Corrupción, Telecomunicaciones y TLC

2005-09-01 00:00:00

El Primero de Mayo de 2002, Mario de J. Valderrama, hoy asesor para
Empleo y Seguridad Social del presidente, realizó con sus prosélitos un
foro con el entonces candidato Uribe donde se ventilaron en televisión
temas laborales y en el cual Uribe aseguró que no privatizaría a
TELECOM. Tres años después, la empresa está liquidada y el cascarón
que quedó luego del desbarajuste va a entregarse a dedo al tiburón
financiero Carlos Slim, quien en 15 años y a plazos en una suerte de
arrendamiento con opción de compra, lo llenará con activos por valor de
varios billones de pesos, dando de cuota inicial neta menos del 10 %
del valor que tomará.

Slim pagará el resto con las ganancias que percibirá por el usufructo
de la posición dominante que se le otorgará y con otras briznas, como
un insólito porcentaje adicional al año por gestión administrativa, y
controlará las comunicaciones en Colombia. De hecho, la alianza
TELECOM- COMCEL se enfrentaría en mejores condiciones a la de OLA-ETB-
EPM, sin descartar que, para completar el cuadro, los alcaldes Fajardo
y Garzón quizás hagan también su “propio negocio” con SLIM.

El “memorando de acuerdo”, figura ilegal que reemplazó a lo que
estipula la Ley 80 para estos casos, trata de la forma cómo Slim se
arrojará sobre la presa y no sobre la tecnología, los pasivos, las
capitalizaciones u otra de las “cortinas de humo” exhibidas como
justificación del chanchullo. Estos “memorandos” no son desconocidos
por Slim, a quien la revista Newsweek define como “especialista en
adquirir activos baratos”, especialmente en América Latina, “su patio
de atrás”. Empezando por su natal México, donde a través de la
adquisición de TELMEX tiene un monopolio que le permite cobrar a 40
centavos de dólar el minuto de larga distancia hacia Estados Unidos, en
tanto desde Hawai y Alaska sólo vales tres. Por tales prácticas, está
demandado ante la OMC por otros competidores tan poco santos como él:
AT&T y MCI. También Slim fue multado por una Corte de Texas por 121
millones de dólares por aprovechar información confidencial, conseguida
en un intento de fusión, para apoderarse a menos precio de la firma COC
Services desde una posición de fuerza y para comprar acciones en el
mercado abierto, confabulado con un socio: James Halpin. Slim ha
apelado el segundo veredicto proferido en su contra.

El mayor escándalo que ha causado fue precisamente el de la adquisición
de la “joya de su corona”: TELMEX En noviembre de 1990, fue el ganador
de la subasta que la privatizaba, asociado con Bell International
Holding Co. y France Cable & Radio. Los otros competidores, pagando de
contado, ofrecieron menos por cada acción que Slim, pero su oferta,
aunque superior, fue pagada a plazos con dinero proveniente de las
ganancias que obtuviera de la misma Telmex, igual al modus
operandi como procederá con TELECOM, por ello fue acusado como
testaferro de Salinas de Gortari; lo que adquirió por 1.800 millones
de dólares hoy vale 20.000.

El TLC no es ajeno a la operación de Slim y TELECOM. De acuerdo a lo
que ya está negociado, los operadores internacionales de Estados Unidos
tendrán acceso a las redes nacionales para la larga distancia mediante
el pago de una tarifa. Si se conoce que Slim es además dueño
mayoritario de una firma de comunicaciones inalámbricas prepagadas de
Miami llamada TOPPTelecom, que atiende a consumidores de bajos ingresos,
principalmente hispanos en Estados Unidos; en el marco del TLC, las
empresas de Slim podrán jugar de emisoras y receptoras, “ganando por
punta y punta”, por el que llama y por el que recibe, imponiendo su
primacía sobre los demás competidores como ya hizo en México. Telecom
sería una filial.

Pese a que posa como contrario al neoliberalismo, Slim no es ajeno a
las andanzas imperialistas. Está asociado con Clinton, Bill Gates y se
asesora de Felipe González, y no le son ajenas las relaciones con otros
linces de las finanzas globales como Warren Buffet. Y para que no pocos
se sorprendan, Slim es dueño del 10% de ALTRIA, el grupo propietario
del 25% de SAB Miller (la nueva Bavaria) y del 100% de Philip Morris
(la nueva Coltabaco). A la aparición de estos personajes los
gacetilleros del uribismo lo llaman “muestra de confianza en el país”
para otros es más bien muestra que acá hay un combo haciéndoles favores
y cobrando las comisiones; ¿Quiénes están haciendo de Colombia una
nación “made in Philip Morris”?

La Tarde, Pereira, agosto 30 de 2005