Nafta-RD-Cafta dos caras de una moneda: muerte y destrucción
Los
tratados de libre comercio “NAFTA” (entre E. U., Canadá
y México) y el “RD-CAFTA” (E. U., Rep Dominicana,
Honduras, Costa Rica, Guatemala, El Salvado y Nicaragua), tienen,
entre otros muchos propósitos corporativos, montar el
laboratorio acerca de cómo debe funcionar el “Acuerdo de
Libre Comercio de las Américas” (ALCA), en la dirección
de provocar mayores controles comercial/industriales y financieros
del hemisferio.
Para los intereses
corporativos transnacionales imponer el RD-CAFTA es una tarea
urgente, en especial, porque en la medida que se compacta la
consolidación de los bloques comercial/financieros asiáticos
y europeos, avanza, con velocidad inusitada, la presencia de esas
fuerzas en el continente. Pactos y alianzas en diferentes
perspectivas se van produciendo en las narices estadounidenses.
Sumémosle a
lo citado, que ya se observa, aunque todavía débil,
residencia al control concéntrico estadounidense de la
Organización Mundial del Comercio, que se inicio, entre otras
muchas acciones, con la entrada de China a la entidad, el 11 de
diciembre, 2001, después de más de 15 años de
impedimento. A partir de ahí, de conjunto de medidas, hacia la
multipolaridad, se han venido adoptando y que lesionan, directa e
indirectamente, importantes franjas comerciales de los Estados Unidos
y Europa, como la eliminación de cuota para el mercadeo
internacional de la ropa y el textil, en noviembre del 2004.
Este último
hecho le permite a China mercadear sus producciones, en especial las
gamas de diseños populares, con ciertas ventajas comparativas,
gracias a su elevada capacidad de confección y bajos costos,
lo que ha puesto en serios aprietos a Europa, que es la líder
del mercado internacional. Tanto el viejo continente como los Estados
Unidos empezaron a tomar medidas de protección a sus
productores nacionales, ante la reducción de la manufactura,
el mercadeo y cierre de empresas dedicadas al ramo, en particular las
de zonas francas que operan en latinoamérica y el Caribe.
¿Pero,
cuales son las experiencias del “NAFTA” a lo largo de
once años (1994/2005) de vigencia?
¿Dónde
esta la diferencia entre el NAFTA y el “RD-CAFATA” que
las corporaciones e intereses políticos neoconservadores
quieren imponer?
“Acuerdo
de libre comercio de Norteamérica “ (NAFTA):
1.-En
el reglón laboral:
En
los Estados Unidos se perdieron más de 780 mil puestos de
trabajo, solo en la industria de ropas y textiles, entre 1995 y el
2002, de ahí, el programa federal de “Apoyo a los que
perdieron sus trabajos a causas del NAFTA”. En 1999 se reportó
que el 47% de los afectados, fue latino.
En
México, se agravó el desempleo, que ahora es del 63%
de personas con edades de trabajar. De 41,5 millones solo trabajan
15 millones, lo que ha contribuido a profundizar la miseria: De 104
millones de habitantes, 53,2 no pueden satisfacer sus necesidades de
alimento, educación, salud, vivienda, vestido y transporte.
Las once (11) familias más ricas de México (se calcula
en 35,500 millones de dólares), incrementaron su fortuna,
desde el 2002, en un 48%[1]
En
México el salario del sector privado bajó en un 25%,
mientras la inflación creció proporcionalmente. Para
un 1997, en los Estados Unidos, un trabajador de empresas como
“Mattel Toys, “Chrysler” o “Ford Motor
Company”, ganaba a $ 17 dólares la hora, en México
por ese misma trabajo se pagaba aproximadamente un dólar con
cincuenta centavos[2],
sin derecho de sindicalización ni prestaciones laborales, por
eso estas, y otras empresas, se establecieron rápidamente en
el vecino país.
Los
precios de venta de los productores mexicanos carentes de
protección, bajaron un 70%.
