Manifiesto de las mujeres de las Americas ante la VII Reunión Ministerial del ALCA
Quito-Ecuador, octubre 2002
Hemos venido a Quito mujeres de todos los países del Continente,
del Norte hasta el Sur, para expresar nuestra oposición al Acuerdo
de Libre Comercio de las Américas –ALCA, para exigir a los
representantes de nuestros gobiernos el inmediato cese de las
negociaciones. Consideramos que es una responsabilidad de todas y
todos detener el sometimiento a este Acuerdo, que es parte de un
modelo económico internacional que supone pérdida de soberanía,
imposibilidad de desarrollo autónomo, empobrecimiento masivo y
peores condiciones de trabajo y de vida para las mujeres.
Con el ALCA están en juego definiciones cruciales para nuestros
países y nuestras vidas, frente a las que nos situamos como
actoras económicas, como ciudadanas, reivindicando el derecho a
decidir en estos importantes asuntos. Somos actoras económicas
porque hacemos notables contribuciones con nuestro trabajo
remunerado (muchas veces subpagado) y no remunerado; impulsamos
múltiples iniciativas para producir, generar ingresos y para
garantizar la sobrevivencia de la población toda; estamos
presentes, cada vez más, en todos los espacios. Afrontamos, pese a
ello, desventajas e injusticias, porque las desigualdades de
género están instaladas en el corazón mismo de la economía, y
tienden a agravarse con políticas neoliberales como las que el
ALCA profundizará.
¿Cómo afecta el ALCA a la mujeres?
Mujeres del campo y la ciudad estamos concientes de los múltiples
efectos que traerá este tipo de Acuerdo para nosotras; entre
ellos:
Producción: condena a la desaparición a unidades productivas
medianas y pequeñas, justamente donde hay más mujeres. Promueve la
apropiación privada, vía patentes, del patrimonio colectivo
generado especialmente por las mujeres indígenas y campesinas
durante siglos: semillas, artesanías, prácticas curativas; en
adelante se deberá pagar para usar estas tecnologías, diseños y
conocimientos. En ambos casos se afectan las capacidades
productivas, la soberanía alimentaria y la calidad de vida de
todas y todos.
Empleo y trabajo: La previsible quiebra de unidades productivas
rurales y urbanas, lo mismo que la privatización de empresas y
servicios públicos generan desempleo (siendo las tasas femeninas
siempre mayores). Se ha producido una verdadera expulsión de
fuerza de trabajo, que alimenta migraciones del campo a las
ciudades, y hacia países del norte. Como contraparte, puede darse
una muy limitada generación de empleos precarios, generalizando
una flexibilización laboral regresiva, que desconoce derechos de
las mujeres, incluso los derechos sexuales y reproductivos ya que,
por ejemplo, se aplican mecanismos de prohibición del embarazo, o
se genera un clima de mayor vulnerabilidad ante el acoso sexual.
Un claro ejemplo constituyen las "maquilas", en las cuales el 80
por ciento de la fuerza laboral es femenina, y se ha impuesto un
modelo de sistemática violación de derechos laborales y humanos.
Servicios, Salud y calidad de vida: Al someterse todos los
servicios básicos (agua, luz, telecomunicaciones, educación,
salud) al control privado con fines de lucro, el acceso a los
mismo se limita, generándose más exclusiones, privación de
derechos, deterioro de la calidad de vida, especialmente de las
mujeres que se han visto obligadas a incrementar su trabajo para
el cuidado de las familias y comunidades.
Democracia y equidad: Agravando un contexto en que se extiende el
autoritarismo y la militarización, los Estados y los gobiernos no
podrán dictar políticas soberanas de desarrollo económico, ni
definir políticas sobre producción, distribución, redistribución;
tampoco utilizar su capacidad de compra e inversión para
estimular, por ejemplo, producción y empleo de las mujeres, para
promover equidad de género. Todo esto impide construir las bases
de una real democracia.
La implantación del mercado total, que invade todos los terrenos
de la vida, estimula prácticas de explotación como el tráfico
sexual de mujeres y menores, convertidos cada vez más en
"atractivo" turístico.
Nuestras propuestas
Las mujeres proponemos cambios sustanciales en el modelo económico
y en el comercio internacional: estos ya no deben estar regidos
por el interés particular, la explotación, la competencia, que
generan injusticias, empobrecimiento, depredación ambiental.
Proponemos una economía que priorice la atención de necesidades
humanas, que potencie diversas maneras de organizar la producción,
que supere desigualdades e injusticias, especialmente las que
afectan a las mujeres. En función de ello, el comercio
internacional debe estar regido por normas y acuerdos basados en
la aplicación de derechos, la solidaridad, la complementariedad,
la colaboración, la reciprocidad, y no en la competencia y el
dominio de los poderosos.
Nosotras queremos vivir en un mundo solidario, democrático,
pluralista, ecológicamente sustentable y pacífico. Queremos vivir
en un mundo sin violencia hacia nosotras, en un mundo de respeto e
igualdad entre mujeres y hombres.
Proponemos a nuestros gobiernos: detener el ALCA e impulsar una
verdadera integración.
Sí a la vida
No al ALCA
Otra América es Posible
Articulación de mujeres del campo de América Latina y Caribe –
CLOC-Vía Campesina
www.movimientos.org/CLOC/, http://ns.rds.org.hn/via/
Comité de Género de Alianza Social Continental
www.asc-hsa.org
Diálogo Sur/Sur-GLBT – Capítulo Mujeres
www.movimientos.org/glbtdialogo/
Marcha Mundial de las Mujeres
www.ffq.qc.ca/marche2000
Red de Educación Popular Entre Mujeres –REPEM-
www.repem.org.uy
Red Latinoamericana Mujeres Transformando la Economía –REMTE-
www.movimientos.org/remte