Alternativas a la globalización neoliberal

2005-08-29 00:00:00

Introducción

El proceso de elaboración de alternativas es complejo y no puede
suprimir el debate ya que es un proceso de construir consensos .
Por ello hablamos de alternativas, en plural, nadie posee la
verdad absoluta, ni hay un único camino para todos. El documento
Alternativas, elaborado colectivamente por la Alianza Social
Continental (ASC), aspira a recoger lo avanzado y ordenar el
debate. Evidentemente habrá elementos y planteos no recogidos, si
bien la ASC es una amplísima coalición de todos los sectores y
agrupa a la mayoría de las principales organizaciones en todos
los países de nuestro continente, de ninguna manera tiene el
monopolio del tema. Debido a lo reducido del espacio, aquí sólo
apuntamos los elementos y niveles fundamentales en la elaboración
de Alternativas y remitirnos a artículos y documentos en donde
se desarrollan los temas. El grado de avance de los consensos en
la ASC y para el caso mexicano de la Red Mexicana de Acción
frente al Libre Comercio (RMALC), es desigual en los diversos
aspectos y niveles que implica una alternativa. Cuando ya hay
consenso remito a documentos ya asumidos por la Alianza, aunque
por supuesto el debate para enriquecerlos continúa abierto;
cuando todavía no hay acuerdo, lo indico y expreso mi opinión
sintéticamente, a fin de clarificar el debate. No sobra decir que
la responsabilidad de lo que se plantea es a fin de cuentas del
autor.

1. El primer paso para construir alternativas a la globalización
neoliberal es convencernos y convencer de que sí hay alternativa.

Los promotores del neoliberalismo presentan la globalización como algo
inevitable y con ello al movimiento altermundista como locos que
pretenden cambiar lo inevitable. Ante lo inevitable se debe
buscar cómo adaptarse y sacarle ventaja no oponerse o tratar de
cambiarlo. Es verdad que en la época actual sería tonto pensar en
países aislados. Todos los países de una u otra manera forman
parte del mundo, de la globalidad, pero los neoliberales piensan
que la única forma de participar en el mundo es la que ellos
plantean. No nos oponemos a la globalización, sino a su forma
neoliberal. Al contrario buscamos la globalización de todos los
derechos, no sólo los civiles y políticos, sino también los
económicos y sociales, así como los culturales y de los pueblos
originarios. Durante largo tiempo el éxito en la capacidad de
imposición del neoliberalismo se fundó en presentarse como la
única opción racional; cualquiera que pensara distinto era que no
pensaba. Fue el largo período de pensamiento casi único. Una
parte importante de la intelectualidad progresista, de izquierda
o en las direcciones de los partidos de izquierda se volvieron
neoliberales prácticos. Criticaban, pero desde dentro del
pensamiento neoliberal. El enemigo ya estaba dentro de su cabeza.
Los sectores populares sufrían los resultados del modelo
económico, pero a una gran parte se les había convencido de que
no había otro camino, que tenían que encontrar cómo sobrevivir en
esta nueva realidad. La tragedia que vivían era su culpa, no eran
competitivos. Se estaba perdiendo una batalla crucial, la batalla
de las ideas y sobre las conciencias. Es hasta los últimos 10
años que se ha empezado a recuperar terreno en el campo de las
ideas y sobre las conciencias. El lema del Foro Social Mundial
(FSM) fue terriblemente subversivo: “Otro mundo es posible”. En
esta década ha empezado a dar fruto la terquedad de compañeros
que luchaban por convencer que sí había alternativas. En México
fue la crisis de 1995 el contexto y la oportunidad para empezar a
revertir las derrotas ideológicas sufridas en la primera etapa
del neoliberalismo.

2. Construir alternativas no es un asunto sólo de intelectuales sino
de construir el sujeto capaz de hacerla realidad

Para que una propuesta sea alternativa no basta que sea una idea
brillante, ni siquiera que sea además correcta y viable. Para que
algo sea alternativa se necesita tener la fuerza para llevarla a
la práctica. Construir una alternativa a la globalización
neoliberal requiere no sólo pensar cual ese “otro mundo posible”,
sino construir el sujeto capaz de hacerlo realidad. La
alternativa se construye simultáneamente a la construcción del
sujeto, no fuera y aparte de él. Hay que construirla por consenso
para que sea un programa consensuado y adoptado por el
movimiento, no propuesto por algunos intelectuales por más
brillantes y famosos que sean. Por supuesto que se necesitan
intelectuales, pero intelectuales orgánicos, es decir que piensan
desde dentro del movimiento, que sean capaces de escuchar y
dialogar con los diversos sectores del movimiento social, que
sean capaces de educar y poner al servicio del movimiento su
saber, así como aprender de él.

