Costa Rica: Los "robacorazones"
Esta expresión puede tener varios significados en nuestra sociedad. Puede aludir a un estilo de peinado en el cual un mechón del cabello se engomaba sobre la frente en forma de semicírculo. En algún momento, representó la mejor expresión de la coquetería femenina. Puede referirse también a la fase de enamoramiento y a la perdida de la voluntad propia en aras de la embriaguez de los sentidos.
Pero, como sucede con todo en este momento, adquiere un nuevo matiz en medio de la tensión social que se vive en torno al TLC. Así empezamos a percatarnos que nuestro hígado, nuestros ojos y quién sabe qué otros órganos dejan de ser parte funcional de nuestro organismo para convertirse en mercancías. Todavía no se ha dado el caso de que asaltantes a mano armada nos agredan en media calle para robarnos el corazón. Esperemos que no se llegue nunca a esos extremos.
Los actuales \"robacorazones\" son los encargados de la campaña publicitaria del SÍ al TLC. Tanto Julia Ardón como Mauricio Ordóñez han respondido indignados a lo que a todas luces constituye un plagio. ¿Cuánto hubiese sido la demanda a la que tanto Ardón como Ordóñez podrían aspirar de haber pasado ya el TLC? Julia responde aclarando el proceso que implicó la construcción de un símbolo que expresara nuestra lucha, y algunas de las carencias de los susodichos \"robacorazones\". Mauricio relaciona este robo con los realizados al erario público.
Evidentemente, de parte de los implicados en el \"simbolicidio\" viene el desdén, el menosprecio. Minimizan lo hecho. Hay que recordar que los agresores siempre minimizan sus acciones y le atribuyen a la víctima la exageración. Sólo así pueden seguir operando porque los responsables del acto son otros, no ellos. Una vez más la lógica de la agresión entra en acción y ellos dicen haber respondido a la pregunta.
Dos elementos son, para mí, los fundamentales de este proceso. ¿Por qué los publicistas del SÍ no tienen capacidad para construir sus propios símbolos? ¿Es un simple plagio de la imagen o puede expresar una intencionalidad oculta de aniquilar el símbolo del NO? La primera pregunta se articula con la segunda y constituyen una unidad.
La incapacidad de construir sus propios símbolos sintetiza y expresa todo el proceso desde el inicio de las negociaciones del TLC hasta nuestros días. No hay pensamiento propio. Los negociadores aceptaron un tratado MADE IN USA y a la medida de los intereses de una administración, fraudulenta, genocida y al servicio de las grandes transnacionales. Aquí los siervos menguados reciben órdenes y recompensas como la del diputado que espera noventa millones a cambio de su voto. ¿Cómo van a crear si sólo escuchan la voz del amo? En los debates, se hace evidente su incapacidad de análisis, por eso los evaden. Los loros nunca han pensado por sí mismos, repiten.
¿Se podría realmente plantear un intento de \"simbolicidio\"? Franz Hinkelammert, teólogo de la liberación, planteó en cierto momento la guerra de las palabras como parte de la estrategia neoliberal. Palabras como derechos sociales pasaron a significar privilegios y los verdaderos privilegios económicos como los CATS pasaron a llamarse derechos o incentivos a la producción. Ahora los neoliberales entran a la guerra de los símbolos.
El corazón, como bien lo planteó Julia Ardón, se convirtió rápidamente en la expresión sintética del movimiento de NO al TLC porque comunica amor, vitalidad, unión, solidaridad y porque representa una cuestión de vida o muerte. Un corazón latiendo está vivo. Y esta lucha es por la dignidad de un pueblo, o sea, por la vida misma del pueblo costarricense.
Ellos necesitan robarse el corazón o bien destruirlo porque no poseen raíces que los alimente. El movimiento del NO se construye desde las raíces de nuestra historia. Ellos no pueden respetar el límite entre lo ético y lo no ético porque ni siquiera se respetan a sí mismos.
El corazón dejó de ser un símbolo de amor para convertirse en una mercancía. Este acto sintetiza y expresa quiénes son y de qué son capaces. Lo que para nosotros y nosotras constituyen valores y principios, para ellos se convierten en barreras y trabas a la libre competencia. El \"simbolicidio\" expresa el irrespeto, el menosprecio y la obsesión por apropiarse indebidamente de todo lo que apetezcan. Por eso, hasta la vida humana puede estar por debajo de sus intereses mercantilistas. Por eso, intentan robarse el corazón. Lo que no pueden robarse es los miles, miles y miles de corazones que le dicen, minuto a minuto, segundo a segundo, NO AL TLC.
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