TLC los derechos laborales y la competitividad
La competitividad empresarial no se impone, y no tienen solo
dimensiones ingenieriles ni puramente económicas. Esta no puede
ser impuesta de manera compulsiva a uno de los factores
fundamentales de la producción, los trabajadores. No vivimos en
una sociedad esclavista, donde se puede prescindir de los
derechos de uno de los actores de la producción, como tampoco se
puede prescindir de los empresarios para lograr la
competitividad y calidad en la producción de bienes y
servicios.
Algunos empresarios de la CONFIEP pretenden crear un nuevo
sentido común, con el apoyo de algunas empresas periodísticas,
al señalar, sin argumento alguno, que los sobrecostos
laborales son el factor que impide la competitividad para que
los productos y servicios peruanos accedan a los mercados
mundiales.
Esta puede ser una oportunidad para hacer un diagnóstico de por
qué el Perú, no ha logrado una producción que satisfaga el
mercado nacional y acceda al mercado internacional. El esfuerzo
por tener un sector empresarial nacional fue en la década del
70 y no fue precisamente una iniciativa de la empresa privada
sino del Estado de ese período, oportunidad que no fue
consolidada.
Sería importante analizar, los factores que limitan la
productividad de las empresas peruanas, si las ganancias de
los empresarios son extraordinarias, lo cual hace que los
precios de los productos peruanos sean muy altos y no sean
competitivos. En muchos casos, las empresas peruanas están
dentro de las mas rentables del continente, pero no por la
innovación tecnológica realizada, sino por los retornos en
corto tiempo, condiciones que solo pueden ser logradas por
empresas nacionales que tienen un gran conocimiento de los
mecanismos nacionales para la acumulación.
Asimismo, si los precios de los servicios públicos como los
provistos por las empresas privatizadas de la luz eléctrica,
telefonía, combustibles o si existe una cultura de mutua
desconfianza, o si las inversiones que han realizado los
empresarios en tecnología (en el capital y en el trabajo) son
muy limitadas.
La negociación del TLC, no puede estar en pocas manos. Es muy
importante que se desarrolle el mercado interno y la industria
nacional no puede tener como política la sustitución de
exportaciones provocando el desabastecimiento nacional o la
libre importación de los productos de EE UU. Si la industria
nacional se plantea este rol, esta incursionando en el terreno
de las empresas maquiladoras, que compran insumos extranjeros,
los ensamblan en el Perú, con mano de obra esclavizada y lo
exportan. Un TLC en estas condiciones no nos interesa y los
rechazamos.
Apostamos por el desarrollo nacional, porque creemos que el Perú
tiene futuro. Para ello es necesario que pongamos en el centro
el compromiso nacional para mejorar la producción y
productividad, el desarrollo nacional, la generación de mejores
condiciones institucionales y tecnológicas para producir
competitivamente y con calidad. Los productos peruanos serán
elegidos por los consumidores peruanos y extranjeros no sólo
porque sean baratos sino porque brindan valor agregado y son
de calidad.
Ser competitivos en el mundo globalizado es más complejo que
aumentar las horas de trabajo y reducir las vacaciones, implica
poner el presupuesto de la república y la economía al servicio
de las personas y de la descentralización. Significa pensar en
el país, y no sólo en la empresa. Los trabajadores están
asumiendo roles protagónicos en la empresa, en los espacios
locales, en la agenda del desarrollo y en los procesos de
integración, donde nos podamos sentir no solo ciudadanos del
Perú, sino de América y del mundo. La Comunidad Andina de
Naciones es un espacio donde podremos crecer como continente y
como país.