Renuncia coordinador de TLC en Bolivia
Es el segundo encargado de la negociación que se deja su cargo de manera intempestiva; crece la resistencia social al acuerdo a medida que el público se informa
Juan Carlos Iturri tiró la toalla, no pudo con el TLC
Juan Carlos Iturri renunció al cargo de coordinador general del Tratado de Libre Comercio (TLC) con Estados Unidos con el argumento de que no existe una política de Estado y tampoco recursos para encarar la negociación con seriedad. Iturri, el segundo negociador del TLC que tira la toalla, se va en un momento en el que crece la resistencia social al tratado con la primera potencia del mundo, no sólo en Bolivia sino en todo el continente.
Iturri asumió el cargo el 22 de octubre del año pasado en reemplazo de Francisco Javier Terceros, quien se alejó de la Coordinación del TLC el 14 de septiembre de 2004, también debido a insuficiencias presupuestarias. Iturri presentó su renuncia el jueves, acompañada de un informe de las actividades que realizó en los seis meses de trabajo y un plan de las actividades que deberían ejecutarse en los próximos meses.
"Creo que el TLC es fundamental para Bolivia, pero para ello debe existir una política de Estado. He tratado de llevar esa tarea, pero las condiciones razonables no están dadas", explicó el renunciante al diario La Prensa, quien hace cuatro meses que no cobraba salario. El gobierno se comprometió a destinar 1,4 millones de dólares para el funcionamiento de la oficina, pero nunca cumplió. El Ministerio de Hacienda ofreció 3,5 millones de bolivianos a cambio de un POA.
El presidente de la Confederación de Empresarios Privados (CEPB) Roberto Mustafá considera que la renuncia de Iturri es una prueba contundente de que el gobierno no quiere firmar el TLC por temor a la reacción de los movimientos sociales.
La directiva de la Cámara de Exportadores de La Paz (Camex) envió una carta al Presidente Carlos Mesa en la que expresa su preocupación por la renuncia de Iturri y le recuerda que los exportadores generan 60 mil puestos de trabajo, cantidad que podría triplicarse en el mediano plazo con el TLC.
"Creemos que su gobierno no ha sabido dimensionar el reto que Bolivia enfrenta en lo referente a este tema. Estamos convencidos que la decisión política de su gobierno ha estado alejada de convertirse en un verdadero impulso para que nuestro país se integre a este proceso de negociación de tan vital importancia", indican los exportadores en su carta y reclaman más compromiso al gobierno. "El apoyo que el proceso de negociación ha recibido de su gobierno ha sido casi inexistente no solo por falta de recursos sino por los escollos políticos que el gobierno ha generado".
Tras la renuncia de Iturri, los empresarios privados criticaron a Mesa por su política "errática e incongruente con respecto a la negociación del TLC" y le censuraron por haber instruido a Iturri que no trabaje el tema con el Poder Legislativo.
En toda su gestión, Iturri se esmeró en convencer a los sectores productivos nacionales de los beneficios que acarrearía el TLC con la primera potencia del mundo, pero sólo consiguió el apoyo de un reducido grupo de empresarios que exportan textiles, muebles y joyería. En varias oportunidades debatió con el Movimiento Boliviano de Lucha contra el TLC y el ALCA y llegó a comprometer que el Estado jamás aceptaría la privatización de plantas y animales a través de patentes, como exige Estados Unidos. El ex funcionario tampoco estaba de acuerdo con la ampliación de las patentes de medicamentos.
Iturri fue duramente cuestionado por haber nombrado como negociador oficial boliviano en la mesa de propiedad intelectual a Roberto Urquidi, un funcionario que tenía vínculos comerciales nada menos con la transnacional farmacéutica Pfizer.
Supuestamente, Iturri coordinó con diversos sectores de la actividad productiva boliviana una estrategia de negociación con Estados Unidos en 20 mesas. Sin embargo, la Plataforma de Propiedad Intelectual y Acceso a Medicamentos, microempresarios, campesinos y Médicos sin Frontera denunciaron que el ex coordinador los excluyó.
Iturri se aleja del cargo en una coyuntura particularmente difícil. Diversas encuestas realizadas en los países que negocian el TLC Andino con Estados Unidos confirman que a medida que la gente se informa más, la desaprobación al acuerdo crece.
Se supone que las negociaciones del TLC con EEUU debían concluir a principios de este año, pero como van las cosas podrían prolongarse hasta septiembre dado el poco avance logrado en temas clave como la agricultura, la propiedad intelectual y protección de la biodiversidad.
Fuentes de la Embajada de EEUU estimaron que lo más probable es que se tenga que negociar en septiembre y consideraron que de ser ese el caso, los congresos de cada país tendrían que debatir el TLC hacia fines de año. Si la negociación se extiende más, entonces los congresos recién tendrán en sus manos el acuerdo el próximo año, en medio del debate electoral en Perú, Colombia y Ecuador, situación que complica aún más la ratificación final.
Una de las razones que retrasan el TLC Andino es, curiosamente, la lentitud con la que el Congreso de Estados Unidos aborda los temas comerciales, especialmente el TLC con Centroamérica, denominado CAFTA.
El futuro del TLC Andino y del ALCA depende del éxito del TLC de América Central."El CAFTA es una parte muy importante en la agenda de comercio exterior del presidente (Bush)", dice Richard Mills, portavoz en Washington del representante de Comercio de EEUU. "Es importante para promover el intercambio comercial entre nuestro país y nuestros vecinos de América Central". Sin embargo, los expertos no están muy seguros de que el Congreso aprobará el tratado, y agregan que aún existe la interrogante sobre si la Casa Blanca logrará reunir todos los votos que requiere para su aprobación. Según Jeff Vogt, analista de la organización Wola, de un total de 270 congresistas, 260 demócratas y republicanos se oponen al CAFTA, luego de que los productores azucareros norteamericanos hicieran un lobby exitoso contra ese acuerdo comercial.
"La aprobación del CAFTA no es sólo esencial para el ALCA, sino también para todos los demás TLCs en el futuro", afirma John Murphy, vicepresidente para asuntos del Hemisferio Occidental de la Cámara de Comercio de EEUU. No obstante, si el CAFTA no es aprobado por el Congreso estadounidense, "los gobiernos extranjeros estarán menos dispuestos a poner sobre la mesa sus propios temas sensibles", declara Murphy.
David Fleischer, cientista político de la Universidad de Brasilia, tiene un punto de vista levemente diferente. Piensa que el gobierno estadounidense podría suavizar su posición respecto de ciertos puntos en los que no concuerda con Sudamérica en las conversaciones del ALCA si es que el CAFTA es derrotado en el Congreso. "EEUU percibe el ALCA como un plato suculento y viene intentando comer de sus bordes por medio de acuerdos bilaterales y más pequeños de libre comercio con Chile, el CAFTA y el plan de comercio Andino, de manera de desgastar lentamente el liderazgo que Brasil y Argentina tienen en América Latina", señala Fleischer.
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