El plan B

2005-08-17 00:00:00

En la víspera de la XI ronda de la negociación del TLC en Miami, el embajador estadounidense acreditado en Bogotá, William Word, espetó, a manera de ultimatum: “La concesiones unilaterales como el Acuerdo de Preferencias Arancelarias Andinas (ATPDEA) del cual se beneficia Colombia no serán renovadas… Colombia quedará en el peor de los mundos, sin las preferencias del ATPDEA y sin el TLC”. No era la primera vez que los voceros del gobierno de los EEUU apelaba a la estrategia de la intimidación como arma de negociación, para forzar al gobierno colombiano a acceder a sus pretensiones en la mesa de las negociaciones, bajo el apremio de que “…es casi imposible que los Estados Unidos vayan a prorrogar los beneficios arancelarios concedidos por medio del ATPDEA que vencen el 31 de diciembre de 2006”. “Olvídense de lo que ustedes tienen en el ATPDEA, por que eso va a expirar.

“Ningún interlocutor en el mundo, ni siquiera en una pelea callejera, ni en la cancha de futbol, respeta a otro que va a negociar con la cabeza gacha” Luis Ignacio Lula da Silva

En el peor de los mundos

En la víspera de la XI ronda de la negociación del TLC en Miami, el embajador estadounidense acreditado en Bogotá, William Word, espetó, a manera de ultimatum: “La concesiones unilaterales como el Acuerdo de Preferencias Arancelarias Andinas(ATPDEA) del cual se beneficia Colombia no serán renovadas…Colombia quedará en el peor de los mundos, sin las preferencias del ATPDEA y sin el TLC” . No era la primera vez que los voceros del gobierno de los EEUU apelaba a la estrategia de la intimidación como arma de negociación, para forzar al gobierno colombiano a acceder a sus pretensiones en la mesa de las negociaciones, bajo el apremio de que “…es casi imposible que los Estados Unidos vayan a prorrogar los beneficios arancelarios concedidos por medio del ATPDEA que vencen el 31 de diciembre de 2006” . “Olvídense de lo que ustedes tienen en el ATPDEA, por que eso va a expirar. Empecemos de cero a negociar el tratado” , aseguró tempranamente el entonces Representante comercial de los EEUU. Y el gobierno así lo aceptó, sumisamente; es más, se llegó a afirmar que “La pronta celebración de un Tratado de Libre Comercio con los Estados Unidos es crucial para estabilizar los beneficios temporales del ATPA, garantizarle acceso preferencial permanente a nuestras exportaciones y mejorar el clima de inversión extrajera” .Incluso, se le dijo al país, para justificar la negociación del TLC con los EEUU, que “Estas preferencias, que se vencen en 2006, serán permanentes gracias al TLC con EEUU” .

Regalos tan generosos siempre son venenosos

Lo primero que tenemos que aclarar es que los beneficios que se reciben merced al APTDEA no son en rigor “concesiones unilaterales”, como los pretende presentar el embajador. La Ley que le dio origen al ATPA primero y al APTDEA después fue fruto de la demanda por parte de los países andinos, con excepción de Venezuela, hacia los Estados Unidos para que, como primer consumidor en el mundo de sustancias sicotrópicas, asumiera su corresponsabilidad en la lucha contra el flagelo de las drogas ilícitas. De modo que aquí, a lo sumo, estamos en presencia de una compensación por los ingentes esfuerzos realizados y los sacrificios en que han incurrido estos países, especialmente Colombia, en su ardua lucha en contra de los cultivos ilícitos y el narcotráfico, pero nunca de una concesión o dádiva graciosa por parte de los EEUU hacia estos países. En este sentido, le asiste toda la razón al ex ministro Roberto Arenas Bonilla, cuando sostiene que “A la luz del principio de ‘responsabilidad compartida’, esas preferencias debían haber hecho parte de un acuerdo integral, entre países productores y consumidores, acerca de cómo acabar con el negocio internacional del narcotráfico. En tales condiciones, las reglas establecidas no tendrían el riesgo de ser modificadas unilateralmente por el otorgante. Como parte de un acuerdo, una modificación debería ser pactada, no impuesta unilateralmente .

