Se cae el TLC
La noticia da cuenta del retiro de la COMPYMEP, organización de
micro y pequeños empresarios, de su acompañamiento al proceso de
las negociaciones del Tratado de Libre Comercio durante la ronda
de Quito, por no sentirse representados en sus intereses.
Ayer, sobre la campana, el ministro Ferrero logró detener a los
delegados de las organizaciones del agro que ya habían anunciado
su viaje de regreso porque el grupo negociador peruano había
aceptado empezar a discutir el desmantelamiento de la franja de
precios que protege a los productos más sensibles del sector
agropecuario peruano de fluctuaciones bruscas del mercado mundial.
El titular del MINCETUR, explicó que su despacho sólo estaba
estudiando la eventualidad de sustituir este mecanismo por algún
otro en la eventualidad que Estados Unidos no fuera a retroceder
en su demanda de eliminación de todas las medidas de protección
del agro, sin contraparte de desmontar su propio sistema de
subsidios y ayudas que permiten que su producción se exporte con
precios distorsionados.
Los dirigentes de CONVEAGRO que postergaron la ruptura saben, sin
embargo, que bajo ellos están las bases agrarias que hace algunas
semanas se pronunciaron sin lugar a dudas por la suspensión de las
negociaciones agrarias dentro del TLC y están presionando para que
sus dirigentes actúen de acuerdo a esta línea. Los algodoneros de
Ica y los ganaderos de todo el país ya hicieron paralizaciones
contundentes contra las amenazas del libre comercio.
Los laboratorios nacionales han pedido oficialmente que también se
suspenda la negociación sobre propiedad intelectual y patentes de
productos farmacéuticos. Esta es la posición de la enorme mayoría
de gremios del sector salud, Colegio Médico, asociaciones
profesionales, ONGs, organizaciones de pacientes y familiares,
etc. Aquí nuevamente el ministro está "estudiando" un subsidio o
alguna otra forma de compensación de las variaciones de precios
que podrían suscitarse al aceptar la exigencia de los Estados
Unidos. Es decir el Estado que nunca tiene plata, va a buscar
dinero para compensar lo que reconoce no va a ser capaz de
defender en el marco de las negociaciones.
En el aspecto cultural, ya ha sido advertido que la gente de
cultura en el país rechaza la política de penetración y
homogenización que viene con el TLC. En diversas parte del países
se movilizan grupos ecologistas, movimientos contra la
privatización del agua, organizaciones de pueblos indígenas que
rechazan la negociación secreta y acelerada que viene llevándose a
cabo y advierten que no aceptarán imposiciones que vulneren los
derechos de las poblaciones.
Y eso que al comienzo todos íbamos a ganar con el libre comercio y
que el presidente estaba seguro de pasar a la historia porque su
firma quedaría grabada en el TLC.
En el último cálculo del ministro Ferrero se dice que 80% de los
peruanos somos ganadores seguros, 18% probables y sólo 2% seguros
perdedores que serían compensados con algunas políticas sociales.
A la luz de lo que se percibe en el ambiente la gente no toma en
serio estos datos y piensa más bien que los están rifando en una
negociación entreguista que no ha hecho sino perder terreno desde
que comenzaron las rondas de encuentro.
¿Quién dio autoridad a este gobierno para que negocie sin
controles el futuro del país y de sus sectores productivos?, ¿a
quién representan el presidente Toledo, los dos ministros Ferrero,
PPK y otros: al país, a los exportadores o a los Estados Unidos?.
Ya no es sólo que un régimen de un solo dígito de aceptación
social no debería meterse en un compromiso complejo, que divide al
país y representa demasiado riesgo para demasiadas personas, sino
que se le está quebrando el grupo de sustento que ocupaba el
cuarto del lado y que jugaba a representar la sociedad civil
peruana. Pronto, el ministro Ferrero va a quedar solamente con los
grandes empresarios de toda la vida. Los que les encantan las
tele-conferencias desde Washington, Madrid o Santiago, para que
les cuenten sobre el mundo feliz del libre comercio.