Mujeres con sabiduría para producir cambios
La soberanía alimentaria como una propuesta de resistencia política frente al actual modelo económico de producción, no es solo el derecho de los pueblos a producir sus alimentos, sino también la posibilidad de garantizar una sociedad que sea justa para las mujeres.
Así lo han debatido integrantes de la Marcha Mundial de las Mujeres, Vía Campesina y la Federación Nacional de Mujeres Campesinas “Bartolina Sisa”, en el encuentro que han sostenido en el marco de la Cumbre Social por la Integración de los Pueblos en Cochabamba.
Conceicao Dantas, de la Marcha Mundial de las Mujeres (MMM), expresó que una alternativa es compartir la reproducción y socializar las labores del mundo privado. En el marco de su exposición, Conceicao Dantas ha reconocido el importante aporte de las mujeres campesinas e indígenas que han propuesto desde sus movimientos el concepto de soberanía alimentaria, el que, a su juicio, comprende también la soberanía de las mujeres de decidir sobre su propio destino.
Por su parte, Francisca Rodríguez de Mujeres de Vía Campesina, hizo una breve reseña histórica de cómo surge la propuesta de soberanía alimentaría, a partir de la conmemoración de los 500 años de invasión, como una forma de resistencia a las transformaciones culturales, sociales, económicas y políticas que se estaba propiciando con la implantación del modelo neoliberal.
Los y las indígenas junto a los campesinos de América Latina plantearon la soberanía alimentaria para evitar el exterminio de los pueblos y las comunidades. Una vez impulsada la campaña de la soberanía alimentaria, principalmente por mujeres, ha comenzado un camino por la recuperación no sólo del derecho a una alimentación sana, sino también de la conquista de espacios de participación para las mujeres.
En este camino, para impulsar nuevas formas de lucha, se han instalado ferias de la niodiversidad, intercambio de semillas, encuentros de saberes, cuyo objetivo es tomar conciencia de la necesidad de recuperar las tradiciones del mundo indígena y campesino. Sin embargo, también resaltan, que no quieren recuperar tradiciones que atenten contra la participación y el desarrollo de las mujeres.
A juicio de las asistentes, la principal estrategia es elevar la conciencia de los pueblos y poner en el centro de las organizaciones, tanto de hombres como de mujeres, para partir de las propias necesidades e instalar una sociedad justa, que elimine las discriminaciones de género y le de valor a la vida y la naturaleza.