Los recelos podrían debilitar el apoyo en Congreso de EE UU al acuerdo para América Central
Costa Rica vacila ante el CAFTA
SAN JOSE, Costa Rica – Con el plan del Presidente Bush para atar América Central con los EE UU en un acuerdo de libre comercio que ya tiene fuerte oposición en el Congreso, ha surgido un obstáculo que amenaza más aún sus posibilidades de aprobación.
Costa Rica, el más desarrollado de los seis países que firmaron el Acuerdo de Libre Comercio de América Central con Estados Unidos, esta vacilando en ratificar el acuerdo. Puede que el Congreso del país ni siquiera vote sobre el acuerdo hasta después de las elecciones presidenciales de febrero próximo. Los otros países del CAFTA son Nicaragua, Guatemala, El Salvador, Honduras y la República Dominicana.
Esa reluctancia en la más Antigua democracia de América Central ha sorprendido a la Casa Blanca y socava uno de sus principales argumentos para el acuerdo: que CAFTA representa un beneficio buscado con urgencia por la empobrecida región. La ambivalencia de Costa Rica y la larga demora antes de que vote puede influenciar los votos indecisos en el Congreso. Esa ambivalencia ya ha permitido a los opositores del acuerdo comercial en Costa Rica ganar impulso.
“Si el CAFTA se reduce a dos o tres votos [en la Cámara de Representantes], cosa que muy bien puede suceder, los que andan buscando una excusa para no votar a favor podrían señalar el hecho de una Costa Rica reluctante,” dijo el Representante James Moran, un Demócrata de Virginia que apoya el acuerdo y viajó a San José la semana pasada para cabildear por CAFTA al gobierno.
El CAFTA tiene mucha carga política para la Casa Blanca, que no ha podido completar ni un pacto un pacto mundial ni uno que cubra todo la América Latina. Un Acuerdo de Libre Comercio de las Americas era una parte clave en la agenda presidencial de política exterior cuando recién tomó el cargo.
Washington ha negociado acuerdos comerciales más pequeños con más de una docena de países en América Latina, Medio Oriente y Asia, como un medio para presionar a los países en desarrollo grandes, como Brasil e India a firmar otros acuerdos multilaterales [OMC]. La amenaza implícita: si no firman, los EE UU hará acuerdos galantes con sus vecinos. Una derrota de CAFTA en el Congreso, cuyo voto se espera para el próximo mes, socavaría la estrategia de EE UU.
En lo económico, la administración sostiene que el CAFTA abrirá nuevos mercados a los manufactureros y proveedores de servicios de EE UU e incrementara la inversión el la empobrecida región. En una entrevista televisada la semana pasada, el Presidente Bush recalcó la importancia geopolítica de la región, diciendo que el acuerdo “ayudaría a fortalecer el vecindario” demostrando un interés de EE UU. La semana próxima piensa reunirse en Washington con los líderes de los seis países del CAFTA, para reforzar los esfuerzos de cabildeo del gobierno en el Congreso.
Las exportaciones de EE UU a los países en la región del CAFTA fueron de unos $16 Millardos, casi el doble que hace una década. La inversión de EE UU en los países del CAFTA fue de £4.3 Millardos en 2003, un 2% más que en al año anterior.
Pero los críticos del CAFTA en EE UU sostienen que el acuerdo acelerará la fuga al extranjero de puestos de trabajo en vestuario y amenaza a la fuertemente protegida industria del azúcar de EE UU; aún si el acuerdo permite sólo un modesto aumento en importación de azúcar.
Una derrota del CAFTA reesforzaría las dudas de Brasil, Ecuador, Argentina y otros países que son escépticos en cuanto a los motivos de negociar acuerdos comerciales. También fortalecerá a las fuerzas opuestas al libre comercio en el Congreso, que han luchado contra cada acuerdo comercial desde el Acuerdo de Libre Comercio –NAFTA- con México y Canadá en 1994.
Muchos negocios en América Central están cabildeando a favor del acuerdo, figurándose que promoverá inversión extranjera en la región, así como NAFTA impulso negocios mexicanos. Los seis países del CAFTA firmaron el acuerdo el año pasado. El Salvador, Honduras y Guatemala han sido los primeros en ratificarlo, ansiosos de obtener protecciones que apuntalen sus fabricantes de vestuario y otras manufacturas contra sus rivales chinos e hindúes.
