Costa Rica: Cuando se pierde la vergüenza…
Lastimosamente la historia está llena de desvergonzados, también de desalmados, de cobardes, traidores, títeres mediocres de los más poderosos y déspotas arrogantes que creen que el mundo está a su servicio. Eso creo, es lo que está empezando a pasar en nuestro país con este mal llamado Tratado de ¿Libre? Comercio, o más bien como dijimos algunos una vez, \"d e libre chorizo\", y con el \"estilo\" de gobierno de los Arias.
La resolución de la Sala IV respecto a la constitucionalidad o no del TLC, no resulta para nada una sorpresa, sobre todo, si se toman en cuenta los antecedentes de esta instancia y los intereses creados con este TLC, denunciados ya de muchas maneras y por diversas organizaciones. Sin embargo, lo que sí de pronto asombra un poco, es la manera en que esta resolución se da, rechazando ad portas unos, otros diciendo que no tiene ningún roce constitucional, y dos, finalmente quienes sí encontraron varios aspectos que son de naturaleza inconstitucional. A los magistrados Armijo y Cruz, la historia nacional los absolverá cuando sea el momento de rendir cuentas y pasar facturas, porque como dice un político nacional por ahí \"las facturas políticas son las únicas que no tienen fecha de vencimiento\".
El pronunciamiento de la Sala IV solo nos confirma, a quienes estamos convencidos del NO, el terreno donde estamos: \"se perdió la semilla pero se conoció el terreno\" versa un refrán popular, por nuestra parte, ahora sí está más que claro la clase de gente con la que lidiamos, y nos damos una idea de la magnitud de lo que está detrás de este tipo de decisiones, tan peligrosas y delicadas.
A los del sí, probablemente los calmó un poquito, no hubo tampoco triunfalismo, nadie se atrevió a hacer un gran alboroto, porque saben bien, después de las elecciones presidenciales, que más vale la cautela y que el pueblo tico es un pueblo \"mañoso\", por decirlo de alguna manera. Por su naturaleza identitaria, el costarricense no suele disentir en público, a todo y a todos les dice que sí y les sonríe, pero en lo privado, la cosa puede ser muy distinta. Y si a eso le sumamos las amenazas, explícitas o insinuadas de algunas empresas u organizaciones acerca de la posición favorable con respecto al TLC, la cosa se pone más dura de descifrar.
Conforme avanza el tiempo y se acerca la fecha del referéndum se van conociendo mejor las personas y las intenciones, se va perdiendo la elegancia y la vergüenza, porque decir en una empresa de obreros que de aprobarse el TLC, esos trabajadores irían a sus trabajos en motos o carros BMW, eso sí es no tener vergüenza, y faltarle el respeto a todo el sector obrero de este país. Rechazar ad portas una consulta como la realizada por la Defensoría y el señor Corrales, también muestra una desvergüenza. Decir que Costa Rica se está quedando atrás con respecto a los demás países centroamericanos, no tiene ni pies ni cabeza, porque además de que revela una gran falta de inteligencia y conocimiento mínimo de la historia y realidad regional, contradice todo lo que durante muchos años y con gran vehemencia nos insistieron nuestros gobernantes e ideólogos: que CR era la Suiza centroamericana y que estábamos muy por encima de los nicaragüenses, salvadoreños, guatemaltecos y hondur
Los argumentos del sí, suelen ser desvergonzados, increíbles, falsos, ofensivos, incluso fantasiosos y deshonestos. El pueblo costarricense lo sabe, no necesariamente porque racionalmente lo tenga tan claro, pero sí porque en lo visceral, en esa dimensión metafísica de la intuición, presiente que algo no está bien. Con todo, nadie puede cantar victoria, hasta el 7 de octubre sabremos quién pudo más, si la desvergüenza y el engaño o el amor por la patria y los deseos de construir un mejor país para todos y todas.