3. Ante un enemigo global el movimiento social también debe
globalizarse

La globalización neoliberal es una nueva etapa de la
internacionalización del capital que redefine los bloques
enfrentados. El gran capital se ha trasnacionalizado en niveles
sin precedentes y realmente tienen un proyecto de mundo a su
conveniencia. Las grandes compañías, si bien compiten entre sí y
se han ido repartiendo el mercado, están unificadas en cuanto a
las reglas que quieren imponer a la dinámica económica mundial.
Tienen una agenda común que impulsan en los diversos espacios de
negociación o definición mundial: Organización Mundial de
Comercio (OMC), Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA),
acuerdos regionales de libre comercio, etc. Buscan una economía
dejada a la sola competencia en el mercado. Un “mercado libre” es
el mejor de los mundos para ellos ya que permite una competencia
en la que el grande se va comiendo al chico. El movimiento social
enfrenta a un enemigo unificado conformado por las grandes
empresas internacionales, los organismos financieros
internacionales, los gobiernos del Grupo de los Siete (G-7) y sus
aliados en cada uno de nuestros países. No es posible enfrentarlo
país por país o sector por sector, sino con un sujeto social
también unificado: trabajadores, campesinos, indígenas, mujeres,
jóvenes, ambientalistas, luchadores por los derechos humanos e
incluso sectores de la pequeña y mediana empresa que no pueden
sobrevivir en un mercado que no reconoce asimetrías. La
contradicción no es entre países: desarrollados contra
subdesarrollados. La contradicción en el fondo es de clases. Del
lado del poder dominante la agenda la están mercado las grandes
empresas globales que operan a través de los gobiernos del G-7 y
las Instituciones Financieras Internacionales (IFIS) , por
supuesto con aliados entre gobiernos y sectores en los países
subdesarrollados. Del lado del movimiento social se generan
nuevos tipos de redes y alianzas multisectoriales que incluyen no
sólo a los sectores populares de los llamados países del sur,
sino también los de los países desarrollados. Es decir la
Alternativa supone un sujeto que unifique a todos los sectores
populares y a nivel internacional. Los agrupamientos enfrentados
son transversales a la tradicional división entre los llamados
países del sur y del norte. Esta unión entre pueblos de los
países desarrollados y subdesarrollados no se establece en
términos de solidaridad, sino a partir de intereses y enemigos
comunes.

4. La construcción de las alternativas es un proceso ya iniciado

Desde el punto de vista organizativo, desde 1991 se crea la Red
Trinacional (Canadá, Estados Unidos y México) para enfrentar el
proceso de negociación del Tratado de Libre Comercio de América
del Norte (TLCAN). Hay diversas fechas significativas que marcan
saltos de calidad en el proceso de organización en las diversas
regiones. Desde 1994 se inicia el trabajo de ir construyendo un
movimiento continental. En 1997 se toma la decisión de construir
la Alianza Social Continental llamando a la I Cumbre de los
Pueblos de las Américas para 1998. A nivel mundial el movimiento
altermundista se hace visible desde el Encuentro contra el
Neoliberalismo y por la Humanidad convocado por los zapatistas en
Chiapas en 1996, las enormes manifestaciones en Seattle frente a
la OMC en 1999 y sobre todo con el I Foro Social Mundial en 2001
(Sobre la historia y características del movimiento puede verse
entre otros Arroyo, Alberto y Monrroy, Mario 1996: Arroyo Alberto
2005 b). En cuanto el contenido de las propuestas alternativas el
proceso ha sido colectivo y acumulativo. Se han ido construyendo
los consensos a través de un sin número de encuentros, seminarios
y foros. Algunos documentos expresan el resultado de este trabajo
colectivo. Seleccionar cuáles de esos documentos son los más
importantes no es una tarea fácil. Resaltamos dos bloques de
documentos. El primero debido a que es un proceso en nuestra
región de América del Norte, pero también porque se trata de los
textos pioneros en la lucha contra los Tratados de Libre Comercio
(TLC’s) . El segundo porque refleja el esfuerzo más colectivo y
permanente a nivel de toda América. Pero insistimos ello de
ninguna manera menosprecia muchos otros. Como Red Trinacional en
América del Norte se elaboraron propuestas frente al TLCAN. Quizá
el documento más completo es: “Una iniciativa justa y sustentable
de intercambio y desarrollo para Norteamérica” (RMALC y otros
1993 a). Cuando se iniciaron las negociaciones sobre los llamados
acuerdos paralelos, la RMALC presentó propuestas para un Acuerdo
Laboral (RMALC, 1993 b) , Ambiental (RMALC, 1993 c) y de
Migración (RMALC, 1993 d). Se realizó un minucioso análisis del
contenido de los textos del TLCAN (Arroyo, Alberto y Calderón
Jorge ,1993) así como una propuesta de renegociación (RMALC,
1997). Frente a la crisis económica de 1994-1995 se elaboró una
Propuesta de Plan Económico que luego se sometió a referéndum
popular (Arroyo, et ali, 1995). A nivel continental desde 1997
arrancó un proceso más complejo, colectivo y ambicioso para
elaborar alternativas al modelo del libre comercio. A la par que
se decide empezar a construir la Alianza Social Continental se
inició el proceso colectivo para elaborar una propuesta integral
frente al modelo de libre comercio y, especialmente, frente a la
iniciativa del gobierno estadounidense para crear el Área de
Libre Comercio de las Américas (ALCA). Se trata de un esfuerzo
absolutamente colectivo de construir una propuesta con consenso.
Se formaron equipos de voluntarios para diversos temas que
trabajarían por correo electrónico a pesar de la dificultad de
que existen 4 idiomas oficiales en el continente. Un primer
borrador se presentó en la I Cumbre de los Pueblos realizada en
Santiago de Chile en 1998. Dichos equipos en realidad recogen
mucho de lo elaborado en diversas partes y organizaciones del
continente. Fue un proceso intenso de discusión hasta llegar a un
borrador de consenso en cada tema. La Cumbre de los Pueblos lo
avaló. Sin embargo, decide que se abra durante un año un proceso
de discusión entre las organizaciones a lo largo y ancho del
continente y se recojan los aportes a la vez que se amplía el
equipo técnico. Después de este proceso se publica la 2ª versión
en un amplio documento llamado Alternativas para las Américas
(Alianza Social Continental, 1998). Se toma la decisión de que se
mantendrá abierto el documento para recoger posteriores
propuestas y enriquecimientos conforme la ASC se vaya ampliando
con la incorporación de nuevas organizaciones. Así, en 2002 se
publicó la 4ª versión corregida y aumentada. Este documento
expresa un amplio consenso fruto de un sin número de foros,
seminarios, encuentros a lo largo y ancho del continente. Más
adelante volveremos sobre el contenido de esta propuesta.