Pero el acuerdo también ha generado profundas reserves, aún en los países donde el CAFTA ha sido aprobado. Los exportadores de azúcar no han Ganado mucho acceso al Mercado de EE UU, en general eliminando el área que los productores de América Central esperaban poder explotar. Los fabricantes centroamericanos de vestuario también hicieron concesiones onerosas bajo reglas [de origen] diseñadas para obligarlos a comprar telas hechas en EE UU en lugar de las más baratas, hechas en Asia. En Guatemala los manifestantes en contra del CAFTA incluyen a miles; por lo menos dos de los manifestantes fueron matados. Las marchas del 1º de mayo en Guatemala, Costa Rica, Honduras y El Salvador exhibieron carteles y gritaron frases anti-CAFTA.
Nicaragua y la República Dominicana no han firmado el acuerdo, pero se espera que lo hagan dentro de poco. Costa Rica, en cambio, se retiene porque hay creciente oposición de los sindicatos, grupos campesinos y algunos dirigentes empresariales que sostienen que las cláusulas en Propiedad Intelectual del CAFTA son demasiado invidentes.
Al popular presidente del país, Abel Pacheco, se le ve como si estuviese evitando terminar su presidencia de cuatro años en medio de las huelgas y protestas que el debate del acuerdo provocaría. Aún si su gobierno firmó el acuerdo el año pasado, ahora dice que no enviara CAFTA al Congreso de Costa Rica hasta que no se convenza de que no amenaza a los pobres; la semana pasada dijo que nombrará un comité de dirigentes costarricenses para que revise el acuerdo.
El retroceso del Sr. Pacheco en CAFTA hizo renunciar a altos miembros del equipo económico el año pasado. “Era claro que se estaba desvinculando y que no impulsaría con el tipo de liderazgo necesario, de modo que me harté”, dijo el anterior ministro de comercio Alberto Trejos.
Los opositores del acuerdo se han enfocado recientemente en las medidas que obligan al gobierno a permitir la inversión extranjera en las industrias estatales de teléfonos y seguros. Aún si los clientes para teléfonos puede que esperen un año para obtener un teléfono celular, la privatización se ha vuelto un sinónimo de corrupción en toda América Latina
Algunos costarricenses porque CAFTA llevaría a la privatización del sistema de gratuito de salud, que pone a ese país pobre a la par con los países desarrollados en muchos importantes índices de salud. Sólo el 38% de los costarricenses entrevistados en febrero que habían oído del acuerdo pensaban que beneficiaría al país, comparado con el 56% en enero del año pasado, según un estudio hecho por la empresa de encuestas CID/Gallup
Los defensores dicen que el acuerdo aseguraría estabilidad de largo plazo al amarrar en modo permanentemente la economía con la de EE UU. La no ratificación, dicen, podría dejar al país al margen de una importante transformación conducida por las exportaciones en las economías de la región. El antiguo presidente de Costa Rica, Oscar Arias, un Premio Nóbel que encabeza las encuestas para ganar las próximas elecciones, ha prometido impulsar la aprobación del CAFTA el año próximo, si gana. “Si no tenemos el acuerdo, nadie va a investir un centavo aquí,” dice.
Tradicionalmente, el Congreso de EE UU espera hasta que sus socios comerciales ratifiquen los acuerdos, porque quiere asegurarse de que tiene la última palabra y de que los otros gobiernos no tratan de cambiar las condiciones. Aún cuando el Congreso vota arriba o abajo, siempre puede modificar un acuerdo al votar ayuda para las industrias afectadas o al disponer sobre el modo en que serán aplicadas las medidas. Por ejemplo, el Congreso aprobó un acuerdo mundial anterior sólo después de haber legislado un procedimiento para la salida de EE UU del acuerdo.
El Representante Moran, el Representante Republicano Dan Burton de Indiana y otros legisladores trataron la semana pasada de presionar a Costa Rica, advirtiendo que el Congreso podría eventualmente cortar las preferencias comerciales existentes si el legislativo de Costa Rica no aprobaba el CAFTA. Pero un alto funcionario de EE UU para el comercio, Peter Allgeier, se abstiene de amenazas. “No tengo duda de que Costa Rica esté allí, puntualmente,” dijo.
Pero mientras el país no se decida, sin embargo, se debilita la mano de quienes apoyan CAFTA en el Congreso. Si Costa Rica decide “que no va a la fiesta”, entonces en el Congreso se pueden comenzar a preguntar: ¿porque tener fiesta alguna?, dice Gary Hufbauer, un experto en comercio del Instituto de Economía Internacional, un tanque de pensamiento que apoya el libre comercio
---- Greg Hitt in Washington contributed to this article.
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Benjamin Davis
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