Costa Rica: Discurso de apertura de Campaña No al TLC
Queridas y queridos ciudadanos y ciudadanas:
Dios hace las cosas. Pedimos el Gimnasio Nacional y nos fue denegado. Pedimos el Colegio Luis Dobles Segreda y también nos fue denegado. Pedimos la Conferencia Episcopal y aquí estamos.
Estamos en esta Conferencia Episcopal porque Dios hizo todas las cosas. Hizo todos los seres vivos, hizo todos los aspectos inertes de esta naturaleza, como las ideas y la política…y la política es de Dios y nadie se tiene que callar: ¡ni los curas! Ni los maestros, ni las maestras, ni los funcionarios ni funcionarias públicas ni siquiera los obreros y obreras de las fábricas donde están siendo atemorizados con este maldito TLC.
Ha llegado la hora de Juanito Mora y esta es la hora de Juanito Mora para decir de pie: NO al TLC, SÍ a Costa Rica.
Aquí estamos todas y todos los que aspiramos y soñamos con una Costa Rica incluyente, con una Costa Rica solidaria, respetuosa del medio ambiente, respetuosa de los derechos humanos, pero también con dignidad, con amor por la patria, que eso es lo que les falta a los mercaderes de este país, que lo quieren vender pero no permitiremos que este país se venda.
Cuando lo dije en el Instituto Tecnológico de Costa Rica mis asesores se asustaron (…) pero lo dije y lo repito: sobre mi cadáver pasará este TLC.
Sólo de rodillas ante Dios, no ante ningún mercenario, ni ante ningún tratado, ni ante ningún presidente que no se lo merezca.
Esta campaña comenzó hace mucho tiempo, en casas, en los parques, en los lugares de trabajo, en los comités patrióticos, que han proliferado como una cimiente fértil en los jardines de este adorado país.
Cuando las personas que mal negociaron este tratado, cuando firmaron este tratado pensaron que habían firmado la reforma constitucional que no habían logrado pasarla en ninguno de los movimientos instigados por el Fondo Monetario y el Banco Mundial décadas atrás. Pensaron que con esta firma se iba a lograr esa reforma constitucional solapada, encubierta, malintencionada, pero lo que no se dieron cuenta fue que firmaron su sentencia de muerte porque vamos a acabar con el neoliberalismo.
No solamente vamos a acabar con este Tratado de Libre Comercio. También vamos a acabar con esta agenda de implementación nefasta que revela la codicia de aquellos que quieren apropiarse de nuestra agua, de nuestra salud, de nuestra educación, de nuestra agricultura, de nuestras telecomunicaciones, de nuestros seguros, de todo el Estado Social de Derecho que este país ha creado y que ha costado todo ese dolor que significó después de una guerra civil el ponerse de acuerdo sobre la Costa Rica que soñábamos.
Este tratado, esta agenda, van a ser derrotados y no vamos a permitir que ni un solo proyecto, ni uno, sea aprobado en la Asamblea Legislativa, porque, si se aprueba: \"vamos a la calle\".
Aquí están los compañeros diputados y diputadas que valientemente nos han defendido y que valientemente nos seguirán defendiendo y no van a claudicar, no van a claudicar en esta lucha y ahí tenemos la garantía de que ninguno de esos proyectos será jamás votado, jamás.
En el pasado impedimos que pasaran otros proyectos, ¿cómo no ahora con 19 diputados y diputadas? ¡Jamás!
Bien lo decía una de las personas que hizo uso de la palabra, gracias a Dios se dio este TLC porque nos ha permitido ponerlos a ver la urgente necesidad que tiene este país de volver a discutir sobre el futuro de nuestra nación, sobre la sociedad que queremos vivir y sobre la sociedad que aspiramos.
Se ha puesto de manifiesto la urgente necesidad de crear un nuevo pacto social entre todas las fuerzas: socialistas, socialdemócratas, socialcristianas que han construido este país.
Gracias a Dios tenemos este TLC para que nos unificáramos, para que pudiéramos sentarnos en la mesa todos los sectores y los diversos partidos políticos y las diversas agrupaciones y las diversas organizaciones de la sociedad civil y que nos diéramos cuenta de que todas y todos tenemos un denominador común: el amor por Costa Rica, la defensa a ultranza del patrimonio cultural, natural, social y que todas y todos estamos dispuestos a aportar nuestro granito de arena.
Todos y todas estamos dispuestas a aportar nuestros conocimientos y experiencias a favor del desarrollo humano sostenible, que estamos dispuestos a deponer nuestros intereses personales y anteponer nuestros intereses nacionales, los intereses patrios para seguir siendo una gran nación que le dice al mundo: queremos seguir siendo socios comerciales de la principal potencia del mundo pero que queremos también vernos con justicia y con dignidad, con un comercio justo para todos los países.
Amigos y amigas, tenemos una oportunidad de oro, una oportunidad única y las oportunidades son como los amaneceres, si uno se retrasa, se los pierde. Y nosotros no podemos perder esta oportunidad de construir una nueva Costa Rica, una Costa Rica solidaria en la que quepan todas y todos, nuestra naturaleza y todos los seres vivos.
Tenemos la oportunidad por primera vez real, efectiva, de que el poder popular se haga del poder constitucional de esta nación.
Y lo vamos a hacer porque sabemos que otra Costa Rica es posible, que no es solamente el discurso neoliberal ni el decálogo mercantilista que antepone las mercancías sobre el capital humano, que antepone lo mercantil a la vida, que antepone los negocios al amor, a la patria.
Les garantizo que una de las razones de nuestra existencia es la que nos tiene congregados en esta mañana, en este auditorio que es decir: NO al TLC, SI a Costa Rica y que Viva Costa Rica siempre.
Para finalizar, amigos y amigas, llevémonos este contagio a todas las comunidades, a todos nuestros vecindarios, a nuestras familias, a nuestros vecinos, a nuestras provincias a nuestros lugares de trabajo, llevemos este mensaje: que Dios les ilumine, que el bien y la misericordia les acompañen todos los días de su vida y que Costa Rica viva por siempre. ¡Muchas gracias!
Conferencia Episcopal. San José, Costa Rica. 23 de junio del 2007