Mirémonos en el espejo de México - Cartillas sobre el ALCA 4

2002-10-16 00:00:00

"No hay ninguna fórmula que te permita cambiar la realidad si no empiezas a verla como es.
Para poder transformarla hay que comenzar por asumirla. Éste es el problema en América
Latina: No podemos verla todavía. Estamos ciegos de nosotros mismos, porque estamos
entrenados para vernos con ojos de otros". Eduardo Galeano

Ciertamente es difícil predecir qué ocurrirá con cada uno de los países de América Latina en
caso de aprobarse las propuestas del ALCA.

Pero la experiencia de México vinculándose al TLCAN ofrece varios ejemplos de lo que
podría suceder.

Por un lado, sin duda existió un fuerte aumento de las exportaciones mexicanas, y con ello un
crecimiento de la economía mexicana.

Primer espejismo: encuentro entre hermanos:

Quizás la mayor evidencia de la poquísima generosidad de esta integración de mercados, es lo
que ocurre en México. El Tratado de Libre Comercio no dice una palabra sobre políticas
salariales, reglas laborales y particularmente el problema de la migración de mano de obra
mexicana hacia Estados Unidos. Y no sólo que no hay una letra, sino que a partir del 11 de
septiembre se han cerrado las puertas de cualquier arreglo en este campo..

Comercio y no ayuda es la consigna norteamericana.

Los salarios en México son diez veces menores que los norteamericanos y la economía es 25
veces inferior. .

Luego de la aprobación del Tratado de Libre Comercio, un millón de mexicanos ganan menos
del salario mínimo y ocho millones de familias han sido sumidas en la pobreza.

Segundo espejismo: más exportaciones.

Usualmente los defensores del ALCA ponen como ejemplo el fuerte incremento exportador
para demostrar las bondades de la propuesta. Para ser más precisos se debería agregar que
buena parte de ese comercio se debe a "maquilas" en la zona fronteriza, sin generar nuevas
cadenas productivas propiamente mexicanas. Esas maquilas están asociadas a cadenas
productivas que en buena medida residen en los Estados Unidos. Ciertamente la proximidad
geográfica y los bajos salarios son factores claves en explicar la ubicación de las maquilas en
las cercanías de la frontera norte de México; es dudoso que lo mismo se repita con los países
del sur, donde los costos de fletes y la distancia cambian drásticamente esas posibilidades.

Se han agravado los problemas debido a una reducción de las condiciones ambientales y
laborales; se han sucedido denuncias sobre casos extremos especialmente en la maquila.

En la zona fronteriza donde se ubican las maquiladoras, el crecimiento de la contaminación
ambiental, los desechos químicos y el deterioro de la salud dibujan un panorama desolador.
Se han incrementado las enfermedades y los nacimientos con defectos genéticos.

La repetición del patrón de maquiladoras en los demás países latinoamericanos es incierta. En
cambio, es evidente que la liberalización comercial funcionalmente vinculada a los Estados
Unidos termina acentuando el patrón exportador de algunos recursos naturales, y por lo tanto
aumentan sus impactos sociales y ambientales. Diversos estudios plantean dudas de si se
puede expandir un incipiente sector manufacturero al tener que competir con productos
industrializados desde Estados Unidos y Canadá.

Por lo tanto, se espera que los países latinoamericanos sigan sumidos en una estrategia de
venta de minerales, petróleo, gas natural, y algunos productos agroalimentarios
(especialmente agropecuarios). Se congelaría así un patrón de primarización exportadora
muy acotado, ya que unos pocos productos tienen altas representaciones en el total de las
ventas al exterior. La exportación basada en recursos naturales está asociada a fuertes
impactos ambientales, genera pocos puestos de trabajo, y sus valores en los mercados
internacionales caen continuamente.

Existe una fuerte evidencia sobre un duro golpe sobre ciertos sectores mexicanos, en
particular el agrícola (especialmente la producción de maíz, devastada por las importaciones
desde EE UU de grano subsidiado).