Más
de un millón de campesinos mexicanos abandonaron sus tierras
ante el crecimiento desmedido de la importación del maiz de
las corporaciones subsidiadas. Un estudio complementario indica que
quebraron más de 3 millones de pequeños agricultores
que no pudieron competir con las grandes compañías
nacionales e internacionales, que controlan las importaciones de
maiz, sorgo, fríjol, soya, carnes, arroz y edulcorantes. De
las 72,290 empresas mexicanas, el 56% son de participación
mayoritaria de capital estadounidense.[3].
2.-Sobre
migración
Los promotores del
NAFTA vendieron la idea de que las migraciones de indocumentados
mexicanas hacia Estados Unidos disminuirían, como consecuencia
del crecimiento económico que experimentaría ese país.
El resultado fue que se duplicó. Y lo que es más
delicado, desde 1998 las autoridades estadounidenses vienen adoptando
medidas y acciones cada vez más radicales en contra de la
inmigración latino/mexicana, llegando a la militarización
de la frontera Estados Unidos/México; campaña nacional
anti-inmigrante; la muerte de más de 5 mil indocumentados que
no sobrevivieron a la travesía, México/Estados Unidos;
la aprobación de la ley “Real ID Act” (Documento
de Identidad Real), en mayo de 2005, que incluye la construcción
de muro de 5 kilómetros en la frontera San Diego y México,
además de prohibir licencia de conducir para indocumentados .
4.-Medio
ambiente:
La presencia en
México de las empresas bajo el convenio del NAFTA, ha
contribuido a complicar, el ya serio problema ambiental de ese país,
después de producir y arrojar, irresponsablemente, toneladas
de desechos tóxicos, agua contaminada y emitir humos nocivos,
sin penalización. Solo en 1999, el gobierno reportó un
gasto por contaminación ecológica de 47 mil millones de
dólares que tuvo que pagar la población.
5.-Soberanía
nacional:
Si
frente a los asuntos de contaminación ambiental y otros daños
que causen las empresas bajo el NAFTA, el gobierno/estado deciden
tomar medidas de protección nacional, el Capítulo 11 de
ese tratado, le da facultad a esas corporaciones para demanda el país
firmante que así actúe, bajo el argumento “reclamo
por indemnización por las ganancias futuras perdidas”.
Ya el gobierno mexicano fue obligado a pagarle de “Metalclad
Corporation” (especialista en movilizar desechos tóxicos),
$ 16 millones de dólares, porque las autoridades del municipio
de Guadalcazar, del estado San Luis Potosí, les negaron un
permiso para construir un vertedero en terrero declarado “reserva
ecológica”[4].
Sencillamente, las corporaciones transnacionales están por
encima de la soberanía y leyes nacionales
Tratado
de libre comercio “RD-CAFTA”
El
13 de mayo, 2002, el presidente Bush firmó la Ley Agrícolas
de Estados Unidos, que consigna un subsidio de 190 mil millones de
dólares para el período 2003/2008. De estos, 86.7
millones de dólares diarios se destinan a la protección
de la producción del trigo, cebada, oleaginosa, algodón,
azúcar, granos forrajeros, arroz, lácteos, entre otros
[5]
Esa
legislación va en la dirección de mantener a los EE UU
como el mayor exportador agrícola del mundo; frenar la
tendencia al decreciente de las exportaciones alimentarias (Ejemplo
el arroz: en 1980 de cada 100 quintales hacia el mundo, 33 eran de
EE. UU, ahora son 12) y el cierre del año fiscal con
déficit[6].
A lo anterior se
agrega, por vía del subsidio, directo e indirecto, evitar que
el sector agropecuario de otros paises o continentes, pueda competir
con el estadounidense o desestabilizar el control que este exhibe del
mercado alimentario internacional.
El otro ángulo
de esto es, incentivar el incremento de salario bajo, ausencia de
regulaciones laborales y reducciones sistemáticas de los
costos de producción, en el curso en que se persigue elevar
las exportaciones hacia paises económicamente débiles,
como los firmantes del RD-CAFTA, quienes desde hace tiempo vienen
sacrificando sus producciones agrícolas para dar paso a las
importaciones estadounidenses.
