¿Están preparados los Estados Unidos para enfrentar el ALCA - Cartillas sobre el ALCA 5

2002-10-16 00:00:00

"Si el ALCA no se basa en un verídico propósito estadounidense de constituir mercados
abiertos en todo el hemisferio, este tratado puede pasar de : "irrelevante a indeseable".
Fernando Enrique Cardoso Presidente de Brasil al concluir la Reunión Cumbre de Jefes de
Estado del Continente Americano en Québec, abril del 2001

La pregunta puede parecer necia, si se tiene en cuenta que Estados Unidos es, desde 1994, el
promotor de este proyecto.

Sin embargo, queremos hacernos la pregunta: ¿Está Estados Unidos preparado para una
Asociación de Libre Mercado? Repasemos un poco de historia a través de un drama en cuatro
actos.

Primer acto:Cría buitres y te sacarán los ojos

Estados Unidos emergió como una potencia industrial luego de la segunda guerra mundial,
sobre todo frente a la destrucción del aparato productivo registrada en Japón y en los países
europeos en el transcurso de la guerra. Estados Unidos, mientras tanto, a geográfica del
escenario de la guerra,distancia consolidó su superioridad Y confiado en esa
condición,industrial. promovió la liberalización comercial en las sucesivas rondas de
negociaciones comerciales que se realizaron al interior del Acuerdo General de Aranceles
Aduaneros y Comercio (GATT), ejerciendo en ese sentido el liderazgo en la promoción de la
desgravación arancelaria. .

En 1949, esto es en la inmediata posguerra, Estados Unidos tenía una balanza comercial
positiva en todos los grupos de productos, excepto en petróleo crudo y parcialmente refinado.

Desde 1960, esta situación empezó a cambiar. Los aparatos productivos de Europa y Japón
comenzaron a despegar, debido a las políticas instrumentadas por los gobiernos para impulsar
el crecimiento y el empleo, y que contaron con el apoyo norteamericano mediante el Plan
Marshall y las condiciones favorables en que Alemania renegoció su deuda externa.

En efecto, mediante el Plan Marshall, Estados Unidos realizó transferencias financieras a los
países europeos y a Japón, para apoyar la reconstrucción de su economía; y en la
renegociación de la deuda externa alemana, los países acreedores se comprometieron, entre
otras medidas, a facilitarle la obtención de un superávit comercial, como condición para que
pueda cubrir el servicio de la deuda externa, que en ningún caso debía superar el 5% de los
ingresos por exportaciones.

Los acreedores estuvieron conscientes de que Alemania sólo podría pagar su deuda externa si
contaba con capacidad productiva y con capacidad de pago, razón por la que contribuyeron a
la reconstrucción de su aparato productivo y le aseguraron un superávit comercial que le
posibilite contar con excedentes de divisas con las cuales pagar el servicio de la deuda e irla
reduciendo.

Los productores norteamericanos fueron perdiendo competitividad a medida que mejoraba la
capacidad productiva de Europa y Japón, en los años cincuenta y sesenta; y de los países
asiáticos en desarrollo, desde fines de los años sesenta en adelante. A esta situación
contribuía la vigencia de la convertibilidad del dólar en oro, que imposibilitaba la devaluación
del dólar frente al oro y en consecuencia frente a las monedas de los socios comerciales
europeos y japoneses. El deterioro de la competitividad fue especialmente marcado en las
industrias del calzado, acero, textiles y vestido, industria automotriz, industria química, y en
la industria de productos electrónicos.

Segundo acto: Estados Unidos se recoge en su Guarida

Los productores locales norteamericanos amenazados por la competencia de productos
importados exigieron protección, y Estados Unidos fue en consecuencia, abandonando el libre
comercio y volviéndose proteccionista en los sectores en los que iba perdiendo
competitividad, mientras continuaba promoviendo el libre comercio fuera de su territorio
nacional. Desde la Ronda Kennedy, en los años sesenta, se registró una presión en el
Congreso norteamericano por la protección a la industria del acero, del calzado y de los
productos electrónicos.