5. La elaboración de propuestas alternativas implica diversos niveles

Un proyecto nacional de desarrollo y de mecanismos de democracia
directa o participativa

Aún cuando, las economías nacionales participan con mayor o menor
intensidad en la dinámica económica mundial, se requiere de un
proyecto nacional consensuado social y democráticamente. Es en
el mercado donde dicho proyecto se pone a prueba, pero no se
puede dejar al mercado la definición del proyecto como pretenden
los más fundamentalistas neoliberales. Por ejemplo el Dr.
Herminio Blanco, ex-Secretario de Comercio mexicano, cuando se le
preguntó cuál era el proyecto de país que tenía en mente cuando
estaba negociando el TLCAN, increíblemente contestó lo siguiente:
“¿Proyecto de país? El mejor proyecto de país es no tener
proyecto y dejar que el mercado modele al México posible”. La
elaboración de un proyecto nacional no es tampoco asunto de
escritorio e intelectuales, es un complejo proceso de elaboración
colectiva y de formación de consensos. Sobre los contenidos del
nuevo proyecto nacional se ha elaborado mucho en los últimos 10 o
15 años; cualquier reseña o inventario se quedaría corto.
Recientemente el Frente Sindical Mexicano (FSM), La Unión
Nacional de Trabajadores (UNT), la Promotora de Unidad frente al
Neoliberalismo y la Red Mexicana de Acción frente al Libre
Comercio convocaron al I Diálogo Nacional para un Proyecto
Alternativo de Nación con Justicia, Libertad y Democracia, en el
que se presentaron cientos de ponencias. Sin embargo, considero
que el debate y la concreción de los cómos está aún en proceso.
(sobre el proceso y complejidad de lo que implica un proyecto
nacional de desarrollo véase Arroyo Alberto, 1998).

