que pocos valoran: autosuficiencia alimentaria. Los miles de hombres y mujeres que laboran desde la madrugada en los campos para producir los alimentos son héroes anónimos que merecen todo nuestro apoyo y reconocimiento. Lamentablemente, muchos de ellos se han visto obligados, como consecuencia de una estrategia de desarrollo excluyente, a vivir en precaria subsistencia.

El trato injusto al agricultor nacional y la ausencia de una estrategia inteligente para facilitar la reconversión productiva del sector agropecuario constituyen una ingrata afrenta perpetrada por una ideología importada, ajena a nuestra historia y a nuestra vocación productiva.

Peligrosos desafíos. El avance implacable de la apertura comercial y la globalización plantean peligrosos desafíos para la agricultura nacional. Por un lado, se exige al productor eficiencia y productividad en un entorno plagado de distorsiones y trabas que boicotean a diario su esfuerzo individual (y esto no solo a ellos). Por otra parte, se le expone a la competencia de productos provenientes de naciones desarrolladas, que gozan de importantes economías de escala y generosos subsidios estatales.

Una publicación reciente del USA Today da cuenta del fuerte proteccionismo que sigue reinando en Washington. Una ley aprobada en 1996 por la administración Clinton, para eliminar progresivamente los subsidios agrícolas, terminó en un rotundo fracaso. En los últimos 5 años, el Gobierno gastó $ 92,000 millones en este rubro, el triple de lo autorizado por la ley. Más aún, en estos momentos se debate un nuevo programa de subsidios para los siguientes 10 años por unos $ 170,000 millones.

Doble injusticia. Los productores son víctimas de una doble injusticia: la de los países ricos que predican el libre comercio, pero practican, con multibillonarios subsidios, el proteccionismo agrícola, y la de nuestros ingenuos Gobiernos que abren el mercado con la consigna de “sálvese el que pueda”.

Esta grave amenaza que enfrenta la agricultura costarricense es también una amenaza para la autosuficiencia alimentaria. En pocos años podríamos pasar a depender aún más de proveedores extranjeros para el abastecimiento de los alimentos básicos. Este hecho entrañaría un peligroso riesgo para los costarricenses. Si por razones políticas, económicas o sociales en los países productores se suspendiera la exportación de alimentos, nosotros quedaríamos en una posición de absoluta vulnerabilidad y, ante una eventual escasez mundial, a ningún precio conseguiríamos los alimentos, pero ya sería muy tarde.

Por la supervivencia. La autosuficiencia alimentaria es un tesoro nacional y como tal debemos hacer todo a nuestro alcance para protegerlo. Los costarricenses nunca nos podremos comer los productos manufacturados que exportamos ni los dólares que genera. Debemos ser previsores y tomar las medidas necesarias, como hacen los países desarrollados, para generar los alimentos básicos que garanticen la propia supervivencia.

Costa Rica no puede ni debe seguir relegando la agricultura a un segundo plano. El apoyo decisivo e inteligente a este estratégico sector productivo redundará en beneficios directos para toda la población. Por eso debemos trabajar con ahínco en su fortalecimiento y modernización. Busquemos inspiración en lo que los países exitosos y desarrollados del mundo hacen, no en lo que dicen.

- Samuel Yankelewitz B., Presidente Unión de Cámaras

La Nación, sábado 26 de enero del 2005.