Para una verdadera integración es necesario un sistema financiero alternativo
Durante la década de los 90 se dijo que no había alternativas al neoliberalismo. Las luchas y resistencias de los movimientos sociales de América Latina y el mundo, demostraron que si existían. La región hoy vive cambios, de los cuales distintos movimiento y organizaciones han tomado cuenta y están haciendo sus aportes para que esos cambios efectivamente sean en beneficio de los pueblos. Muchos de ellos plantean que se debe avanzar en alternativas de financiamiento a la lógica neoliberal. Ese es uno de los ejes de debate que se está dando en la Cumbre Social por la Integración de los Pueblos.
Varias propuestas sobre cómo autofinanciarse frente a las imposiciones y condicionalidades de las Instituciones Financieras Internacionales (IFIs), la continua toma de créditos para desarrollo e inversiones sociales y su impacto en la acumulación de nueva deuda externa, la compra de bonos y su posterior venta a precios de mercado y la postura de algunos gobiernos frente al Fondo Monetario Internacional (FMI), en algunos casos con un discurso confrontativo, pero con beneplácito a la hora de pagar deudas ilegítimas, son temas de discusión y porqué no, de acuerdos entre los distintos movimientos sociales que participan.
La Cumbre Social se realiza en paralelo a la Cumbre Sudamericana de Naciones (CSN) en la que estarán varios presidentes, como Chávez y Morales, que se han encaminado a romper con el neoliberalismo. Lo cierto es que si verdaderamente la CSN pretende plantearse una integración soberana, desde y para los pueblos, no puede ni debe reproducir hacia adentro parámetros neoliberales. Debe encaminarse hacia un modelo de financiamiento autónomo y auto sustentable por fuera de las lógicas del mercado.
En ese sentido, la carga que significa la deuda externa sobre el proceso de integración de los pueblos, debe ser tenida en cuenta con particular atención. Grandes porcentajes de los presupuestos nacionales de distintos países se han ido, se van y se seguirán yendo en pagos de servicios y capitales, constituyendo una verdadera sangría de nuestros recursos financieros. Por eso es imprescindible salirse del círculo vicioso de endeudamiento público, para pasar a un financiamiento alternativo al servicio de las necesidades de los pueblos.
Desde diferentes movimientos sociales se vienen proponiendo alternativas a la problemática de la deuda. Una propuesta central es la realización de auditorías integrales de las deudas, lo que permitiría comprobar con certeza las deudas acumuladas, su origen, si ya se han pagado y efectivamente quien le debe a quien. Las auditorías son herramientas políticas que nos encaminan hacia el no-pago de las deudas ilegítimas, permitiendo redireccionar esos recursos para saldar y reparar las verdaderas deudas históricas, sociales, ecológicas, financieras y culturales que si se tienen con los pueblos de la región. Deudas que se han acumulado a lo largo de 514 años de colonización, de depredación del medio ambiente, de violación sistemática de los derechos humanos, económicos, sociales y culturales de miles de personas. Que los pueblos de la región se asuman como acreedores y rompan con el discurso hegemónico que son deudores, permite avanzar y acumular fuerzas para enfrentar a las IFIs, como el FMI, el Banco Mundial y el BID, a los supuestos acreedores del Norte y a las multinacionales que siguen reclamando una deuda de por sí probadamente ilegítima e ilegal.
Este es un paso más en la construcción de alternativas a la dominación de la deuda. El debate y consenso entre diferentes movimientos y organizaciones sociales, es lo que permitirá que las propuestas entregadas a los presidentes se pongan verdaderamente en práctica y se empiece así a caminar hacia una verdadera integración de los PUEBLOS y no de los mercados.