Justamente el comercio agropecuario es uno de los rubros que más serias preocupaciones
levantan en nuestros países. No olvidemos que Estados Unidos es un gran productor y
exportador en casi todos los rubros agroalimentarios propios de varios países
latinoamericanos (tales como soja, carne, leche, maíz, trigo, etc.). Por lo tanto, la apertura
hacia el ALCA podría desembocar en una invasión de productos agroalimentarios
subsidiados, impactando seriamente sobre campesinos y pequeños productores rurales. Para
los agricultores mexicanos, las únicas áreas beneficiadas por el Tratado de Libre Comercio
han sido las de hortalizas y frutas, que representan el 8,4% de la superficie sembrada y están
bajo control, en gran medida, de grandes empresas nacionales y norteamericanas.

Mientras tanto, el grueso de la producción agrícola, pecuaria y forestal ha sido sacrificada, en
especial la producción de granos básicos que ocupan el 71% de la superficie agrícola y a la
que se dedican 3.2 millones de agricultores.

Después del Tratado, 25 millones de personas se encuentran en extrema pobreza y 15
millones han emigrado del campo a la ciudad.

En este momento, hasta la harina para las célebres tortillas está en manos de empresas
norteamericanas. Una sola empresa controla el 70% del mercado.

Tercer espejismo: un acuerdo entre iguales .

Tanto la negociación actual, como un futuro acuerdo, se presentan profundamente
asimétricos.

El Producto Interno Bruto mexicano aumentó en menos del 1% desde su entrada al Tratado de
Libre Comercio y el cuento de las exportaciones se relata en una sola frase: ingresa materia
prima, se la elabora con mano de obra barata y se la exporta dejando muy poco a la economía
mexicana.

La asimetría es muy simple: Estados Unidos, la economía más grande del mundo, con otras
economías mucho menores. Por ejemplo, el producto nacional bruto de Estados Unidos
alcanza los 8 350 miles de millones de dólares, frente a 1 061 miles de millones de Brasil a
casi 18 mil millones para Bolivia (valores para 1999; datos del Banco Mundial, 2000).

Queda claro que en el ALCA, una nación como Ecuador deberá negociar con una economía
que es más de 500 veces mayor.

La asimetría también se observa en la propia negociación arancelaria, donde las naciones de
América Latina y el Caribe deberán reducir sus aranceles y protecciones, de hecho ya muy
bajas, sin saberse cuáles serán las contrapartidas de EE UU y Canadá en rubros clave como el
agroalimentario. La misma asimetría se repite en otras cuestiones, como la pretensión de
Washington de mantener sus mecanismos de antidumping o de expandir sus exigencias en
patentes.

Estas asimetrías no están contempladas en la negociación por mecanismos que amparen a las
naciones latinoamericanas. Apenas existe un grupo dedicado a las pequeñas economías, pero
no se han conformado mecanismos políticos para lidiar con la enorme disparidad entre las
naciones negociantes.

El ALCA tal como se propone es además un proceso de articulación entre países que genera
subordinación. No tiene como contrabalance un proceso de integración en otras esferas,
como la política, cultural, etc.

El caso del TLCAN es igualmente ilustrativo: allí los ciudadanos mexicanos siguen
necesitando pasaporte y visa para viajar a los EE. UU. No existen, ni están previstos,
procesos de equivalencia en planos no económicos, especialmente el político. ..

Cuarto espejismo: una justicia igual para todos

Una de las cláusulas más nefastas del Tratado de Libre Comercio al que está sometido
México, es el Capítulo 11 referido a la solución de controversias.

Según este capítulo ninguna de las partes podrá nacionalizar ni expropiar directa o
indirectamente, una inversión de un inversionista de otra parte de su territorio, ni adoptar
ninguna medida equivalente a la expropiación o nacionalización de esa inversión.