Además, para su aprobación primero y su prórroga después, el país ha tenido que aceptar sin remilgos las condiciones que se le han impuesto, muchas de ellas además de indecorosas onerosas. Veamos: Colombia, además de aceptar sin reparo alguno la estrategia antinarcóticos de los Estados Unidos, que ha fracasado rotundamente en sus fines y en sus medios, ha tenido que doblegarse ante las presiones de distinta índole tendientes a favorecer los intereses norteamericanos. Dejemos que sea el propio Presidente de la República, Alvaro Uribe V, quien nos de cuenta de ello: “Nosotros pensábamos que iba a ser muy fácil renovar el ATPA, y no fue fácil. Cuando lo anunciaron el 6 de agosto de 2002, quedaron faltando una serie de materias que debió cumplir este gobierno, sumamente difíciles, para que lo proclamara. Sí, lo anunciaron después de un proceso largo, intenso, difícil, que surtió la administración Pastrana; pero los primeros tropiezos con los cuales nosotros nos encontramos para que lo proclamaran, fueron tropiezos de esa magnitud: el tropiezo de los productos farmacéuticos. Fue muy difícil encontrar un decreto que sigue siendo controvertido…Y el tema de los contenciosos con el sector privado...el Primer Ministro del Canadá me dice a mí - en el período de transición de la elección presidencial a la toma de posesión - ´Canadá esta lista a firmar un Tratado de libre comercio en los términos que lo hizo con Costa Rica…Entonces, de pronto aparece el tema de Nortel y tema de una entidad y de otra” . Así nos podemos explicar el célebre Memorando presidencial de mayo 12 de 2003, en el cual se dan instrucciones precisas a los altos funcionarios del gobierno, en el sentido de que “La solución de las disputas pendientes con inversionistas extranjeros es una tarea prioritaria…Es especialmente importante avanzar en la solución de las disputas pendientes en los sectores de telecomunicaciones y generación o distribución de energía”.

El controvertido Decreto a que hace referencia el Presidente, es nada menos que el 2582 de 2002, expedido por el finado Juan Luis Londoño, ex ministro de Protección social. A través del mismo, el gobierno cedió a las presiones de las multinacionales farmacéuticas, anticipándose a las negociaciones en materia de propiedad intelectual, particularmente en lo atinente a los genéricos, que constituye junto con el renglón agropecuario uno de los puntos más álgidos de la negociación. Recordemos que, nada menos que la Senadora Hillary Clinton, condicionó la aprobación del APTDEA a que el gobierno se allanara a encontrarle una salida favorable a las pretensiones de los pechugones de Termorrío, que consiguieron mediante un cuestionado laudo arbitral, que fue posteriormente anulado por el Consejo de Estado, condenar a la Nación a que les pagara una indemnización de US$60.3 millones . El propio Secretario adjunto de Comercio de E.U, William Lash, en declaraciones a El Tiempo, en su edición del 30 de abril de 2002, advirtió terminantemente que sólo habría ATPA si Colombia resolvía favorablemente los litigios con varias empresas extranjeras, entre ellas la canadiense Nortel. El embajador de Colombia en Washington, Luis Alberto Moreno, haciendo el papel de correveidile de las transnacionales, afirmó que “Colombia está en primera fila de los países del hemisferio americano para iniciar una segunda tanda de negociaciones. Para no relegarse de ese privilegio será necesario superar algunos obstáculos que son propios del proceso. Tal es el caso de Nortel y el de una Resolución de la CREG que ha generado problemas para algunas compañías norteamericanas que tienen inversiones en el sector eléctrico. Estas situaciones deben superarse, pues es evidente que por encima de todo el gobierno norteamericano debe defender los intereses de sus compañías” . Las generosas indemnizaciones de las que fueron objeto las empresas Nortel, Nec, Alcatel y la Itochu , con las cuales Telecom había celebrado contratos de riesgo compartido, precipitaron su quiebra. Estos son los “contenciosos” a los cuales se refiere el Presidente de la República en su descarnada exposición de los intríngulis de las tales “concesiones unilaterales”.

Mas caro el caldo que los huevos

Como si lo anterior fuera poco, Colombia tuvo que desmontar el incentivo a los exportaciones(CERT), que databa desde la administración de Carlos Lleras Restrepo, quien expidió el Decreto 444 de 1967 para su promoción; debió comprometerse al desmonte del Plan Vallejo, que tanto ha contribuido al proceso de industrialización del país. “Y solamente cuando los americanos dijeron que ya habíamos satisfecho los requerimientos de proclamación, nos permitieron entrar al mercado” . Una vez más se cumple un principio que es muy caro a la economía, en el sentido de que no hay almuerzo gratis! De otra parte, los beneficios que le ha reportado al país el ATPDEA tienen un alcance muy limitado, que no va más allá del 14%, en promedio, de nuestras exportaciones a nuestro vecino del Norte. Son dos las razones que militan en que los beneficios no hayan sido mayores: la baja capacidad exportadora y las barreras no arancelarias, tales como las normas sanitarias y fitosanitarias, que impiden el acceso real al mercado norteamericano. Muchas veces la liberación arancelaria se queda en el papel, por que las trabas en los procedimientos y reglas la hacen nugatoria. Otros aducen como principal razón del pobre desempeño de las exportaciones amparadas en el ATPDEA su temporalidad; pero, como lo afirma el ex ministro de Comercio Carlos Ronderos “Eso choca con la realidad del sector floricultor” o con el dinamismo de los empresarios centroamericanos “que a la sombra de un régimen similar de preferencias con el mismo carácter temporal lograron un mejor desempeño en 58 sectores en los que Colombia(en cambio) perdió participación” .

