Referéndum con síndrome de Estocolmo
En 1973 un grupo de delincuentes mantuvieron durante 6 días a varios rehenes secuestrados en el banco Kreditbanken en Estocolmo, Suecia. Cuando los secuestradores finalmente se entregaron, las cámaras captaron el momento en que una de las víctimas besaba a uno de los captores, con quien además se comprometía en matrimonio. Los rehenes después se negaron a colaborar con la policía y en los estrados judiciales para procesar a los secuestradores y hasta los defendieron. Al año siguiente Patricia Hearst, hija de un magnate gringo, es secuestrada por un grupo revolucionario llamado Ejército Simbiótico de Liberación. Tras ser capturada y sentenciada, Jimmy Carter la indulta.
A ese trastorno le llamaron síndrome de Estocolmo, donde la víctima pese a haber sido retenida contra su propia voluntad, desarrolla una relación codependiente de complicidad y afinidad con los captores, al extremo de ayudarles a alcanzar sus fines, en parte lo hacen para protegerse y porque tanto el captor como la víctima anhelan salir ilesos del incidente. Por lo tanto prefieren cooperar que enfrentarse.
En Costa Rica la ciudadanía lleva años de estar secuestrada por una clase política ajena a los problemas nacionales y que despilfarra los recursos. Han saqueado varias veces el erario y las instituciones a su antojo. Defienden una institucionalidad interpretada a su antojo para oprimir y quien ose cuestionarla es sedicioso y apátrida.
Pasan por la función pública con arrogancia y convencidos que hagan lo que hagan, estarán por encima del bien y del mal. Pagamos día a día el rescate para liberarnos vía impuestos, marchamos, riteves y cuanta sinvergüenzada se les ha ocurrido y seguimos siendo rehenes. La mayoría de la gente no siente el mínimo respeto por la clase política y no se identifican con sus secuestradores. La forma de manifestar repudio pasivo es mediante el abstencionismo. Muchos son excluidos y otros prefieren excluirse.
Otro sector, el rebelde activo, enfrenta campañas millonarias y presiones, no acepta sobornos ni vende el voto y opta por votar en contra, como lo hizo el gran movimiento patriótico del NO para el referéndum. Juntos acumulan el 70% de la población.
El restante 30% de la población es el que domina el país y que apoya al gobierno es el que se ha venido imponiendo y a eso le llaman \"democracia\".
Lo más dramático es que tras revelarse el contenido del memorándum Casas-Sánchez, como una simple conspiración terrorista y una estrategia que respondía a intereses particulares y no al interés nacional, todavía existan personas sensatas y equilibradas que votaran a favor del TLC. ¿Esperaban con ese acto eludir el cautiverio? ¿Eligieron ser esclavos con tal de salir ilesos? ¿En serio creen que el pueblo votó en \"elecciones libres\" y que privó la voluntad popular? ¿Minimizan que miles de trabajadores fueron chantajeados? ¿No vieron cómo se violó la tregua? ¿Desconocieron el clientelismo con diarios, bonos, becas, aeropuertos y lo que se nos pueda ocurrir? ¿Les gustó la injerencia del embajador gringo en la contienda? ¿Conocen las graves implicaciones de la agenda de implementación?
Verdaderamente no encuentro diferencia de ese 30% con las víctimas del síndrome de Estocolmo que aceptan casarse con quienes les sometieron. No entiendo mucho de la conducta humana y la mente, por ello me pregunto ¿Cómo puede funcionar un país en esas condiciones?
Lo más feo es que Oscar Arias pretende firmar un TLC el próximo 14 de noviembre en el Melico Salazar ¿El que votó el pueblo en el referéndum o el que está depositado en la OEA?… porque son diferentes.
Lo más cínico es que justo en el exterior de ese edificio hay una placa con la Proclama del Presidente Constitucional Juan Rafael Mora Porras del 20 de noviembre de 1855 que dice: \"Ay del nacional o extranjero que intente seducir la inocencia, fomentar discordias o vendernos\". Mi pregunta es: ¿todavía encontrará hermanos, verdaderos hermanos dispuestos a defender la patria como a la santa madre o llegamos al colmo de un patético síndrome?