A la luz de este modelo de justicia, una empresa estadounidense de eliminación de residuos,
Metalclad Corporation, derrotó a todo el Estado mexicano, por la adopción de una decisión
por parte de las autoridades de San Luis de Potosí. No sólo que las actividades de la empresa
contaminaban el agua potable, sino que la compañía había dispuesto arbitrariamente la
transferencia de 20 mil toneladas de desechos peligrosos provenientes de actividades mineras.

Los curiosos jueces internacionales del denominado Centro Internacional para la Resolución
de Arreglo de Diferencias Relativas a Inversiones dependen nada menos que del Banco
Mundial. No de los países que hacen parte del tratado.

El Tratado de Libre Comercio fue el primer caso de una integración que permitió que una
empresa o sector industrial pase por encima de un gobierno.

A pesar de que las empresas no son las firmantes del Tratado, cuestionan directamente las
leyes, políticas y prácticas de otro gobierno miembro del Tratado, por considerar que esos
instrumentos afectan sus derechos.

El nefasto capítulo 11 autoriza a las empresas inversionistas el derecho de enjuiciar a los
gobiernos por ganancias actuales que no se obtuvieron o por las que se esperaban en el futuro,
que supuestamente ocurran por medidas que tomen en un momento dado esos gobiernos.

A las compañías no les interesa si las políticas nacionales son o no legales, ni si tienen el
propósito de defender el medio ambiente o de precautelar la salud pública.

Canadá ha vivido, en estos años de vigencia del Tratado de libre comercio de América del
Norte, TLCAN, varias demandas de empresas que han contaminado gravemente algunas
regiones del país, y todas ellas se han sellado con un triunfo de los contaminadores.

El capítulo 11 fue empleado exitosamente por la empresa Ethyl Corp. de Virginia para
obligar al gobierno canadiense a renunciar a la legislación que prohibía la venta
transfronteriza de su producto, MMT, un aditivo para gasolina que ha sido prohibido en
muchos países y al que el primer ministro canadiense Jean Chrétien denominó "neurotoxina
peligrosa".

S. D. Meyers, otra empresa estadounidense de eliminación de residuos de PCB, también
amenazó con utilizar el capítulo 11 para obligar a Canadá a revocar la prohibición de
exportaciones de PCB aplicada de acuerdo con tratados internacionales suscritos por Canadá.
La compañía llegó a obtener 50 millones de dólares por supuestos daños y perjuicios.

Quinto espejismo:la bondad de las privatizaciones.

Finalmente, todo parece indicar que siguiendo el ejemplo del TLCAN, se transferirán
enormes capacidades de acción a las empresas internacionales y su flujo de capitales,
incluyendo serios recortes a la soberanía de cada país para regularlas. Justamente ese punto
quedó en evidencia con el texto del borrador del capítulo en inversiones del ALCA. El hecho
reviste cierta complejidad, ya que en sentido estricto no se refiere a una imposición de un país
sobre otro (asumir que es una imposición de EEUU sobre las naciones latinoamericanas sería
una simplificación), sino que es algo más profundo: es la imposición de una nueva manera de
generar reglas y normas, que no tiene necesariamente una ubicación geográfica.

Esta nueva racionalidad operará sobre todas las naciones, y eso implica que también EEUU la
sufrirá, y sus ciudadanos podrán ser afectados por ella. Esto se debe a que las empresas
transnacionales quedan desvinculadas de sus países de origen, y ellas pueden demandar no
sólo a otras empresas, sino a los Estados. Por lo tanto emerge un serio problema de erosión
del Estado- nación.

Al finalizar los años ochenta, los Estados Unidos sufrían un deterioro relativo de su liderazgo
económico y tecnológico frente a Europa y particularmente, Japón. Por esos años, el
escenario internacional prefiguraba un probable retroceso del multilateralismo, ante el
estancamiento y riesgo de fracaso de la Ronda Uruguay del GATT, y tomaban renovado
impulso múltiples iniciativas de regionalización formales (Europa) e informales (Este y
Sudeste asiático).