A Colombia, a propósito del ATPDEA y del TLC, le ha venido pasando algo muy parecido a la fábula del domador, que le ofreció sus servicios al dueño del Circo, consistente en hacer convivir en santa paz una oveja con un tigre de bengala a cambio de $1 millón. En efecto, cada vez que el dueño del circo se asomaba a la jaula observaba anonadado que efectivamente la oveja y el tigre lucían felices con la compañía de la una al otro. Entonces, el dueño, intrigado por saber el secreto que tenía aquel enigmático domador, luego de cancelarle la suma acordada lo indaga sobre cómo logró semejante hazaña. A lo cual repuso el domador que la fórmula consistía en conseguir bastantes ovejas, iguales todas ellas y a medida que el tigre se las fuera devorando las fuera reemplazando una y otra vez y así la sensación de paz en la jaula sería total. Nuestros gobiernos no han hecho más que ceder, ceder y ceder y, claro, las relaciones entre Colombia y los Estados Unidos son inmejorables!

Y de la corresponsabilidad qué

Volviendo a la corresponsabilidad que le cabe a los Estados Unidos y a la Comunidad internacional en la lucha contra el endriago de las drogas ilícitas, cabe preguntarse si los EEUU se puede descolgar por las orejas del problema, alegando que su sola contribución está cifrada en la ayuda militar, a través del Plan Colombia inicialmente y últimamente mediante el Plan Patriota. Cómo así que, por hecho de que los “EEUU están planteando que no van a extender los beneficios arancelarios del APTDEA, con mayor razón tenemos que tener un Tratado de libre comercio” , sin apelación. Ha faltado una defensa más enérgica por parte del gobierno y de su legación diplomática en Washington de un trato especial y diferenciado como Colombia lo merece. Se le escuché decir al Ministro de Comercio Exterior, Jorge H Botero, que “No vamos a firmar un Tratado por menos de lo que ya tenemos en concesiones como el ATPA y el ATPDEA” ; pero, no actúa en consecuencia. Ahora, ante el empantanamiento de la negociación del TLC, lo único que se le ocurre decir es que “El Plan B es no negociar y estamos conscientes de esa posibilidad…” . Cómo así? El verdadero Plan B es demandar de los EEUU la renegociación de la prórroga del ATPDEA, pero esta vez como Acuerdo y no como “concesión unilateral”. Tal y como lo afirma el mismo Ministro, “Para nosotros es absolutamente inadmisible la tesis de que partimos de cero. Las ventajas de acceso al mercado de EEUU no son una concesión gratuita. Son la mínima correspondencia del principal país consumidor de drogas con el país que ha hecho los más gigantescos esfuerzos por combatir el flagelo de la droga…Colombia exige la preservación de los beneficios del ATPDEA como piso de la negociación con los EEUU. Estamos totalmente de acuerdo que nada es gratis, pero Colombia ha pagado un precio exorbitante y no está dispuesta a pagar ese precio otra vez” .

El Embajador al blandir como amenaza el fin del ATPA, dice que Colombia podría quedar en el peor de los mundos sino firma el TLC con los EEUU; pero, resulta que en el peor de los mundos estaremos con la firma de ese esperpento, por que el costo fiscal que conlleva, según el Ministro de Hacienda, supera los US$300 millones anuales ; entre tanto, lo que dejaron de pagar los exportadores por concepto de aranceles en el año 2003, gracias al ATPDEA, según Javier Fernández Riva, asciende a la suma de US$116 millones. Ello se explica por que la estructura arancelaria en los EEUU es supremamente baja, oscilando en torno al 5% en promedio. El riesgo que estamos asumiendo es el de abrirnos en lo que producimos y tener un acceso más que todo teórico en productos sujetos a múltiples obstáculos para su ingreso al mercado estadounidense.

