Intervención de Bolivia en la OMC:
¿Dónde quedaron las palabras de la Ronda de Desarrollo de Doha?
(Intervención de la Embajadora de Bolivia, Angélica Navarro, ante el Consejo General de la Organización Mundial de Comercio-OMC, el día 9 de octubre)
Señor Presidente:
La presente Ronda inició como aquella del Desarrollo, en 2001. Hoy -a 6 años de iniciada- algunos países en desarrollo nos preguntamos donde quedaron las palabras que dieron principio a esta negociación. Pareciera que quedaron sólo como discurso reservado a la prensa y el exterior, con poca o ninguna relación con las discusiones actuales. Para dar un ejemplo, Bolivia -según los últimos textos distribuidos hace unos meses a los Miembros- debería realizar recortes 2 veces superiores en NAMA a los recortes de algunas de las economías desarrolladas. Me pregunto si eso es lo que este foro considera desarrollo.
Puedo decirles, que en mi país tenemos un concepto diferente del desarrollo. En Bolivia no hablamos de “vivir mejor”, pero de “vivir bien”. Porque “vivir mejor” siempre implica que un país está mejor con respecto a otro país, es decir que puede vivir mejor explotando, dañando la naturaleza, irrespetando derechos humanos en sus fronteras o mas allá de sus fronteras, creando dependencia, etc. En este caso se esta “viviendo mejor”, pero viviendo mejor a costa de otros. Este es el “llamado” desarrollo que parece querer preservar esta institución, no un desarrollo constructivo y de verdadera asociación, de igualdad, justicia, solidaridad y reciprocidad, según la capacidad de cada uno. Lo que se plantea es un “vivir mejor” para algunos, mientras que la gran mayoría confronta realidades complejas y siempre más difíciles por los recortes en espacio para las políticas que los países desarrollados utilizaron en sus propios procesos de industrialización.
Permítame relatarle un ejemplo de vivir mal. Un ejemplo impuesto en mi país por las instituciones de Bretton Woods, a través de liberalizaciones llamadas autónomas, aunque en realidad eran condiciones para el llamado “apoyo al desarrollo”. Por supuesto que sin mencionar al beneficiario del desarrollo, porque pronto fue claro que no era al pueblo boliviano a quien se pretendía desarrollar. Durante la década de los noventa se realizó un programa de apertura autónoma que resultó en la liberalización de servicios esenciales, entre ellos el agua. Las consecuentes privatizaciones a favor de empresas extranjeras incrementaron las tarifas hasta en 100 y en algunos casos 200 por ciento, lo que representó en ciertos casos hasta dos tercios del salario mínimo vital. Las subsecuentes revueltas, hasta de una entera ciudad, hicieron que gobiernos del pasado reprimiesen a la población, con saldos mortales y violando derechos humanos fundamentales, incluyendo el de la vida.
No queremos que estos escenarios se repitan en la actual Ronda de Desarrollo que, tal como se presenta en este momento, tiene potenciales consecuencias negativas iguales a las expuestas en esta intervención, si es que no es compensada por medidas reales de apoyo al desarrollo de la mayoría y no de unos pocos.
Por eso, no solo saludamos el documento WT/L/687 del G-90 +, en el que se excluyen los servicios de agua y otros servicios esenciales de las reglas y compromisos del acuerdo GATS, sino que esperamos continuar trabajando en este sentido en los próximos meses.
Regresando al proceso que vivimos en al actualidad, Bolivia considera que varias de las negociaciones están encaminadas hacia un resultado de “vivir mal”.
El motor central de esta ronda es la agricultura y no parece claro que las discusiones a la fecha hayan equilibrado los desbalances entre los pilares de negociación y al interior de cada pilar, particularmente el de acceso a mercados. Eso a pesar de que Agricultura es uno de los pocos ámbitos en los que se podría alcanzar algún beneficio –según el resultado de las negociaciones- para nuestros países en desarrollo.
En NAMA el desequilibrio parece en este momento, abismal.
Para que una Ronda del desarrollo cumpla con su objetivo - que es el de beneficiar a los países en desarrollo- se debe seguir una clara jerarquía en los compromisos, que se traduzcan en contribuciones mayores y efectivas de parte de los Países Desarrollados y muchos menores por parte de los Países en Desarrollo.
El nivel de ambición que resulte de las negociaciones de agricultura, tendrá que verse reflejado en las de NAMA , respetando el principio de reciprocidad menos que plena. Para que eso suceda el texto propuesto debe ser modificado, hasta que demuestre que en efecto las reducciones de los desarrollados sean mayores que las de los Países en Desarrollo, y que las SVEs contribuyan en menor medida y de acuerdo a sus capacidades. Además, no debe considerarse que se está realizando una revisión del texto de NAMA, que ya fuera rechazado por algunos de nosotros- incluyendo a Bolivia- pero considerar que necesitamos un texto nuevo, no uno revisado.
Consideramos además, que no se han valorado cabalmente las contribuciones realizadas a través de liberalizaciones autónomas, que en algunos casos tuvieron consecuencias desastrosas, como fuera expuesto anteriormente en esta intervención, incluyendo perdida de vidas humanas y graves violaciones de derechos humanos.
Debido a esas previas experiencias negativas, Bolivia considera inaceptables las cifras propuestas en el borrador de propuesta de modalidades para NAMA, que fueron presentadas en julio de este año. Apoya en cambio plenamente la intervención y el documento presentado por Sudáfrica en nombre de una gran mayoría de la Membresía. También nos sumamos a la intervención de Barbados a nombre de las SVES. Más aun, Bolivia considera completamente inapropiado que un país como el mío, con más de 60 por ciento de su población por debajo de la línea de pobreza, tenga que realizar, de acuerdo a las cifras propuestas, un recorte de más del doble que algunos de los países más desarrollados. Pregunto una vez mas, si es esto lo que se considera en este foro como desarrollo?
Por lo tanto, deseo dejar claro que Bolivia no podrá acompañar un resultado que implique que nuestro país tenga que realizar en promedio recortes substanciales mayores o iguales al que realicen países desarrollados en esta ronda, tal como se perfilan en discusiones de ambiente restringido. Esta es una ronda del desarrollo y no seria aceptable que los países en desarrollo paguen más por resultados escasos o inexistentes.
Nos referimos, no solo a los números presentados por el Presidente de NAMA pero a discusiones en grupos pequeños que hacen peligrar el espíritu de transparencia, de multilateralismo, de inclusividad y del enfoque de abajo a arriba que debe guiar todas nuestras negociaciones.
La reciente dispersión en pequeños grupos es preocupante para una delegación pequeña como es la mía, puesto que impide una visión general de las negociaciones, así como de seguir los temas de particular interés.
Esta opacidad aumenta cuando existe incertidumbre negociadora, porque una de las mayores economías del mundo parece no contar con un mandato claro de negociación refrendado por su Congreso. En este sentido, puede darse el caso de que todos los esfuerzos realizados hasta ahora, que valoramos, se evaporen sin definir un resultado seguro.
El proceso actual nos parece dirigido en un mal sentido, puesto que se diluye y deja de lado el proceso multilateral; pero además, porque esta lleno de inseguridades. Por lo tanto no creemos que se deba seguir indefinidamente, sin una mayor seguridad y participación real.
Por ultimo, queremos agradecer el trabajo realizado aquí por nuestro colega, el Embajador de Benin y desearle todo lo mejor en sus nuevas funciones.