Este cuadro de situación indujo a los Estados Unidos, junto con Canadá, a iniciar en 1989
negociaciones con México para constituir un área de libre comercio de América del Norte (el
TLCAN o NAFTA ratificado por el Congreso estadounidense en 1993), y a la Administración
Bush, a lanzar en 1990 la Iniciativa para las Américas para conformar una zona de libre comercio hemisférica..

Las dos acciones marcaron la reorientación estratégica de los EEUU, que compartían una
coyuntura recesiva con Canadá en esos años.

A diferencia de lo que sucedía en el pasado, cuando las consideraciones geopolíticas eran las
prioritarias, las cuestiones económico- comerciales habían pasado a ocupar un lugar central en
la relación de los EEUU con América Latina.

La Iniciativa para las Américas conformaba un intento de los EEUU para conservar su área de
influencia natural, tanto en el campo político como económico, y es el antecedente inmediato
del proyecto ALCA, el que retoma sus ideas básicas de eliminación progresiva de las barreras
al comercio y la inversión.

mexico y el tlcan, cifras y realidades. Tomado de: "América Latina en la encrucijada de la
glocalización", Alberto Acosta.

México reúne el grueso del avance tecnológico en el comercio exterior de Latinoamérica,
sobre todo por su inserción al mercado norteamericano. Así, entre 1985 y 2000, el porcentaje
de productos primarios se redujo de 3,4% a 11,7%. Las manufacturas basadas en recursos
naturales declinaron de 10,3% a 5,8%; las manufacturas de baja tecnología crecieron de 5,8%
a 14,7%; las de tecnología media de 18% a 38,5%; y las de alta tecnología de 9,9% a 25,3%.

Esto se debe en parte, a la estrategia de empresas automotrices estadounidenses, que buscan
asegurar el mercado para su producción. Frente a la creciente competencia japonesa, el
TLCAN estableció que 60% del valor de los vehículos debe provenir de sus países miembros:
Canadá, EEUU y México. Al final de los 90, el 13% de las importaciones de vehículos en
EEUU provenía de México. Las exportaciones de vehículos de este país latinoamericano
representaron el 14% de sus exportaciones totales. La industria electrónica mexicana también
experimentó un fuerte crecimiento, por razones similares a las del complejo automotriz. El
mecanismo por el cual se inició la elaboración de productos electrónicos fue la maquila.
Luego, al desaparecer la maquila como figura legal, las grandes empresas electrónicas
trasladaron sus lugares de producción a México, para cumplir así con los requisitos del
TLCAN de producción compartida.

Igualmente, la industria textil mexicana se benefició de un rápido crecimiento, muy ligado al
mercado estadounidense. La contracara de estas cifras es la escasa interrelación que hay entre
las industrias modernas de México y el resto de la economía del país. Se mantiene una gran
separación entre crecimiento de las exportaciones y evolución del producto. México ha
logrado un notable crecimiento de las exportaciones de alta tecnología y de tecnología
intermedia, pero aún no ha llegado a sentar las bases para un crecimiento más homogéneo y
equitativo. Muchos trabajadores mexicanos ganan un sueldo menor al 12% de los sueldos de
los EEUU, en plantas que han incorporado significativos avances técnicos, comparables a los
existentes en el vecino del norte. Así, México no ha mejorado la calidad de sus
exportaciones, pues éstas siguen atrapadas por el bajo costo de la mano de obra, por niveles
aún bajos de productividad y por una alta dependencia de la economía norteamericana (88%
de las exportaciones mexicanas van a EEUU). Además, el sistema de producción
compartida obstaculiza la incorporación de recursos locales a la producción industrial; y ha
desatado una guerra de incentivos para atraer inversiones a la economía mexicana.

FUENTES:

Maude Barlow. América Latina en Movimiento. Alai. 25/ 03/ 02

Fundación Pueblo Indio del Ecuador.