Comenzó para Estados Unidos el déficit comercial en industrias específicas, como el calzado
y la industria textil desde 1960, pero fue en 1971 cuando registró por primera vez en la
posguerra un déficit comercial en el conjunto de dicha balanza. El presidente Richard Nixon
declaró entonces la inconvertibilidad del dólar en oro, debido a que la Reserva Federal había
ido perdiendo las reservas de oro como resultado de la salida de capitales registrada en los
años sesenta (para financiar el gasto militar asociado a las guerras de Corea y Vietnam, pero
también por la inversión extranjera directa de norteamericanos en el resto del mundo), a lo
que se añadió el déficit comercial desde 1971.

El dólar se devaluó entonces, por primera vez en la posguerra frente a las monedas de sus
socios comerciales, y el gobierno impuso una sobretasa arancelaria a todas las importaciones,
tratando de corregir el déficit comercial. Desde entonces, las monedas flotan entre ellas y a
pesar de todas las medidas adoptadas por Estados Unidos para corregir su balanza comercial,
la misma se ha ido deteriorando, dando lugar a que Estados Unidos cuente actualmente con el
déficit comercial y la deuda externa más grandes del mundo.

Por supuesto, Estados Unidos es un país cuya deuda externa está denominada en su propia
moneda y su poder de emisión de moneda internacional le ha permitido incurrir en déficit
comerciales y aumentar el saldo de su deuda externa, sin necesidad de realizar los ajustes que
se imponen a las economías de los países en desarrollo endeudados, que pagan el servicio de
su deuda externa en una moneda, de la que solamente pueden aprovisionarse en base al
aumento de las exportaciones o al mayor ingreso de capital extranjero como inversión o como
deuda externa. Estados Unidos no necesita aplicar un ajuste recesivo, para generar los
excedentes que le permitan servir su deuda, ni renegociarla para reducir su peso.
Simplemente debe dejar que el dólar se devalúe y sus acreedores de manera automática e
involuntaria le perdonan una parte de la deuda.

Pero la devaluación del dólar da lugar en forma automática a la revaluación de las monedas de
sus socios comerciales, con la consecuente pérdida de competitividad de los productores de
dichos países en el mercado mundial. Esta es la razón por la que no es posible corregir el
déficit comercial norteamericano en base a una devaluación indefinida del dólar, dado el
doble carácter de la economía norteamericana que constituye al mismo tiempo, el principal
país deudor y el mercado más grande del mundo: 19% de las importaciones mundiales se
dirigen a Estados Unidos, ascendiendo a un monto aproximado de US $ 1.260 miles de
millones en 2001, seguido a distancia por Alemania, que importa el 7, 5% del total mundial,
equivalente a US $ 502 mil millones. Para que Estados Unidos logre transformar su déficit
comercial en superávit, sus socios comerciales actualmente superavitarios, tendrían que
transformarse en deficitarios. En síntesis, el perro se masca la cola en un círculo vicioso
insoluble.

Último acto: Los Estados Unidos no quieren el libre comercio

Estados Unidos ha venido aplicando en las últimas décadas, una política comercial que
combina el proteccionismo en sectores en los que ha ido perdiendo competitividad, con la
promoción del libre comercio en el resto del mundo para sus productos, en particular en
sectores en los que es altamente competitivo: las industrias intensivas en conocimientos y los
servicios.

Un juego doble para proteger lo suyo: poner freno a la entrada de lo ajeno en su territorio e
imponer la libertad de entrada de lo suyo a territorio ajeno.

Estas presiones proteccionistas se han reflejado en las sucesivas reformas a las leyes de
comercio de Estados Unidos. Así, desde la ley de comercio de 1974, se incluyó la
denominada sección 301, por la cual Estados Unidos impone sanciones decididas de manera
unilateral a los socios comerciales que, a su juicio, afecten la posición comercial de los
Estados Unidos, sin recurrir a los procedimientos establecidos en las instancias multilaterales.

Estados Unidos ha recurrido en forma creciente a la acusación de dumping definido de
manera arbitraria, a la imposición de cuotas y a una variedad de instrumentos legales con
propósitos proteccionistas.