Reglas o regulación de la globalización Ello es lo que se hace en
el documento citado de Alternativas para las Américas. Dado que
nuestras economías no pueden permanecer aisladas y el enorme
poder y dominio que las grandes corporaciones tienen sobre la
dinámica económica mundial, el proyecto nacional de desarrollo
implica crear el entorno internacional adecuado para hacerlo
viable. En realidad los TLCs, en los hechos se constituyen en
un impedimento a proyectos nacionales de desarrollo y por ello la
imperiosa necesidad de enfrentarlos. No es que pensemos que el
proyecto de nación actual deba volver al pasado o que implique
economías cerradas, pero los TLCs son mucho más que apertura de
fronteras a la libre circulación de mercancías. Estos tratados
son una legislación supranacional que trata de asegurar que la
dinámica de las economías se deje a las solas fuerzas del
mercado, a la competencia. El mercado es el espacio en el que
compiten los actores económicos, dejar libre el mercado es dejar
que el grande se coma al chico. Estos tratados son mucho más que
comercio. Implican inversión, propiedad intelectual, papel del
Estado, políticas de competencia, etc. (ver el ya citado análisis
del contenido del TLCAN, Arroyo Alberto – Calderón Jorge, 1993;
el análisis del ALCA, Alianza Social Continental, 2003; el
análisis del tratado de México y la Unión Europea, Peñaloza,
Andrés y Arroyo Alberto 2000; el Análisis del Tratado Centro
América y República Dominicana con Estados Unidos Mora Jiménez,
Henry, 2004 y www.encuentropopular.org ). Estos tratados son una
camisa de fuerza que fija reglas para dejar la economía a la
dinámica de la competencia, limita sobre manera la capacidad del
estado nacional para regularla y conducir un proyecto nacional.
Por el contrario Alternativas para las Américas es la propuesta
de la ASC de reglas internacionales para garantizar que la
competencia mercantil sea compatible con la supremacía de los
derechos humanos integralmente considerados, especialmente los
económicos, sociales, laborales, culturales, ambientales, de las
mujeres, de los migrantes y de los pueblos y comunidades
originarios. Frente a una globalización dejada a la mano
invisible del mercado propone una serie de normas internacionales
que la regulen. Toca todos los temas que incluyen los TLCs y los
que éstos evaden para poner la economía al servicio de objetivos
sociales, garantizar la primacía de los derechos humanos y crear
el entorno internacional que viabilice que cada país desarrollo
su propio proyecto nacional. El neoliberalismo se fue imponiendo
en nuestro continente y en el mundo a partir del consenso de
Washington no sólo debido a que desde el poder este consenso se
impuso como pensamiento casi único, sino también a través de las
condicionalidades impuestas por el Banco Mundial (BM) y El Fondo
Monetario Internacional (FMI), con la complicidad de los
gobiernos de los países subdesarrollados basados en la
dependencia que ha implicado la impagable deuda externa. Los
Tratados de Libre Comercio convierten estas condicionalidades en
ley supranacional de tal forma que gobierne quien gobierne, la
deuda externa sea manejable o no, el margen de maniobra de la
política económica sea mínimo. En realidad son una especie de
seguro contra cambios democráticos en nuestros países. Si se
quiere impulsar proyectos de desarrollo sustentable y con
distribución de la riqueza no debemos firmar dicho tipo de
tratados y/o desembarazarnos de los que nos han impuesto. Sin
embargo, ello no implica que nos aislemos de la economía mundial,
pero hay que lograr regularla para poder crear el entorno
internacional que todo proyecto nacional de un país
subdesarrollado necesita.

Integración regional o subregional

El movimiento social altermundista se ha manifestado clara y
contundentemente contra el libre comercio, en cuanto es una
teoría económica que deja nuestros derechos sociales en manos de
“la mano invisible” del mercado; pero ello no implica, como hemos
dicho, que nos aislemos de la dinámica mundial. Es por ello que
en la alternativa se plantea una integración desde los pueblos.
Hay una amplia discusión en búsqueda de consensos sobre las
características de la integración regional o sub-regional que
queremos.

Propuestas de gobiernos que se distancian y resisten el proyecto
hegemónico

Algunos gobiernos están también impulsando procesos de integración
regionales o subregionales como alternativa al proyecto
hegemónico que en nuestro continente impulsa Estados Unidos. Nos
referimos fundamentalmente al nuevo impulso al MERCOSUR y su
acercamiento con algunos gobiernos de la Comunidad Andina de
Naciones, a la Comunidad Sudamericana de Naciones y, con un
carácter distinto, al Alternativa Bolivariana para las Américas
(ALBA). Estas propuestas gubernamentales y su proceso de
implementación tienen una dimensión defensiva frente al
avasallador proyecto hegemónico de los TLCs impulsados por las
grandes corporaciones y los gobiernos de Estados Unidos y la
Unión Europea. Sin embargo, no dejan de tener elementos
alternativos al neoliberalismo En su dimensión defensiva buscan
unir fuerzas políticas, pero también recursos y capacidades
productivas, para poder resistir y/o negociar bajo otros términos
con la potencias económicas. El movimiento social valora y
aprovecha está dimensión defensiva o de resistencia de algunos
gobiernos en el continente. De hecho ha sido clave para detener
el ALCA y el avance de las propuestas de Estados Unidos, Europa y
Japón en la OMC. Estos triunfos parciales son fruto de la
combinación de la presión social directa y el cambio de postura
de algunos nuevos gobiernos que a su vez fue logrado por la
acción de los pueblos. (Arroyo, 2005 a; Arroyo , próxima). El
MERCOSUR y la Comunidad Suramericana de Naciones, más allá de lo
defensivo, implican propuestas de integración, no sólo de zonas
de libre comercio, y ello ha sido una aspiración de amplios
sectores y de líderes históricos en nuestro continente. Por sus
orígenes y concreci