La política jala a la economía

Una cosa sí es cierta, que la intención manifiesta del Congreso de los EEUU cuando le dio luz verde al ATPDEA era que el mismo no se renovara. Hubo varias “Sense of Congress Resolutions” en tal sentido y la misma Ley marco del TPA, de la cual hace parte el ATPDEA prevé expresamente la ampliación del TPA propiamente dicho, no así el ATPDEA, que está llamado a servir como puente al TLC y a la larga al ALCA. La situación se torna más peliaguda cuando constatamos que el USTR, que es la Oficina del Representante Comercial de los EEUU, homólogo del Ministerio de Comercio Exterior de Colombia, que es quien tiene a su cargo la coordinación interinstitucional e intersectorial, que es quien tiene la última palabra en las negociaciones del TLC, tiene puesta una camisa de fuerza que limita su capacidad de maniobra. Nos referimos al hecho de que el Congreso de los EEUU al momento de crear el USTR en 1962, al asignarle la función de negociar los acuerdos comerciales de ese país, le fijó como único criterio para adelantarla servir los intereses de los EEUU, tanto en el plano económico como comercial. Se buscó con ello, que en las tales negociaciones no se mezclaran las consideraciones comerciales con las políticas, que era lo que había hecho hasta entonces el Departamento de Estado y que ahora repudiaban. Los negociadores no se pueden salir de allí; peor aún, los legisladores al momento de otorgarle las facultades a Bush para negociar tales tratados(TAP, Trade Authority Act del 2002) le establecieron más de 250 estipulaciones a las que deben ceñirse.

No obstante, a la hora de la verdad priman los criterios políticos, tanto para la negociación como para la posterior firma y ratificación de los tratados en cuestión. Así se diga por parte de los negociadores de los EEUU que “El TLC es comercial y no político…una cosa es el tema político y otra el comercial” , lo cierto es que la estrategia de Bush padre cuando impulsó su Iniciativa para las Américas y el ALCA y ahora Bush hijo hace lo propio con los tratados plurilaterales no buscan otra cosa que la consolidación del imperio del Norte. Al fin y al cabo, como lo afirmó Lenin, la política es la expresión concentrada de la economía; la política y la economía son inseparables. Pretender aislar la política de la economía es como intentar aplaudir con una sola mano. Así lo entendió Condolezza Rice, Jefe del Departamento de Estado, cuando en su exhortación a los parlamentarios de la Unión les manifestó que “Para hacer avanzar la causa de la libertad en las Américas, el Congreso debe aprobar el CAFTA” . En un Comunicado público del Representante Comercial de los EEUU, Rob Portman, hizo saber, refiriéndose al CAFTA, que “Este acuerdo de libre comercio fortalece los lazos con nuestros vecinos” . El propio Presidente Bush no pudo ser más elocuente, al momento de resaltar que “Este Tratado permitirá enfrentar las fuerzas antidemocráticas que aún existen en la región y que buscan limitar la libertad económica y abrir una brecha entre EEUU y el resto de las Américas…Hace dos décadas muchas de las naciones del CAFTA luchaban contra la pobreza, la dictadura y la guerra civil. Hoy son democracias en pié y no debemos dejar estos avances por sentado” . Y ante la Asamblea de la OEA fue categórico en afirmar que el Tratado de CAFTA “…es una señal del compromiso estadounidense con la democracia y la prosperidad de nuestros vecinos”.

Para qué sirve la “cooperación estratégica”?

Más claro no canta un gallo! Mucho se discute si el más interesado en la firma del TLC entre Colombia y los EEUU es este o aquel país; la verdad sea dicha, la iniciativa partió de los EEUU, no tanto por lo que Colombia pueda llegar a representar comercialmente para los EEUU, que no pasa del 0.5% de su mercado y sumados Colombia, Ecuador y Perú, apenas sí representan el 1% de su mercado. Es que el PIB de los seis países que firmaron el CAFTA con los EEUU es de sólo US$100.000 millones, que representa a duras penas el 1% del PIB de los EEUU, equiparándose con el PIB del Estado de Oklahoma. Claro que los Estados Unidos gana más que los países centroamericanos y República Dominicana, con quienes suscribió el Tratado, pues mientras los mayores ingresos que le reportará a los EEUU es de US$17.000 millones anuales, a ellos les significarán US$5.000 millones más; pero los Estados Unidos tiene motivos aún menos altruistas que los de llevar la prosperidad a sus vecinos. Resulta por ello inexplicable la actitud asumida por el gobierno, particularmente por parte de los negociadores, que no hacen valer la condición de “aliado democrático más importante en América” que le atribuyó Bush al Presidente Uribe, con ocasión de su visita a Craword. Para qué sirve, entonces, que la relación colombo-estadounidense entrara a partir de dicha visita en una fase de “cooperación estratégica”, como la calificó el embajador en Washington y próximo Presidente del BID, Luis Alberto Moreno. Sólo para chicanear o para recibir palmaditas en la espalda?

Definitivamente, todo indica que ya buena parte de la dirigencia colombiana, tanto política como gremial, cayo en lo que Etienne de La Boétie describió magistralmente como la servidumbre voluntaria, que es aquella “…que al principio, el hombre se somete obligado y vencido por la fuerza, pero sus sucesores sirven sin pena y hacen gustosos lo que sus ancestros hacían por obligación…esos hombres toman por natural la situación en la que nacieron” . Este es el estado deplorable en el que este país está entrampado. Hasta cuando? Averígüelo Vargas!

Bogotá, agosto 15 de 2005

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