Transnacionales dominan riquezas energéticas de A. del Sur
La única integración energética que encontramos hoy en el continente sudamericano es la integración de las empresas trasnacionales. En lugar de pueblos integrados a través de sus abundantes fuentes energéticas, el escenario es de una exploración de energía como mercadería, y no como una especie de derecho humano ampliado disponible para su población.
Esta afirmación que Pablo Bertinati, representante de Cono Sur Sustentable, hizo en la mesa “Energía, integración y alternativas energéticas”, efectuada en el marco de la Cumbre de los Pueblos, no es demagogia izquierdista. Paraguay, por ejemplo, el mayor productor de energía del continente, “no es capaz de abastecer de luz para quien la necesita dentro de su propio país”, como relata un campesino crítico a la falta de transparencia de los contratos de Usina de Itaipú.
Lo mismo sucede con Argentina, que vio sus reservas de petróleo y gas –en los últimos años de Menem- disminuidas para proveer a su país solamente hasta el año 2014, como señala Elena Hanono, del Partido Comunista Revolucionario Argentino. Para tener una idea de la dimensión del saqueo, agrega Hanono, “las transnacionales petroleras se llevan fuera del país 12 mil dólares por minuto, el equivalente a una casa popular”.
“La política de depredación conducida por las transnacionales como la Repsol de España, y Petrobrás de Brasil, también producen millones de desocupados y ciudades fantasmas, abandonadas, por los trabajadores petroleros de las empresas estatales que antes laboraban en ellas y perdieron sus empleos”, continúa Honono, para quien la mejor forma de demostrar solidaridad a Bolivia en este momento, es que cada país sudamericano luche por la nacionalización de sus hidrocarburos.
Petrobrás: una transnacional como cualquier otra
Para el representante de la Federación Única de Petroleros/CUT, presente en la discusión, Aldemir de Carvalho Caetano, “Petrobrás es una transnacional y debe ser tratada como tal; es una empresa imperialista que no perdona nada, que tiene como lógica solamente la ganancia y defiende los intereses del capital de los países en que actúa”.
Caetano pone como ejemplo que el 60 por ciento del gas brasileño viene de Bolivia, y que Brasil paga por ello solamente un tercio del precio internacional. “No es justo para el pueblo boliviano”. Para poder revertir esta situación, Caetano habla de una futura presión binacional para transformar a Petrobrás en una empresa de responsabilidad fiscal.
Una boliviana pide la palabra –deja en claro que no pertenece al Movimiento al Socialismo, MAS- y cuenta una historia de su infancia. “Me acuerdo que en mi país se decía que un día los recursos naturales volverán a ser del pueblo.… recuerdo el discurso oficial de que si osábamos hacer eso algún día, las transnacionales no iban a renovar los contratos y la pobreza aumentaría … que si exigíamos que más del 51 por ciento del control esté en nuestras manos, sería un acto irresponsable … Para mí, la nacionalización de los hidrocarburos era algo como un sueño que nunca se cumpliría. Ahora, pregunto, ¿si Bolivia, que siempre fue discriminada y marginada, lo consiguió, por qué otros países no pueden hacer lo mismo?”