Ecuador: Se vende patria en cómodas rondas

2005-06-13 00:00:00

Vamos por la décima ronda de negociaciones del TLC. Sin embargo, con el actual encuentro en Guayaquil no concluirán las conversaciones. Faltan al menos dos rondas en Washington, como parte de un proceso atropellado. Lleno de silencios. Plagado de desinformaciones. Cargado de contradicciones. Cubierto de ofrecimientos y amenazas. Con uno que otro escándalo. Y aún faltando el desenlace, se ve venir el final como la crónica de una venta anunciada.

Recordemos que los países andinos no lograron elaborar y proponer una posición conjunta. Ninguno de los tres ha tenido una posición nacional coherente. No intentaron nivelar el escenario de las negociaciones. El grande dominó sobre los pequeños, divididos, vendidos de antemano.

De partida aceptaron las condiciones impuestas por Washington, particularmente la imposibilidad de negociar algunos temas cruciales, como la negativa a discutir sobre los multimillonarios subsidios que entregan los EEUU a sus agricultores y la misma confidencialidad en las negociaciones. El gobierno de George Bush II impuso también el desmantelamiento inmediato de las franjas de precios andinos, que brindan cierta protección a la producción agrícola. Los EEUU pretenden tener libre acceso al mercado en cuanto a maíz y trozos de pollo. Aspiran un contingente inicial equivalente a todo el volumen importado de trigo, cebada, leche en polvo, carnes... Incluso quieren tratamiento preferencial retroactivo y posterior. Y no se contentan con eso. Los estadounidenses no aceptan la liberación inmediata de los productos con preferencias arancelarias andinas, los usan como mecanismo de chantaje, consiguiendo aliados al interior de Colombia, Ecuador y Perú, mientras presionan implacablemente para cristalizar todas sus apetencias, también en otras áreas, tanto o más críticas, como son los derechos de propiedad intelectual.

Su interés, en este punto, es proteger con patentes sus invenciones biotecnológicas, así como sus métodos de diagnóstico, terapéuticos y quirúrgicos, usos y segundos usos de productos farmacéuticos destinados a seres humanos, plantas y animales; y que se otorgue largos períodos de exclusividad sobre datos de prueba en el caso de medicinas y agroquímicos, entre otras ambiciones. Y todo esto, a más de otros temas cruciales, se completaría con la sobreprotección a las inversiones estadounidenses, que incluye, aún antes de la firma del TLC, la aceptación de los reclamos de algunas transnacionales o el perdón a las ilegalidades de otras compañías, como la Oxy, empresa petrolera que, si Ecuador fuera un país soberano, un país que no está en venta, hace rato que debería haber hecho sus maletas.

Viendo la inercia de las rondas anteriores, cuando viejos y nuevos negociadores hacen esfuerzos denodados por entonar la música que quiere oír el equipo estadounidense, sabiendo que un gran número de diputados se venderá al mejor postor, quizás la última esperanza que queda para impedir este baratillo es la posibilidad de cristalizar la consulta popular sobre el TLC ofrecida (¿y ya olvidada?) por el presidente Alfredo Palacio. Ojala que él no siga los pasos del dictócrata, quien al inaugurar la anterior ronda de Guayaquil afirmó que "la única alternativa al TLC, es el TLC".