Costa Rica: Tocamos fondo
El silencio impuesto, la censura al debate, a la polémica y a la variedad de opiniones fueron siempre los acompañantes de las dictaduras que de norte a sur ensangrentaron los pueblos de Latinoamérica. Mientras tanto, en Costa Rica, con aciertos y desaciertos, con tolerancia, a veces también con intransigencia, se construía una sociedad con capacidad de diálogo y con el DERECHO A POLEMIZAR.
El Premio Nóbel de la Paz que nos gobierna, con las acciones que está tomando y los grandes yerros en su gestión, está deshonrando el máximo galardón que alcanzó en su vida. Podrá conservar el Nóbel de la Paz como un papel en la pared, pero la acción no violenta, la defensa de los derechos humanos, la tolerancia, el pacifismo, la defensa de la libertad de expresión y otros valores son lo que le dan vida al reconocimiento. Esquipulas fue hace 20 años, pero hoy mancilla sus glorias pasadas silenciando a las universidades públicas usando el dócil Tribunal Supremo de Elecciones.
Lo que está sucediendo demuestra la falta de tino de Oscar Arias para conducir a Costa Rica por el camino del diálogo y del bien común y la ausencia de juicio e inteligencia para escuchar a la inmensa cantidad de costarricenses que con serios argumentos nos oponemos al Tratado.
Los ciudadanos y ciudadanas comunes y corrientes que desconocen detalles del TLC, se estarán preguntando ¿qué tendrá tan malo como para que Oscar Arias y sus cortesanos prohíban divulgarlo y conocer sus limitaciones? Eludieron el debate en campaña y hoy censuran nada menos que a las universidades.¿qué más están dispuestos a hacer?
Con tanto que se sabe sobre los horrores que contiene el tratado ¿creen que cercenando los espacios para divulgar y debatir van a tapar el sol, con el dedo? Al intentar ocultar sus limitaciones, es cuando más las exhibe.
En fin, hoy más que nunca nos queda clara la ignorancia sobre la mejor creación del ser humano: el lenguaje es una construcción colectiva, que se gesta en el diálogo, en la comunión, en el encuentro con los otros; en ese intercambio maravilloso de tu palabra con la mía, de la palabra de ustedes con la de nosotros y nosotras.
El naipe está roto y no lo rompió el pueblo sino la Dictadura que nos gobierna.
Instituciones en manos de serviles irresponsables que se arrodillan ante el arrogante Dictador, que además se da el lujo de irrespetar a pobres trabajadores ofreciendo motos BMW y carros Mercedes Benz, como María Antonieta una vez le dijo al pueblo hambriento: \"Si no tienen pan que coman pasteles\".
En la Asamblea Legislativa no hay debate, las mayorías mecánicas, obedecen sumisamente las órdenes del Dictador. Cuando se destapa la razón para tanta obediencia encontramos regalos de 90 millones de colones que al pueblo le cuestan sangre, sudor y lágrimas. Eso es comprar conciencias. No sabemos todavía cuántos millones se reparten debajo de la mesa.
En el Tribunal Supremo de Elecciones tres magistrados se empeñan en que la transparencia del proceso de referéndum no exista pues rechazan toda petición en ese sentido. Además amordazan a la Universidad de Costa Rica y sus medios de comunicación para que sean \"neutrales\", mientras el Presidente de la República, su hermano y demás funcionarios alegremente pueden hacer campaña sin que el TSE haga absolutamente nada al respecto, pese a que los salarios que reciben se pagan con fondos públicos.
Es decir, todos los costarricenses pagamos para que hagan lo que conviene a sus intereses privados.
En la Sala Constitucional , hay dos magistrados honestos y dispuestos a defender la Constitución de la República. Ellos representan al funcionario público que sabe su función: defender y abogar por el bienestar social.
La institucionalidad tan valorada por los y las costarricenses yace herida de muerte, la independencia de poderes fue sustituida por la fuerza, los brazos torcidos y los sobornos descarados.
La Tiranía fue anunciada en campaña. Es quizás la única promesa que el actual Presidente de la República, Óscar Arias Sánchez ha sabido cumplir a cabalidad.
A Óscar Arias se le olvida que el pueblo costarricense ya acabó con un primera tiranía... la de unos hermanos oligarcas.
Aún así, las reservas morales del país son inagotables. Hombres y mujeres valientes estamos dispuestos a rescatar a Costa Rica del caos en que se encuentra. Luchamos y lucharemos por una Costa Rica soberana, democrática y solidaria.