En
el período enero/septiembre del 2004, para sólo citar
un hecho, Estados Unidos exportó arroz a la Rep. Dom., 59,600
toneladas métricas (TM); Costa Rica 133,900 TM; Nicaragua,
139,900 MT; Honduras, 97,300 TM; Guatemala 64,600 TM, y El Salvador,
39,400 TM.”[7].
Para
Meter Allgeier, representante comercial interno de EE. UU, el
RD-CAFTA, “posibilitará virtualmente duplicar las
exportaciones agrícolas a la región, al incrementarse
en uno 1,500 millones de dólares al año. El RD-CAFTA
resultará en una liberación automática del 80%
de los bienes industrializados estadounidenses y más de la
mitad de las exportaciones agrícolas”[8]
Esto reitera de que,
entre las reales intensiones de este tratado esta, invadir a los
paises firmantes con sus productos subsidiados. Esto, como es de
anticiparse, provocaría la bancarrota de los productores
nacionales, en tanto no estaría en capacidad de competir con
los estadounidenses.
La agencia de
cooperación internacional, de origen británico,
“OXFAM”, presentó en Ginebra, el 10 de abril,
2005, un estudio sobre libre comercio, donde señaló:
“los paises ricos están forzando la apertura de los
mercados del mundo en desarrollo para colocar sus excedentes
agrícolas subsidiados, deteriorando así los medios de
vida de cientos de millones de campesinos pobres. Lo que les permite
seguir practicando el dumping del arroz, maíz, leche, azúcar
y algodón en los mercados a un precio muy inferior a su costo
real de producción”
Como ejemplo del
impacto negativo, “Oxfam” tomó la situación
del arroz, que es el alimento básico de 3,000 millones de
personas: “EE. UU destina cada año 1,300 millones de
dólares a subsidiar cultivos de arroz en su terreno, lo que
representa el 72% de su costo de producción, que se eleva a
1,800 millones de dólares. En el período 2000/2003 el
cultivo y molienda de una tonelada de arroz blanco costaba, en
promedio, 415 dólares en EE. UU, a pesar de lo cual ese mismo
arroz era exportado a 274 dólares por tonelada. Esto es, el
precio de venta fue de un 34% inferior al costo de producción”
“El
claro vencedor de esta estrategia comercial, que combina subsidios y
la rápida liberalización del comercio en los paises en
desarrollo, es la industria agroalimentaria estadounidense”
Rob
Portman, representante de comercial de Estados Unidos (USTR),
aseguró, en un encuentro que tuvo con la Alianza Hispánica
por el Libre comercio, en Washington, el 9 de junio, 2005 que este
tratado: “sirve vigorosamente los intereses económicos
y de seguridad de Estados Unidos. Con un comercio –en ambas
direcciones- que supera los 32 mil millones de dólares, estos
seis paises representan en conjunto un mercado considerable para
nuestros productos. Lo que hará el CAFTA-RD es abrir sus
mercados a nuestros trabajadores, agricultores y proveedores de
servicios”[9]
Tal
como indicó Charles Grassley[10]
“las exportaciones agrícolas norteamericanas aumentan
$1,500 millones anuales. Las naciones firmantes del convenio
desmontarán sus tarifas a los productos agrícolas
estadounidenses, mientras que EE. UU proporcionará poco acceso
adicional para las materias que lleguen de la región…las
tarifas estadounidenses seguirán prácticamente
iguales.[11]
Piter
Brookes, preciso: “Los paises (44 millones de personas) del
CAFTA constituyen el segundo mercado de exportación más
grande de EE. UU en latinoamérica (detrás de México
y delante de Brasil)…que el de Rusia, la India e Indonesia
combinados. ..reforzará los lazos con los fabricantes
regionales de prenda de vestir asegurando que ellos utilicen telas e
hilo Americanos en vez de los textiles chinos. Eso ayudará a
apoyar las exportaciones de EE. UU., los trabajos e influencias.[12]