Bullicio
Pasó el siete de octubre y con este el referendo. E inusitadamente, sin siquiera darnos tiempo para reflexionar sobre lo acontecido, se desató un dime-que-te-diré que a mí, y seguramente a mucha otra gente, nos dejaba en estado de total perplejidad. Vinimos a enterarnos de que el Movimiento del No tiene jefaturas y vanguardias. Así en plural, por cierto. Unos que convocaban aquí y otros que gritaban acullá en contra de tal convocatoria. Y como ya uno tiene sus añitos de andar por la vida, y su tiempito (en mi caso cuatro años sin tregua ni descanso) de afanoso trabajar en contra del TLC, al final, y de a pocos, como que uno empieza a ver medio claro a través de la densa polvareda levantada por tan destemplada gritería.
Hay dirigentes que se han ganado su puesto. Justo es reconocerlo. Y aunque quizá a algunos les moleste (la mezquindad también existe en nuestro Movimiento), diré que, a mi juicio, Eugenio Trejos es uno de ellos, y quizá el que más. La suya pasó a ser una importante figura de referencia para nuestro vasto y riquísimo movimiento ciudadano. Lamentablemente aparecieron paracaidistas. Y a la vera del propio Trejos. No sé si Eugenio se dio cuenta, si se los impusieron o si de alguna forma él mismo propició que así aconteciera. El caso es que aconteció. Momias políticas y oportunistas de última hora, deseosos y deseosas de parasitar del Movimiento del No y chupar del esfuerzo patriótico de tanta, tanta gente en toda Costa Rica.
Pero la gritería pos siete de octubre me ha venido a dejar en claro algunos detalles adicionales. Por ejemplo, que cierta izquierda sigue siendo como siempre fue, por lo que ya no debería sorprender que, también en su caso, quieran hacer del Movimiento del No la plataforma que les conceda la visibilidad que de otra forma, y librados a sí mismos, jamás lograron alcanzar en sus muchos años de \"militancia\". Ellos monopolizan para sí el concepto de izquierda política. Nadie más –y bien sé que yo voy en ese saco- tiene derecho a decirse de izquierda. Ellos, además, se erigen en oráculos del pueblo; leen en lo más profundo de su alma e interpretan sus designios más arcanos. Todos los demás somos traidores y vendidos. Sencillamente eso es lo que, entre líneas, se dejaba leer en algunas encendidas peroratas en contra de la convocatoria para el 27 de octubre. Y no es que yo crea que ésta estuvo bien realizada. En mi propio comité patriótico así lo hice ver. Pero el cómo se digan las cosas también permite leer concepciones y objetivos políticos de fondo. Y ello aquí quedó traslúcido.
Nada de lo anterior lleva el propósito ni de serrucharle el piso a nadie ni mucho menos de andar aguzando desacuerdos. La verdad es que no soy parte de ese exclusivo jet-set conformado por las figuras de pasarela del Movimiento; tampoco ando en las proximidades de Eugenio Trejos ni de Ottón Solís y, sin duda, no cumplo con los requisitos para ser dirigente mesiánico, al estilo de los que levantaban su voz airada en las peroratas de estas semanas. Y justo porque sé cuál es mi lugar, el día del referendo simplemente trabajé –desde las cuatro de la mañana hasta las siete de la noche- con mi humilde pero corajudo comité patriótico: el de Purral. Pero creo que eso me concede la autoridad moral para decir lo que estoy diciendo. Porque, a diferencia de algunos otros, sí puedo afirmar que no estoy en esto por oportunismo.
Escribo este artículo el 26 de octubre. Y lo hago alentando la esperanza de que la convocatoria para el encuentro del comités patrióticos el sábado 27 constituirá un enorme éxito. Y lo será gracias a la gente y a pesar de estos \"dirigentes\" tan bullangueros. En los mismos días en que estos metían tanto ruido, llegaban a mi correo electrónico pronunciamiento de comités patrióticos de aquí y allá: Naranjo, Guanacaste, los Santos, Zarcero (mi pueblo natal), cantones del Caribe…Una y otra vez se reafirmaba la denuncia contra el fraude montado por la dictadura neoliberal; la voluntad de lucha; el deseo de seguir trabajando por hacer posible una Costa Rica distinta y mejor. Una nota, en particular, daba un tremendo jalón de orejas a estas dirigencias mesiánicas. El mensaje era claro y contundente: dejen de hablar paja y permítanos seguir trabajando por la patria que queremos construir.
Eso es el Movimiento del No. Un enorme movimiento-red o, mejor aún, una inmensa red de movimientos en red. Es decir, está constituido por una gran cantidad de nodos descentralizados que actúan y deciden con grandísima autonomía y se interconectan, se coordinan y colaboran por las vías más diversas y haciendo uso de los recursos más creativos. Internet ha sido uno de esos medios, pero sin duda no el único. Permítanme rajar un poco: creo que mi librito \"Soñar con los pies en la tierra\" sigue siendo la caracterización y conceptuación más sistemática de este Movimiento nuestro. En los meses previos al referendo éste maduró y desarrolló nuevas formas y posibilidades, pero sin que por ello se modificase su naturaleza más básica. Aparecen los comités patrióticos y estos representaron un salto cualitativo de fundamental importancia. El Movimiento adquiere un referente territorial sin por ello dejar de ser un movimiento red descentralizado.
Cada comité patriótico se constituye en un nodo, autónomo en sus decisiones; descentralizado en su accionar pero a la vez integrado, en inmensa red de alcance nacional, con los demás comités patrióticos y con la enorme miríada de otras organizaciones participantes en el Movimiento. Se amplía y enriquece así la madeja de vasos comunicantes. Uno se hacía parte de un comité patriótico siendo al mismo tiempo miembro de otras instancias organizativas en otros ámbitos de actividad. El comité patriótico devenía así punto de amarre desde el cual cada hombre y cada mujer en el Movimiento deveníamos, en nuestra propia individualidad, portadores de las identidades múltiples del Movimiento. Somos miembros de una cooperativa y de un movimiento patriótico. O de una organización ambientalista…y de un comité patriótico. O de una organización de académicos. Y también de un comité patriótico. O de varias de esas cosas y de un comité patriótico, todo al mismo tiempo.
A los \"dirigentes\" que en estos días han andado tan ocupados levantando su grito mesiánico, se les escapa un poquito lo que todo esto entraña. Que si lo entendieran mejor posiblemente se cuidarían de no gritar tanto, y con mayor satisfacción y menos bullicio se harían parte de este enorme y riquísimo proceso de construcción social.
Fuente: http://www.tribunademocratica.com/2007/10/bullicio.html