El nuevo proteccionismo dio lugar a que, a medida que se iban reduciendo los aranceles
respecto a los vigentes en la inmediata posguerra, se iban creando medidas no arancelarias,
que actuaban como obstáculos invisibles al comercio.

Las sucesivas reformas introducidas en la Ley de Comercio de Estados Unidos han reforzado
el neoproteccionismo norteamericano, como ya se dijo, en sectores en los que los EEUU han
ido perdiendo competitividad mientras, en forma simultánea, han promovido la apertura de
mercados para sus productos, mediante negociaciones comerciales bilaterales, regionales y
multilaterales; pero sobre todo, en el caso de los países en desarrollo, mediante la
condicionalidad de los organismos multilaterales de crédito: Banco Mundial, y en especial,
del Fondo Monetario Internacional

Moraleja: No basta decir no al ALCA

La instancia de negociación a nivel regional, - como la propuesta ALCA- , constituye en
consecuencia, solamente una de las instancias a través de las cuales, Estados Unidos persigue
susobjetivos comerciales. .

Esto significa que con ALCA o sin ella, Estados Unidos continuará persiguiendo sus objetivos
comerciales, recurriendo a todas las instancias y mecanismos a su disposición. La vía más
fácil hasta ahora, ha sido la imposición de condiciones a través del FMI, dada la absoluta
sumisión de los gobiernos locales frente a dicho organismo.

A través del FMI, el gobierno norteamericano ha venido imponiendo de manera unilateral sus
condiciones a los países que han firmado acuerdos, sin necesidad de emprender en una
negociación bilateral ni multilateral.

Los condicionamientos del FMI se han ido ampliando desde la búsqueda de generación de
excedentes en el campofiscal, para garantizar el pago del servicio de la deuda externa -que ha
pasado a constituir la máxima prioridad en el manejo de la política económica de los países en
los que el FMI interviene- hasta el campo de la política comercial y de inversionesextranjeras.

En las circunstancias descritas, no es suficiente con decirle NO al ALCA, puesto que aún sin
ALCA, Estados Unidos continuará presionando por lograr los objetivos comerciales que
actualmente se está proponiendo a través del ALCA, mecanismo que ya ha sido cuestionado
en algunas instancias del propio Congreso norteamericano.

En efecto, sesenta y tres senadores norteamericanos enviaron al presidente Bush, una carta
fechada 7 de mayo del 2002, en la cual sostienen que "cualquiera sea el motivo, los Estados
Unidos no deben utilizar más sus leyes comerciales como objetos de regateo en las
negociaciones comerciales internacionales, ni entrar en acuerdos que las debiliten".

Los senadores quieren en consecuencia retirar de la mesa de negociaciones tanto del ALCA
como de la nueva ronda de negociaciones comerciales multilaterales de la OMC, conocida
como Ronda del Milenio -cuyo inicio está previsto para noviembre del 2002- la ley
antidumping y las disposiciones 201 y 301 de la ley de comercio norteamericana, las mismas
que además de facilitar el proteccionismo norteamericano, han venido siendo aplicadas por
Estados Unidos de manera unilateral y sin considerar las normas vigentes en la OMC.

¿Cuál es la reacción latinoamericana frente a esta contradicción?

En la Cumbre Presidencial de las Américas en Québec, varios mandatarios latinoamericanos,
incluyendo los de Argentina y Brasil - dos de los más grandes socios comerciales de América
del Sur- insistieron en la necesidad de exigir la derogación de las normasantidumping, como
un elemento clave del ALCA, que en principio debería firmarse en el 2005. La legislación
antidumping le permite a Estados Unidos impedir el ingreso de productos importados a su
mercado, acusándolos de competencia desleal, sin someter dicha medida a los mecanismos
previstos en la Organización Mundial de Comercio, actuando en consecuencia como juez y
parte, al margen de sus compromisos multilaterales.

El unilateralismo norteamericano viene siendo cuestionado por todos los socios comerciales,
en las negociaciones bilaterales, regionales y multilaterales.

FUENTE:
PETRAS, James. Administrando un imperio en tiempos de crisis.