Declaración sindical latinoamericana
El impacto de la Ronda Doha en el desarrollo
Las organizaciones sindicales abajo firmantes hemos venido dando seguimiento al proceso de negociaciones de la OMC, y, particularmente, a las de Acceso a los Mercados para los Productos No Agrícolas (AMNA/NAMA).
En declaraciones anteriores, hemos señalado nuestra gran preocupación respecto de que lo que prometía ser una Ronda de Desarrollo se convierta en todo lo contrario, es decir, un impedimento estructural al logro de un desarrollo sostenible que de respuesta a las necesidades y los derechos de los sectores más pobres y de los trabajadores y trabajadoras de nuestros pueblos, tal cual ha sido planteado por el sindicalismo americano en La Plataforma Laboral de las Américas.
Con base en estas posiciones, hemos realizado durante el primer semestre de este año contactos a nivel nacional y en Ginebra con los negociadores comerciales de nuestros países, para solicitarles que no cedan a las presiones que vienen ejerciendo los Estados Unidos y la Unión Europea a favor de que accedan a la apertura de mercados muy superiores a las que éstos mismos están dispuestos.
En el plano técnico de la actual negociación, hemos apoyado el enfoque del Grupo NAMA 11, donde Brasil, Argentina y Sudáfrica, junto a otros países en desarrollo, han venido rechazando aquella propuesta, optando por la aplicación del principio de “reciprocidad menos que plena”, para que exista una diferencia de al menos 25 puntos entre el coeficiente de corte arancelario aplicable a los países desarrollados y en desarrollo, así como mayores niveles de flexibilidad sobre las líneas arancelarias que los países podrían excluir de la apertura.
Del mismo modo, hemos planteado que estas condiciones son independientes de los resultados de la negociación agrícola, para que eventuales concesiones de los países desarrollados en esta materia no sean consideradas monedas de cambio a favor de su propuesta en el campo industrial.
Las novedades más recientes agravan este panorama: primero ( el 25 de junio), una propuesta presentada por los gobiernos de Chile, Colombia, Perú, Costa Rica, y México, junto a otros países asiáticos, ha ido en dirección a debilitar la oposición del grupo NAMA 11, a favor del enfoque de Estados Unidos y la Unión Europea.
Ahora (el 17 de julio), el presidente del grupo NAMA ha presentado a consideración de los miembros su propuesta de modalidades a ser negociada, la cual toma igual camino que la anterior, planteando un coeficiente de aproximadamente 20, reduciendo nuestros aranceles consolidados a un nivel promedio del 12%, lo cual, a nuestro entender, es demasiado bajo.
Esto no sólo redundará en reducciones de las tasas aplicadas en varias de nuestras industrias sino que también reducirá el importante espacio de política que se necesita para construir y diversificarlas en el futuro. Asimismo, la propuesta acepta reducidos niveles de flexibilidades sobre las líneas arancelarias que los países podrían excluir de la apertura arancelaria y no ofrece ninguna posibilidad de que estás puedan ser modificadas en el tiempo.
En este escenario, toma gran relevancia los contenidos de la Resolución emitida por la Confederación Sindical Internacional (Consejo General, 20-22 junio) en cuanto a acrecentar la oposición del movimiento sindical a estos enfoques, mediante un trabajo activo en el plano nacional que incorpore ahora el pedido a los Ministerios de Trabajo de que soliciten un trabajo conjunto de la OIT y la OMC, dirigido a disponer de un profundo análisis ex ante de las consecuencias sobre el trabajo decente y el desarrollo sostenible de la liberalización comercial que se está impulsando en la Ronda de Doha.
Por otra parte, como sindicalismo debemos continuar exigiendo a los gobiernos nacionales un enfoque diferente respecto de los términos en que han negociado con EEUU y se aprestan a negociar con la UE, tratados de libre comercio que, en la práctica, siguen el modelo “OMC Plus”, en el sentido de que introducen los temas actualmente en negociación multilateral, e incluso los llevan más allá. Existen actualmente varias manifestaciones positivas de esta estrategia.
La resistencia que las organizaciones sindicales costarricenses vienen desarrollando ante la firma del gobierno de ese país del DR-CAFTA, a través de una amplia alianza con organizaciones sociales y empresariales; la campaña de organizaciones sindicales y campesinas mexicanas dirigidas a modificar al capítulo agrícola del TLCAN; la lucha del sindicalismo colombiano y norteamericano para evitar la ratificación del TLC entre ambos países, situación que presenta el agravante de la violación de derechos humanos y sindicales que han permitido el asesinato de dirigentes sindicales colombianos..
Como ha señalado la CSI, en su comunicado reactivo a la presentación de la propuesta del presidente del Grupo NAMA, la enorme desconexión existente entre el enfoque allí adoptado y el actual debate sobre estrategias de desarrollo y creación de trabajo decente en los países en desarrollo, no podrán derivar en un resultado a favor del desarrollo en las actuales negociaciones de la Ronda Doha.
Frente a este escenario, reclamamos al gobierno colombiano no aceptar la actual propuesta de modalidades de NAMA.
CARLOS RODRIGUEZ DIAZ
Presidente CUT Colombia
Bogotá, 30 de julio de 2007